Teresa Ribera, número 2 por Madrid: "Sánchez es el mejor líder del PSOE aunque no gobernemos"
"Pactar con Vox es peligroso porque se mofa y cuestiona de manera brutal las bases de la convivencia" / "Irene Montero ha abierto debates que han polarizado sobre cuestiones en las que ya había consenso social" / "Lo del delegado del Gobierno de Madrid sobre Bildu es una frase desafortunada".
17 junio, 2023 03:54Teresa Ribera (Madrid, 1969) llegó a la política en 2008 de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero desde instituciones internacionales relacionadas con el medio ambiente y la crisis climática. Pedro Sánchez la nombró en 2018 vicepresidenta para la Transición Ecológica.
Y en esta legislatura ha asumido notable protagonismo a propósito de las crisis energéticas y las consiguientes negociaciones en Bruselas para lograr abaratar el precio de la luz. También al confrontar con la Junta de Andalucía a propósito de Doñana.
Ha pasado de un perfil muy técnico desde el mundo del ecologismo a una presencia más política y un perfil que le ha llevado a ser número dos de la lista de Madrid. En ausencia de Nadia Calviño es el puesto más importante de las candidaturas del PSOE, teniendo en cuenta que los presidentes suelen reservar ese lugar a sus manos derechas.
Sostiene que el PSOE debe aspirar a gobernar en solitario; admite errores en la coalición que tienen que ver con el interés de una parte de Unidas Podemos por airear conflictos internos del Gobierno, o de Irene Montero al abrir debates que polarizaban y rompían consensos, y algunos de la parte socialista como no estar pegados al territorio.
Por supuesto defiende a Pedro Sánchez, tanto que cuando se le pregunta si en caso de que no puedan gobernar debe seguir siendo el secretario general del PSOE, no duda en contestar que es el mejor para seguir siéndolo.
Es muy crítica con Vox y con los pactos del PP con la extrema derecha y afirma que en Europa están sorprendidos. Defiende también que si la "derogación del sanchismo" que defiende Alberto Núñez Feijóo se extiende a revisar reformas comprometidas con Bruselas, pueden estar en peligro los fondos europeos.
Es usted la número dos de la lista del PSOE de Madrid, justo detrás del presidente del Gobierno, es decir, en el lugar más relevante de sus candidaturas, pese a que usted inicialmente tenía un perfil más técnico. ¿Qué supone para usted y su futuro político?
Quiero decir, en primer lugar, que es un gran honor. Para mí supone confirmar algo que siento con satisfacción y orgullo, porque creo que dejamos un legado espectacular sobre el que queremos seguir construyendo, porque no está terminado.
Y desde el punto de vista político es imposible de imaginar la gestión responsable en ningún país si no se tiene en cuenta qué representa el cambio climático, qué representa la transformación del sistema energético con sus implicaciones de empleo, industria, economía y también de geopolítica y sociales. Así que creo que ese es el mensaje más potente y el que más agradezco al presidente, el hecho de decir alto y claro que es muy difícil hacer política seria si esto no forma parte preferente de la agenda del Gobierno.
"Exponer públicamente las desavenencias del Gobierno genera más ruido que soluciones"
Habla de “legado espectacular”, pero el 28 de mayo fueron castigados en las elecciones autonómicas y municipales, y las encuestas para las generales son muy desfavorables para ustedes. ¿A qué se debe esa diferencia entre su percepción y la percepción de los ciudadanos?
Hemos vivido un tiempo enormemente turbulento. Pocas legislaturas como la actual han sido tan agitadas por factores que no dependen del Gobierno, factores exógenos. Y sin embargo contábamos con un equipo que estaba preparado para hacerles frente.
Desde el punto de vista social, desde la percepción emocional de cada uno como ciudadanos, todos tenemos la impresión de querer un poco de paz, un poco de tranquilidad, un poco de recreo. Lógicamente se asocia la imagen del Gobierno a una actividad muy intensa. ¿Es posible pedir un recreo y dejar esa actividad a un lado? Yo creo que no, sería un error.
Ahora es momento de asentar lo que ha ocurrido. Pero si no hubiéramos tenido esa capacidad tan importante de reacción, la situación hubiera sido tremenda. Así que el mensaje de los votantes es “necesito un poco de tranquilidad”, y el mensaje de la realidad es que es muy difícil parar la rueda cuando está en marcha. Es muy difícil ejercer de Mafalda y decir “que pare el mundo, que me bajo”. Lo que necesitamos es tener quien esté en condiciones de poder responder a ese movimiento tan intenso en el que estamos inmersos.
