A Ramón Tamames se lo habían contado, pero no se ha desengañado hasta que lo ha vivido en carne propia. Los discursos en el Congreso de los Diputados son mítines, casi todos ellos escritos previamente por un gabinete. Ayer quedó sorprendido por la extensión y la vehemencia de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, pero las palabras de Patxi López (y su volumen) han dejado a cuadros al viejo profesor.
En ese instante, don Ramón ha hecho uso de la palabra para pedir a la presidenta del Parlamento, Meritxell Batet, que repartiese "cápsulas de cafinitrina" a los diputados que se "excitan mucho hablando". "¡Pueden sufrir un infarto!", ha apostillado.
La cafinitrina es una pastilla que actúa como dilatadora de los vasos sanguíneos. Debe ponerse debajo de la lengua cuando se experimentan los síntomas del infarto. En esa situación ha visto Tamames, sucesivamente, a Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y, sobre todo, a Patxi López.
La segunda jornada ha comenzado como la primera: con Tamames camino del escaño sostenido por un ujier. Sánchez ha llegado sobre la bocina, cuando Cuca Gamarra, que iniciaba el debate, ya estaba en la tribuna.
El suceso de marras, la perla de Tamames esta mañana, ha llegado cuando le ha tocado el turno a Patxi López, que hablaba en calidad de portavoz del grupo socialista. Con plena consciencia, el exlehendakari ha ido de más bajo a más alto, hasta acabar voz en grito.
Su momento de éxtasis ha tenido que ver con Franco, al que ha dedicado buena parte de su discurso. También con la corrupción, cuando ha hecho un somero repaso de los casos que han afectado al Partido Popular.
Sus compañeros de organización han respondido disciplinadamente: se han puesto de pie y han aplaudido a rabiar. Tamames, ojiplático, no daba crédito. Cuando se ha acercado al micrófono, ha ido recorriendo las intervenciones de los partidos pequeños por orden de aparición.
Las ha definido como "interesantes" ante la sopresa de la dirección de Vox. Ha alabado el interés, desde el desacuerdo, de la CUP o Teruel Existe. Y ha tenido palabras para Errejón, a cuyo padre conoció: "Creía que había entrado usted en una fase de mayor racionalidad".
Don Ramón ha llamado "Patxi" a López y ha querido saludarlo personalmente: "Hace tiempo que vivimos en el mismo planeta". "Don Patxi, se excita usted demasiado", ha seguido. "Le recomiendo mayor calma. No me ponga usted en el brete de tener que acompañarle a por una cápsula de cafinitrina para evitar el infarto", le ha dicho.
El propio López, de buen grado, pero también consciente de que quizá se le había ido de las manos, ha contestado así al viejo profesor: "Bajaré el volumen en esta intervención. A veces me dejo llevar por la pasión".
A las palabras sobre Franco de Patxi López, Tamames ha respondido haciendo uso –aunque sin mencionarlo explícitamente– del eslogan que acuñó en la Transición: "El PSOE, cien años de honradez... y cuarenta de vacaciones". Por la tímida actividad de oposición de los socialistas al franquismo. Fue el PCE quien encabezó esa tarea.
Tamames le ha dicho a López: "¿Qué hacían ustedes en la época de Franco? Vegetar y vivir lo mejor posible. Ser hoy antifraquista no tiene mérito. A moro muerto, gran lanzada".