Hugh Elliott, embajador de Reino Unido: "El acuerdo de Gibraltar se cerrará pronto y será histórico"
"Queremos en Gibraltar la máxima fluidez de personas y de bienes" / "Si algo he aprendido es que no se debe comparar lo que pasa en Cataluña y en Escocia" / "El sistema de monarquía parlamentaria es algo que España y Reino Unido deben celebrar".
28 enero, 2023 03:04Han pasado más de dos años desde que Reino Unido se fue de la Unión Europea y, desde entonces, quedaron dos expedientes abiertos: el protocolo de Irlanda del Norte y el acuerdo sobre Gibraltar.
En ambos territorios ganó el remain (permanencia) en el referéndum del Brexit de 2016, porque sus habitantes -más allá de sus posibles sentimientos europeístas- estaban mejor informados de la seria amenaza para sus vidas y economías en caso de que el divorcio de la UE ganara el referéndum.
Hugh Elliott (1965) es embajador en España desde verano de 2019. Amante de nuestro país desde hace décadas, aquí trabajó de joven como profesor de inglés... y conoció a su esposa.
De su cuenta de Twitter, aparte de los mensajes oficiales, se podría decir que promociona España, nuestra gastronomía, nuestros pueblos y nuestro sol, más que las bondades de su propio país.
Es un tipo divertido, que no deja de hacer bromas durante la charla con EL ESPAÑOL, a pesar de las dificultades de llevarla a cabo de manera telemática
Hace meses que este periódico pidió entrevistarlo. Según iban avanzando las negociaciones de la futura "zona de prosperidad compartida" entre Gibraltar -la rica colonia británica- y el Campo de Gibraltar -una de las regiones más deprimidas de España-, se hacía más interesante.
Pero cuando ya parecía que podríamos charlar con él, José Manuel Albares, ministro de Exteriores, anunció en Bruselas que por España el acuerdo se podría firmar "mañana mismo"... Y se volvió a llenar la agenda de Elliott.
Ahora, el acuerdo está cerca. Con Elliott, repasamos todos los puntos de contacto entre Madrid y Londres: las consecuencias del Brexit, el "inadecuado" paralelismo entre los independentismos catalán y escocés, la muerte de Isabel II y la llegada de su hijo, Carlos III... incluso le preguntamos "para qué sirve un rey, hoy en día".
Embajador británico en España, amante de nuestras costumbres, maneja usted un castellano florido... pero todo eso justo tras la culminación del divorcio con la UE. ¿Cómo se explica eso usted mismo?
Es una pregunta interesante. Uno tiene que trabajar con la realidad. Es cierto que con la votación de junio de 2016 esa realidad cambió para los diplomáticos británicos. Sobre todo, para quienes tenemos responsabilidades en la Unión Europea e interés en las relaciones entre Reino Unido y los países de la Unión Europea, como es mi caso. Pero nuestro trabajo como servidores públicos es atender al gobierno de Su Majestad en todas las circunstancias.
Entre el Brexit y la pandemia, nuestra labor en España ha consistido sobre todo en solucionar problemas a los ciudadanos. Ciudadanos que pueden ser británicos residentes aquí, o españoles en el Reino Unido. Han pasado por lo mismo, todos han visto sus vidas bastante afectadas
El verano pasado, estando en Portsmouth, un cuarentón compatriota suyo me habló del "desastre" que está siendo el Brexit y me anticipó que "las próximas generaciones, las de mis hijos y nietos, volverán a llamar a la puerta de Europa". ¿Tendría sentido ese camino de vuelta?
Dejé mi bola de cristal, lo siento. Por supuesto, se puede especular sobre futuros muy diferentes. Mi trabajo, nuestro trabajo, el de quienes trabajamos en la política internacional y la diplomacia, es afrontar las realidades que tenemos hoy. Y hoy lo que queremos es construir una relación fantástica con los países europeos. Una relación constructiva, colaborativa, basada en los valores que compartimos.
Hemos salido de la Unión Europea, sí. ¿De Europa? No. Y creo que respecto a la guerra que ha lanzado Rusia contra Ucrania no hay... no hay lo que se dice ni un papel de cigarrillo entre las posiciones del Reino Unido y nuestros demás socios en la OTAN y en Europa.