¿Por qué cree que la imagen del presidente del Gobierno sufre tanto desgaste?
Lo que me gustaría plantear es un debate sobre cuáles son los modos de ejercer las responsabilidades públicas de Gobierno y de oposición en un país como el nuestro que tiene cierta querencia por la división en dos Españas. Creo que es profundamente peligroso jugar desde el primer día con esta imagen de un presidente que usurpa funciones que no le tocan, que es un presidente ilegítimo, que es un presidente que si sale a la calle le insultan. Esto genera un estado de ánimo en los ciudadanos, genera esa división alimentada de las dos Españas que no ayuda nada a seguir progresando y a seguir mejorando y, por supuesto tampoco a la convivencia.
Me parece profundamente injusto lo que ha ocurrido con el que yo creo es uno de los mejores presidentes de la Democracia. Y, desde luego, el que más capacidad ha tenido de reaccionar con un compromiso social y con un compromiso modernizador, importantísimos en un momento tan delicado como el que representa esta legislatura que termina.
Pero habrá habido errores también por parte del Gobierno, ¿no?
Yo creo que quizá hemos estado mucho más concentrados en gestionar situaciones difíciles que en explicar por qué lo que estábamos haciendo era lo que era más importante, y eso ha hecho que los ciudadanos piensen que es normal. Que es normal que suba el Salario Mínimo, que es normal que suban las pensiones, que es normal haber parado en la Unión Europea un sistema que acababa trasladando unos precios de la energía que beneficiaban a las grandes compañías energéticas…
Y no es normal, tiene mucho trabajo detrás. Por tanto, se desprecia o se minusvalora el esfuerzo que ha hecho el Gobierno, y viene acompañado de una deslegitimación permanente. Y en paralelo se abre otro debate sobre cómo de conveniente o no ha sido este Gobierno de coalición, que recordemos es el primer Gobierno de coalición de España, y es importante para un presidente que lidera una coalición el facilitar un espacio para una parte importante de los votantes que se sienten representados en el partido minoritario de la coalición. Y los que han quedado fuera, sin embargo, han estado cuestionando esta coalición desde el primer momento.
¿Les ha perjudicado el funcionamiento de la coalición?
Creo que retroactivamente podríamos encontrar muchas cosas que se hubieran podido hacer de otra manera, pero me parece que lo importante ha sido ese esfuerzo democrático de gobernar juntos, ese reconocimiento de una buena parte de los votantes que votaron por un partido minoritario y que, sin embargo, suma y encuentra puntos en común con el partido mayoritario de la coalición. Venimos de culturas diferentes, no había práctica de coalición y creo que a pesar de todo ha merecido la pena.
Visto desde dentro ¿el funcionamiento del Gobierno de coalición era cómodo?
Pues había de todo. Había veces que era más cómodo y otros menos cómodo. Creo que nuestra manera de gestionar las cosas en muchos casos está vinculada a debates internos, a poder acordar o poder manifestar los desacuerdos con tranquilidad dentro de la misma habitación sin necesidad de exponerlo públicamente, y sin embargo había algunos actores dentro del partido minoritario que sienten la necesidad de exponer públicamente las desavenencias o de argumentar en favor de esas desavenencias en público, y eso genera más ruido que soluciones.
¿Cuál es la aportación de Unidas Podemos en el Gobierno?
Ha habido cosas que han sido positivas. Ha habido elementos que nos han permitido tomar el pulso a una sensibilidad que estaba representando una parte muy importante del Gobierno de izquierdas. Otras veces no hemos terminado de encontrar el punto en común. Pero es más fácil encontrar las cosas que uno podía haber hecho mejor cuando ya han ocurrido.
El gran mérito es que se ha ensayado lo que representa un Gobierno de coalición, cómo se convive y cómo se va declinando con acentos diferentes las propuestas que parten de objetivos compartidos como la mejora social, de los servicios públicos, la defensa de la igualdad o la construcción de una economía moderna con un incremento de la capacidad y la renta de los trabajadores.
Pero si les dan los números tendrán que reeditar esa coalición.
