Tres millones de papeletas: los partidos prevén que el voto del exterior se quintuplique este año

Este 2023 plagado de elecciones va a ser el primer año en mucho tiempo sin una traba burocrática que ha sido criticada por casi todos los que la han sufrido: el voto rogado. Las elecciones autonómicas del próximo mes de mayo y las generales de diciembre serán las primeras desde que se acabó con el tedioso trámite para que los españoles residentes en el extranjero puedan votar.

Así las cosas, los partidos y los expertos prevén que la participación aumentará hasta niveles inéditos, llegando incluso a quintuplicar datos de elecciones anteriores.

Este año, según el censo del INE, hay un millón de españoles fuera de España llamados a las urnas en las autonómicas, que se celebran en 12 comunidades, Ceuta y Melilla, a los que hay que sumar 2,3 millones que podrán votar en las generales. En las municipales no participan al no estar empadronados. En total, son 3,3 millones de papeletas.

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El primer motivo por el que se prevé el aumento de participación es la facilidad que habrá ahora votar. Desde que se aprobó el voto rogado en 2011, los españoles fuera del país tenían que solicitar su derecho a voto (rogarlo). Luego tenían que enviarles las papeletas y superar un laberinto burocrático en unos plazos de tiempo muy pequeños.

Los requisitos y la complejidad del sistema llevaron a unos niveles de participación muy pequeños: 5,6% en las elecciones de abril de 2019, 6,3% en 2016, 4,7 en 2015 y 5% en 2011. En noviembre de 2019 fueron algo más elevados, pero sólo debido a que era una repetición electoral y parte del trámite ya se había llevado a cabo.

Pero desde que cambió la ley en octubre del año pasado ya no será igual. Los trámites se han simplificado –ahora basta, por ejemplo, con imprimir la papeleta y mandarla por correo certificado– y los plazos se han ampliado notablemente. Según publicaba la Moncloa este mismo martes, se podrá votar hasta el 25 de mayo para las elecciones del 28.

Los partidos y expertos miran ahora los niveles de participación previos a la entrada en vigor del voto rogado y creen que la nueva situación podría seguir un comportamiento parecido. Ello implicaría un aumento considerable, ya que en las elecciones anteriores, desde 1986 hasta 2008, la participación media de los españoles que viven fuera de España fue del 29,9%.

Sin embargo, algunas voces defienden que puede llegar a superar ese 30%. A fin de cuentas, todo está mucho más digitalizado, por lo que los mensajes políticos llegan con más facilidad, y el trámite para votar se asume con más naturalidad; la población está también más politizada y, tras la crisis de 2008, hubo un rejuvenecimiento del colectivo español en el extranjero.

"Vivimos en un mundo global, en el que los mensajes políticos circulan a través de los teléfonos móviles y otros dispositivos de forma sencilla, se viva en España o en Argentina", resume un dirigente de uno de los principales partidos.

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La incógnita del voto

Uno de los aspectos más llamativos de esta nueva situación es que, en realidad, nadie tiene muy claro cómo se va a comportar este voto. Nadie sabe cuáles son las preferencias políticas de esas 3,3 millones personas repartidas por el mundo. "Sí, es complicado", reconoce la misma fuente.

El gran problema para intentar conocer el comportamiento del voto en el extranjero es el precio. Es complicado hacer encuestas en una población dispersa, y saldría muy caro para los partidos políticos ese tipo de sondeo.

No deja de ser paradójico este agujero de información en un mundo en el que todo parece medido al milímetro. Sin embargo, los partidos no cejan en su empeño de intentar apelar a este voto y en los últimos meses se ha notado un esfuerzo en esa dirección.

Durante su intervención en el ya famoso mitin de la telepredicadora el pasado 25 de marzo, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acusó al Gobierno de Pedro Sánchez de "instrumentalizar a los descendientes de aquellos que perdieron su libertad en España por culpa de la Guerra Civil" y de enviar a "delegados sanchistas" a Latinoamérica para "comprar voluntades". Recordó, además, que Alberto Núñez Feijóo, presente en el acto, ha viajado en numerosas ocasiones a América Latina.

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Con sus críticas, Ayuso hacía referencia a los nietos de los exiliados durante la Guerra Civil, que están siendo nacionalizados gracias a la Ley de Memoria Democrática. También podrán votar, aunque todavía se desconocen cuántos son. Pero no es una batalla sólo del PP. A través de Disenso, el think tank de Vox, los de Santiago Abascal también han aumentado su actividad con la vista puesta en Latinoamérica. 

La semana pasada, el Foro Madrid promovido por el laboratorio de ideas de Vox celebró en Lima su II Encuentro Regional "para defender la democracia peruana", y dos semanas antes organizó una protesta a raíz de la visita a Madrid del vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, para exigir "la liberación de los presos políticos bolivianos".

En el PSOE no se les escapa que la presencia de Pedro Sánchez en la Cumbre Iberoamericana, celebrada la semana pasada en República Dominicana, sirve para este propósito. También lo hacen las visitas que el presidente del Gobierno está realizando a varios países de Europa antes de que España asuma la presidencia del Consejo de la Unión Europea, o su reciente viaje a China.