"¿Tirar la verja de Gibraltar? Queremos la máxima libertad de movimientos, falta detallar quién y cómo se hacen los controles"
Desde el referéndum, en 2016, se han sucedido ya cinco primeros ministros en Downing Street. ¿Una de las democracias más estables de la historia está en convulsión?
Nosotros también hemos pasado la pandemia. Y sólo ahora estamos empezando a poder deshilar las repercusiones sobre la economía de la Covid y del Brexit. Yo creo que ahora las personas entienden muy bien que la gran mayoría de los temas -no todos pero sí la gran mayoría- ya se han solucionado.
Acabo de consultar los intercambios comerciales entre Reino Unido y España, y han subido una barbaridad desde el Brexit. Entre el 20% y el 30%... Sin embargo, los ciudadanos, tanto los españoles como los británicos, parecen no notar o no ser conscientes de esos beneficios.
Los españoles en el Reino Unido están asentados, tienen sus derechos protegidos. Hemos descubierto que hay casi el doble de españoles de lo que pensábamos, de lo cual nos alegramos: más de 350.000. Nos alegramos que se queden, que hagan sus vidas allí.
El rebote positivo del comercio entre nuestros países responde a dos o tres realidades: nos miramos mucho los unos a los otros. El Reino Unido va a ser el mayor destino europeo de las inversiones extranjeras, y Reino Unido está siempre entre los tres primeros inversores extranjeros en España. Y ése sigue siendo el caso. Es una base muy firme para una relación comercial estupenda.
Pero el Brexit ha significado un incremento de papeleos y obstáculos para todos...
Hemos trabajado mucho desde la embajada y nuestros consulados para apoyar al sector empresarial, para adaptarnos a las nuevas normas y reglamentos que implica el Brexit. El Gobierno británico también ha intentado reducir al mínimo las dificultades, las reglas, los requerimientos... los procesos nuevos para los exportadores españoles y europeos.
Pero volviendo al punto de comienzo, las personas tenían una visión bastante clara sobre si estaban a favor o en contra [del Brexit], y hay opiniones sobre todo.
Entre tanto, su país y el nuestro siguen negociando el acuerdo por Gibraltar... Han pasado dos años y no hay texto conocido. Habrá un borrador pero ¿en qué va a consistir?
El objetivo del texto, de la negociación, es conseguir afianzar la máxima fluidez entre Gibraltar y el Campo de Gibraltar para crear e impulsar lo que llamamos "una zona de prosperidad compartida". ¡Que suena a eslogan! Pero que queremos que sea verdad. Ésa es la intención. Es la firme intención del Gobierno de Gibraltar, con quienes estamos trabajando de forma muy cercana en toda esta negociación. Y me consta también que es el objetivo del Gobierno de España, que así lo ha expresado en múltiples ocasiones.
Ha llevado tiempo, pero hemos hecho avances en estos dos años. Hay textos, por supuesto que hay textos, es cierto.
¿Reino Unido quiere tirar la verja? Es decir, ¿esa "máxima fluidez" será que funcionen las cuatro libertades de la UE: de capitales, de mercancías, de personas y de prestación de servicios?
Lo vemos desde la perspectiva que acabo de expresar. Queremos la máxima fluidez posible. Queremos esa "zona de prosperidad compartida". Tenemos la ambición de concluir un tratado con la Unión Europea que tenga ese resultado. Eso implica la máxima fluidez de personas y de bienes posible.
Hay diferentes niveles, diferentes posibilidades. Todos tenemos mucha confianza en esta negociación, y habrá que ver dónde aterrizamos para comprobar exactamente cuál es el resultado. Pero es una apuesta ambiciosa.
¿Qué nos separa? Porque el ministro Albares lleva meses diciendo que "por España, firmamos mañana".
Bueno, en una negociación cada parte puede decir 'si fuese por mi firma, aquí está', y todo concluido, ¿no? [risas]. Se entiende perfectamente. Hemos acercado muchísimo las posiciones británicas y gibraltareñas, por un lado, y las españolas y de la Unión Europea, por el otro.
Lo que falta son algunos flecos sobre cómo llevar a cabo exactamente los controles sobre personas y sobre bienes. No voy a entrar en detalles, porque eso es revelar la negociación y eso no lo vamos a hacer nunca. Pero son temas en los que uno no espera que haya sorpresas. Nos vamos acercando en las posiciones. Y las negociaciones han empezado este año con mucho ritmo.