Yo creo que el Partido Socialista Obrero Español debe aspirar y aspira a gobernar en solitario. Me parece que esto es legítimo y lo que corresponde a un partido con 144 años de historia y con mucha capacidad de gestión y de Gobierno en formatos diferentes. Veremos qué números hay el 23 de julio y cómo se configuran las opciones de Gobierno.
Lo importante en la fase en la que estamos es entender cómo cada cual identifica los problemas y desafíos que tiene España, y las propuestas para poder resolverlos y aprovechar las oportunidades. Me parece que lo que falta en este momento es saber de qué estamos hablando, cuál es el diagnóstico que hace cada una de las fuerzas políticas. Sería importante poder conversar al respecto cuanto antes, en lugar de quedarnos con elementos instrumentales, con banderas, con colores…
Ha sido muy significativo lo que ha ocurrido estos días, porque de nuevo vemos que lo que se hace es firmar un cheque en blanco -como ha ocurrido en Valencia- con propuestas que probablemente están muy alejadas del diagnóstico de los problemas de los ciudadanos. Y sin embargo no hemos tenido ocasión de sustanciar ningún debate de fondo en torno a la economía, la energía, Europa, la situación social, al mercado laboral…
Hemos jugado con eslóganes a mi juicio profundamente antidemocráticos que de nuevo ahondan en las dos Españas, por ejemplo cuando se dice “nuestro programa no es otro que derogar el sanchismo”.
"Es capital seguir avanzando en ese espacio de convivencia que se ha abierto en Cataluña"
Si el PSOE no gobierna después del 23 de julio ¿Pedro Sánchez debe seguir siendo el líder socialista?
Yo creo que Pedro Sánchez es uno de los mejores activos políticos de España en estos momentos. Lo ha sido durante todos estos años. Y lo sigue siendo. Y creo que Pedro Sánchez es enormemente respetado, no solamente fuera, también dentro, por una muy buena parte de la sociedad y evidentemente también por el Partido Socialista y los integrantes del Partido Socialista.
Así que no tengo la menor duda. Pedro Sánchez sigue siendo el mejor candidato a ser presidente del Gobierno, pero desde luego sigue siendo también el mejor candidato a seguir siendo el secretario general del partido.
¿Qué opina de la gestión de Irene Montero como ministra de Igualdad?
Ha hecho cosas que son positivas y ha habido debates que quizás han alimentado esa percepción de cuestiones identitarias que polarizan el debate social, en algunos temas sobre los que el consenso social estaba muy arraigado y, sin embargo, ha ido abriéndose a una división mayor. Eso, lógicamente, no siempre ha sido acertado.
¿Es una contradicción que el presidente del Gobierno no la destituyera y sí la haya apartado Yolanda Díaz, es decir, 'los suyos'?
Pedro Sánchez ha dado probadas muestras de ser un hombre enormemente respetuoso y democrático en el modo en que ejerce sus responsabilidades o da un paso atrás. Lo ha hecho a lo largo de los años que ha estado presente en la vida pública, tanto en el partido, en las Cortes cuando se propuso esa abstención a la investidura de Mariano Rajoy, y ahora también.
Él fue sincero y respetuoso cuando se llega a un Gobierno de coalición con Unidas Podemos y ahora entiende que eso significa que el partido debe decidir cuáles son los representantes más adecuados en cada momento y, por tanto, no debe inmiscuirse en la vida interna del partido coaligado. Eso es positivo y habla bien de él, el que respete que sea el partido el que resuelva sus cuestiones y sus preferencias internas en cada momento y ahora en las elecciones con esta alternativa que abre Yolanda Díaz con Sumar.
El delegado del Gobierno en Madrid dice que Bildu ha hacho más por los españoles que todos los partidos de la derecha, ¿lo comparte?
Yo creo que es una frase desafortunada. No estaba en la sala, por tanto, no puedo ver cuál es el contexto en que se ha producido. Lo que sí pienso es que conociendo al delegado del Gobierno, que es un hombre profundamente democrático y comprometido, lo que importa son las actitudes y creo que no conviene pronunciar frases como esta.
Me quedo más bien con las frases del presidente Zapatero del otro día. Porque creo que lo que corresponde es poner en valor lo que se ha hecho, y quizá hubiera sido la manera más acertada de responder.
¿Si pueden gobernar después del 23 de julio, solos o en compañía de otros, qué cree que deben cambiar?
Estamos en un momento en el que lo más importante es asentar los cambios profundos que henos acometido. Por lo tanto, hay que dedicar mucho más tiempo a trasladar, a debatir, a permitir que gracias a la participación de todos ese asentamiento sea tranquilo y percibido como positivo.
Además, ha sido una época en la que ha sido muy difícil estar presentes en el territorio, como consecuencia de todas las limitaciones que hemos tenido al hilo de la lucha contra la pandemia, y es muy importante estar en el territorio, estar presentes en todos los puntos de España donde las percepciones sobre los debates o las dificultades pueden diferir.
Y es capital seguir avanzando en ese espacio de convivencia que se ha abierto en Cataluña, y en ese espacio que hay que alimentar de convivencia entre la España rural y la España urbana. Así que seguir tejiendo una sociedad más tranquila y sosegada, sumar y destacar lo que nos une y no tanto un ensimismamiento de cada uno de nosotros frente a los demás.
¿Por qué hay que tener miedo de que el PP pacte con Vox?
Porque Vox, sin ningún tipo de pudor, cuestiona grandes problemas como si no fueran reales. Niega dificultades para la igualdad de género, niega la violencia machista, niega el cambio climático, niega la necesidad de establecer relaciones de cooperación y construir un futuro mejor con Europa en el ámbito multilateral, se mofa de objetivos tan relevantes como los que aparecen en la agenda 2030 de erradicación de la pobreza, acceso a la educación y a la salud… y eso es una manera muy brutal de cuestionar las premisas más importantes de la convivencia, una manera muy brutal de decir “estoy dispuesto a hacer lo que me dé la gana al margen de cualquier orden establecido o cualquier norma de convivencia española o europea o internacional”.
Respaldar eso es enormemente peligroso. En el resto de Europa ha primado lo que los franceses llaman el “principio republicano”, es decir, no se pacta con la extrema derecha porque acaba erosionando las bases de la convivencia. Hemos visto como ha faltado tiempo para salir corriendo a abrazar a la extrema derecha; lo vimos primero con un poquito más de vergüenza en Castilla y León y lo acabamos de ver en muchos ayuntamientos y en Valencia.
Pero ahora sí hay acuerdos con la extrema derecha en Europa: Finlandia, Italia… eso va cambiando.
Creo que es una corriente que llega a Europa con cierto retraso, después de ver a Trump y Bolsonaro y las consecuencias de aquello en términos de división y pérdida de derechos sociales, y pérdida de tiempo respecto a las transformaciones a las que hay que hacer frente.
Es verdad que por razones equis está surgiendo también en Europa y alimentado con la desazón que representan crisis como las sanitarias y la pandemia o los efectos de la guerra. Hay que frenarlo, porque no puede salir nada bueno de esto. Europa ya ha vivido esa voluntad de meterse en su burbuja cada cual sin mirar cuál es la manera de responder juntos a los desafíos que tenemos.
Este 2022 ha sido muy positivo de cara a esa respuesta común frente a los desafíos, y ese es el camino a seguir.
"En Europa no reconocen al PP y no conocen a su líder, no saben lo que quiere ni cómo trabaja"
¿Le preguntan en Europa por Vox y sus pactos con el PP?
En Europa no dan crédito a lo que está pasando. En Europa no dan crédito a que España, siendo el país que mejor ha respondido a los desafíos que hemos vivido en estos años, que mejores cifras macroeconómicas y de mejora social presenta, se esté viviendo un fenómeno como éste. Y lo que encuentran son dos cosas: un Partido Popular a quien no reconocen, y a cuyo líder directamente no conocen, no saben lo que quiere ni cómo trabaja, y una extrema derecha con la que aparentemente no hay ningún complejo.
Claro que les preocupa enormemente. Está, por un lado, la dificultad para entender por qué se está produciendo este fenómeno aquí. Y está la dificultad para asumir qué significa y qué representa esto en la construcción europea, si de verdad en lugar de poner un cordón sanitario frente a la extrema derecha, lo que hace la derecha tradicional con aparente vocación de centro es salir corriendo a abrazar a la extrema derecha para que no se mantenga la socialdemocracia en ningún espacio de responsabilidad.
¿Por qué dice el presidente del Gobierno que un triunfo de la derecha puede poner en riesgo los fondos europeos?
Esos fondos forman parte de un programa de recuperación que estaba pensado para invertir en mañana y en pasado mañana; por tanto, estaba vinculado el acceso a recursos con las reformas que necesitan cada una de esas sociedades para absorber ese dinero para la transformación del país.