Podemos decir que sólo queda precisar el detalle de cómo hacer lo que más o menos ya está acordado...
Lo que queda por hacer siempre, al final de una negociación. Quedan los temas más espinosos. Así son las negociaciones, porque si no fuesen los más complicados ya los habríamos solucionado antes.
Hagamos una pequeña trampa, pues: si ayer se hubiera firmado el acuerdo, ¿que nos diría el embajador británico a los españoles?
Yo lo primero que haría sería esperar a escuchar lo que dijera mi ministro, porque siempre hay que respetar a los jefes [risas].
[Pensativo] Pero a nivel personal, yo diría que... déjeme que me ponga en posición de verlo después del anuncio. Perdóneme. Yo diría que es una noticia fantástica. Sí, podría resumirlo así: es una noticia fantástica, un acuerdo histórico.
Bien, pasamos otro tema...
... y fantástico para todos.
Para todos.
Eso es. Un acuerdo histórico que será fantástico para todos. Ésa es la clave.
Se van ustedes de la UE, pero nos han dejado su idioma oficial. Menudo éxito diplomático, ¿no? Aquí, en Bruselas, uno puede vivir sin francés y sin neerlandés, pero no sin inglés.
Es una libre elección de la Unión Europea. Nos alegramos mucho también de que la industria lingüística, de la educación británica, siga teniendo mucho interés para nuestros amigos en la Unión Europea.
Y permítame una curiosidad: cuando usted se ve con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ¿hablan en inglés o en español?
El inglés del presidente de Gobierno es excepcional. Hablamos en español normalmente cuando nos vemos, porque es una forma de respeto. Estamos en España.
Entonces, es el respeto diplomático... Pero el hecho de que sea el primer presidente español que habla inglés, ¿qué le dice de nosotros?
A mí no me corresponde opinar sobre eso. Lo único que podría decir, como antiguo profesor de inglés en España, es que en algo habremos fallado, ¿no? [risas] Pero no, yo no lo veo así.
En España, el inglés ha progresado de una forma muy positiva. El bilingüismo se da en muchísimas escuelas. Muchas Comunidades Autónomas acogen a profesores ayudantes en inglés, que vienen del Reino Unido. ¡Y siguen viniendo más este año que incluso en los anteriores!
España es un país cada vez más internacional y con unos conocimientos de idiomas que ningún británico puede atreverse a criticar. No somos quiénes para criticar a nadie.
Desde hace años, ambos países viven un alza de los separatismos: España con Cataluña, Reino Unido con Escocia. Más allá de todas las diferencias históricas y de origen, ¿hay alguna similitud en ambos procesos?
Yo creo que las comparaciones no se deben hacer. Mi tocayo sir John H. Elliott, que desgraciadamente falleció hace poco -aclaro que no es pariente mío-, escribió un libro sobre esto... y mi conclusión, tras Catalanes y escoceses, es que no se debe hacer comparaciones.
"Con el Brexit, hemos descubierto que hay el doble de españoles en Reino Unido de lo que pensábamos"
La ministra principal, Nicola Sturgeon, insiste en pedir un nuevo referéndum. ¿Hay condiciones para ello?
En el año 2014, todas las partes se pusieron de acuerdo en que iba a ser un solo referéndum para una generación. Y la última vez que hice los cálculos no habían pasado ni nueve años [risas]. Yo creo que las generaciones, si acaso, se están alargando y no acortando. Desde luego, no se han acortado a nueve años.
Bromas aparte, la posición de mi Gobierno sigue siendo muy clara: no apoyamos un nuevo referéndum en Escocia.
El partido independentista escocés de Sturgeon se basa en la legitimidad de que en Escocia ganó el voto contra el Brexit. ¿Eso tiene peso político en su país, o no se tiene en cuenta?
Diferentes analistas pueden tener diferentes argumentos sobre la legitimidad, basándose en sus diferentes criterios y, normalmente, en sus posiciones políticas.
Sobre el tema de fondo, nuestra posición es que, por supuesto, nos encanta que Escocia forme parte del Reino Unido. Para mí, es un orgullo representar a Escocia aquí como embajador en España. En cuanto al referéndum, hace sólo nueve años. Así que no es momento de hacer otro. Ésa es nuestra posición.