Si el PP lo que propone es derogar todas esas reformas se incumple la premisa fundamental de acceso a los fondos. Por lo tanto, mientras no sepamos de qué está hablando Feijóo cuando habla de “derogar el sanchismo”, lo que hay que imaginar es que esa pretensión de derogar las reformas llevará aparejadas dificultades enormes para acceder a los fondos, incluso obligaciones de devolver los fondos.
No es un supuesto teórico, lo hemos visto en Italia con cambios de Gobierno, en Andalucía con esta reacción inmediata por parte de la Comisión Europea frente a un proyecto de Moreno Bonilla que pone en riesgo la supervivencia de Doñana.
Respecto a Doñana, el Gobierno puede vetar la proposición de ley nada más aprobarse al llevarlo al Tribunal Constitucional y poner fin al tema.
Eso es la suspensión de un proyecto de ley que creo que tenemos que evitar que se llegue a materializar. Si se aprobara, efectivamente, el Gobierno lo recurriría ante el Constitucional y pediría como medida cautelar la suspensión de esa ley ya aprobada. Pero tampoco sabemos la consecuencia o interpretación que haría la Comisión, porque ha sido muy seria.
Esta misma semana han contestado a una pregunta parlamentaria de un eurodiputado indicando que no hay margen de interpretación porque España ya ha sido condenada por el Tribunal de Justicia por el mal estado de Doñana. Eso nos llevó a trabajar con la Comisión en un plan para la recuperación de Doñana, y esto es un ataque frontal a ese plan.
Por tanto, si se llegara a aprobar, la Comisión podría estar ejecutando sus medidas en paralelo a lo que nosotros presentemos ante el Constitucional, y supondría una amenaza muy seria indicada por la Unesco sobre la permanencia de Doñana en la lista de sitios declarados Patrimonio de la Humanidad. Es un viaje circular sin escape posible. Sólo va a ser posible, para evitar la multa, mantener Doñana en buen estado de conservación, en ausencia de esta ley y haciendo un gran esfuerzo. Así que deberíamos evitarnos esta situación tan ridícula y que tanto daño hace a la imagen de España y a la percepción de seriedad y solvencia de los españoles y a cuánto quieren y cuánto cuidan su patrimonio.
¿Y lo que está en el fondo no es la viabilidad de terminados cultivos en zonas de España? ¿No habría que afrontar el debate sobre si son sostenibles?
Una de las cosas que sabemos y que aparece recogido en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático es que uno de los puntos más sensibles con respecto a los impactos del cambio climático es la menor disponibilidad de agua. Eso queda reflejado en nuestros planes hidrológicos, buscando la máxima eficiencia, las aportaciones de recursos no convencionales, con más desalación, con más reutilización.
El consumo humano debe estar por encima de todo. Y a partir de ahí es lo que se discute. En el resto de usos del agua para sectores económicos hay que ver de qué manera podemos ajustar mejor la disponibilidad y priorizar. Por ahora, lo que hemos hecho es apurar la eficiencia, no seguir incrementando las superficies en regadíos, buscar la manera de generar un debate con las mejores soluciones.
También sería necesario ese debate sobre el consumo en zonas turísticas próximas como Matalascañas.
Matalascañas plantea dos cuestiones. La primera es que es una población vinculada al turismo. Y la pregunta es de qué forma el consumo de agua vinculado a otros usos por actividades económicas se prioriza, y eso forma parte de lo planes hidrológicos. La segunda, y más importante, es de qué manera se reduce el consumo que aún tiene Matalascañas, procedente de agua del acuífero que forma parte de las inversiones que estamos acometiendo para reducir la presión del acuífero, y poder aportar agua de superficie procedente de la cuenta del Tinto y el Piedras.
"En estos momentos, España es el octavo país del mundo en atractivo inversor internacional en energía"
¿Cómo analiza que en esa zona al PP le haya ido muchísimo mejor el 28-M?
Yo diría que le ha ido mejor, no muchísimo mejor. Y creo que tiene que ver con que la propuesta es cortoplacista, en la que aparentemente se dice lo que se quiere oír: “No se preocupe que yo le traigo agua”.
La pregunta es por qué no se plantea de dónde vamos a coger el agua y cómo, antes de creerme esa promesa sin fundamento. Y me parece que eso pone de manifiesto lo importante que es el que haya debate sobre el fondo.