"Antes se romperá Cataluña que España", dijo un día el expresidente Aznar. ¿Hay riesgo de que los nacionalismos escocés o norirlandés, o los populismos que incitaron el Brexit rompan Reino Unido?
¡Otra teoría para mi olvidada bola de cristal! No, yo creo que el Reino Unido es muy sólido, su unidad es muy sólida. Tenemos una política que busca desarrollar todos los territorios en esta situación económicamente compleja que afrontamos. Por supuesto, hay un debate continuo sobre el nivel de devolución de poderes [a los territorios] y del equilibrio de poderes. Eso es muy sano, es muy natural y, de hecho, es muy constructivo. Pero no, la unidad es muy sólida.
Nada más cerrarse el Brexit, su país firmó el AUKUS, un acuerdo de seguridad con EEUU y Australia, que se tomó como un desafío a la OTAN y a la tradicional colaboración en esa materia con el continente. Sin embargo, desde la invasión de Ucrania, no se ha vuelto a hablar de ello. ¿Fue un desafío o han cambiado las perspectivas tras el 24 de febrero?
No fue un desafío. Fue un acuerdo para ayudar a un socio muy importante a que desarrolle ciertas capacidades que determinamos, conjuntamente, que eran importantes. No fue ningún desafío.
Yo creo que lo que hemos visto desde entonces ha sido una gran cercanía entre todos los aliados de la OTAN y con otros socios que tienen los mismos valores, principios y objetivos a nivel geoestratégico. Lo que hemos visto es unidad.
En el último año, Reino Unido se ha sentado más de una vez en el Consejo Europeo cuando se han tratado asuntos de la guerra en Ucrania. Recuerdo que la primera vez que pasó, en EL ESPAÑOL titulamos 'Lo que rompió el Brexit lo une Putin'. ¿Qué significa el hecho de que Londres se siente en esa mesa para hablar de política exterior y seguridad común?
Lo obvio... lo importante, en cuanto a la guerra y la invasión tan brutal de Ucrania por parte de Rusia, es que seamos eficaces en ayudar y apoyar a Kiev para resistir la invasión y ganar esta guerra.
En la unidad de Occidente contra el desafío de Vladímir Putin, ¿quién lleva la voz cantante, por ejemplo, en el envío de tanques? Washington, Londres-Washington, la UE... ¿o todo pasa por la OTAN?
Nosotros operaremos de la forma más adecuada para conseguir ese objetivo. Ése es el gran esfuerzo de la OTAN. Y se vio, por supuesto, en el papel de España al recibir a todos los aliados y otros socios en Madrid, en junio del año el pasado. El papel de España está siendo importante.
La OTAN está en el centro, sí. Pero hay discusiones en muchos foros, porque es un esfuerzo económico, es humanitario, es militar y es geoestratégico también. Estamos operando en muchos frentes diferentes y, por lo tanto, hablamos en muchos foros. Yo creo que el hecho de que no estemos dentro de las instituciones europeas no es un hecho relevante en la forma de responder a esta invasión.
La muerte de la reina Isabel II ha abierto una nueva etapa histórica en su país. ¿Qué legado quedará de la era isabelina?
Es pronto para decirlo, porque lo que queda es todo actualidad. Es todo lo presente, lo vivido. Lo seguimos viviendo. Lo que siento es un respeto enorme por su profesionalidad como servidora pública, como servidora de su país. Yo creo que el legado es eso, su servicio público a través de tantísimas, tantísimas décadas.
Acabemos, pues, esta charla con el último paralelismo entre nuestros países: las convulsiones internas dentro de la Familia Real. ¿Para qué sirve un rey, hoy en día?
Vaya, es una pregunta casi filosófica... Tenemos, como bien dice, dos monarquías parlamentarias. Además, con unas relaciones entre las dos familias reales que son excelentes. Y hemos apreciado mucho la cercanía de la Familia Real española en los momentos difíciles del fallecimiento de la reina y, antes, del duque de Edimburgo. Porque Sus Majestades viajaron para ambos funerales.
En otros momentos también se vio esa unidad, como en la visita de Estado en el año 2017, un momento más feliz en el que hubo un enorme acogimiento por parte del pueblo británico. Es el sistema del que nos hemos dotado y yo creo que es de celebrar por parte de ambos países.