Creo que si el debate y la decisión son puramente intuitivas sobre aquello que queremos, sin una reflexión sobre qué es lo que nos están planteando, nos podemos encontrar más pronto que tarde con una situación mucho más perniciosa, mucho más complicada de resolver.
En el entorno de Doñana, en muchos municipios, en efecto, hay una parte de la población que ha visto cómo otra parte de la población tiene ingresos vinculados al cultivo de la fresa, y le parece que puede ser algo deseable para ellos. Por tanto, si alguien promete que me va a traer agua, prefiero esto a lo contrario. El problema no es que me prometa lo que yo quiera, sino que lo que me prometan suene creíble.
Quizás la cuestión es cómo el ecologismo puede tener mensajes atractivos y que no sean sólo de prohibición.
Creo que es imposible una transformación hacia una economía ambiental si no viene acompañada de una perspectiva social, ver dónde puede haber personas y colectivos que se sientan amenazados y trabajar para darles una oportunidad.
Hay que trabajar la educación ambiental, es decir, la formación para tomar decisiones correctas, para entender qué riesgos enfrentamos y por qué las propuestas que se plantean son más o menos sensatas. Si tengo un problema, delante y lo entiendo estaré en mejores condiciones de resolverlo y aprovechar las oportunidades que me puedan ofrecer esa solución. Si me quedo simplemente en la pancarta, sin explicar cuáles son las alternativas y el modo en el que la solución del problema no me genera daños colaterales, pues tendré un mensaje de rechazo, porque a nadie le gusta que le digan qué es lo que tiene que hacer.
A la gente le gusta tener oportunidades no que le digan lo que tiene que hacer. Así que yo creo que efectivamente los debates ambientales requieren formación, requieren entender por qué son debates importantes y cuando hablo de formación, evidentemente, no hablo de formación reglada, hablo de información y de conocimiento suficiente para tomar decisiones.
¿Qué medidas ofrece en esta campaña?
Tenemos que culminar toda esta transformación del sistema energético en favor de las renovables, pero cambiando el modelo en el que se desarrollan las energías renovables. Pensemos que durante todos estos años era algo que funcionaba a pequeña escala. Por tanto, eran los promotores los que pensaban “dónde puedo desarrollar esta solución y cómo tramito mis permisos”. Y creo que a esto hay que darle un poco la vuelta.
Las administraciones debemos liderar el proceso de identificación de zonas donde las energías renovables tienen más sentido. Y las comunidades locales próximas a donde se instalen esas energías renovables deben poder contar con un plus de acceso a beneficios. Porque la economía en su conjunto se beneficia de energía con menos afección ambiental, con costes predecibles, estables y asequibles.
¿Qué le parece la posición medioambiental del PP?
Bueno, lo más llamativo del PP es su clamoroso silencio. Nadie sabe qué piensan en el PP sobre esto. Hemos oído frases de pancarta como “queremos volver a la energía nuclear”. Se les ha olvidado lo que pasó con Garoña, cuáles son los costes, quién los cubre…
Dicen “las renovables sí, pero no”, ¿de qué estamos hablando? Lo más peligroso también en términos económicos, en términos de credibilidad hacia afuera, en términos de inversión es ¿cuál es la propuesta del Partido Popular en energía? En estos momentos España es el octavo país del mundo en atractivo inversor internacional en energía. Esto no era así hace cinco años, España era un apestado en la inversión internacional en materia de energía. Nos ha costado mucho dar la vuelta a esta situación.
A mí me viene la gente preguntando qué es lo que puede ocurrir si gana el Partido Popular. “¿Yo puedo seguir confiando en España?”. Y yo digo que confío en que no gane el Partido Popular. Pero no tengo ni idea, porque no hay interlocutor, no lo ha habido en todos estos años, ni propuestas firmes, solventes o congruentes con cómo se ve la transformación del sistema energético.
Les hemos visto votar en contra de muchas de las medidas que hemos tomado en materia de energía, incluidas aquellas que estaban pensadas para facilitar el coste de la energía a los consumidores. Se les ha llenado la boca a la hora de hablar del “timo ibérico”, con lo difícil que fue gestionar esa garantía para los consumidores españoles, incluida la industria española. Y me parece que ha sido un populismo muy barato, mezclando cosas que eran más bien churras con merinas. Con poca idea de dónde queremos ir.