Silencio hacia fuera, tensión dentro. Ese es el paisaje de Unidas Podemos en lo que se refiere al potencial indulto de José Griñán. Los de Ione Belarra son conscientes de que Pedro Sánchez ya está abonando el terreno para conceder la medida de gracia a quien fue presidente de la Junta de Andalucía y también presidente del propio PSOE.
Esa tesitura ha dividido a los dirigentes del partido morado. Unos se inclinan por "no hacer sangre" y guardar silencio ante el indulto; y otros apuestan por poner el grito en el cielo ante lo que supondría "una rendición frente a la corrupción". Así lo detallan distintas fuentes consultadas por EL ESPAÑOL.
No obstante, de manera oficial, los portavoces de Podemos guardan silencio y emplazan a los medios a la Ejecutiva de este miércoles, tras la cual comparecerá Isabel Serra, portavoz.
En ese momento, será inevitable que la organización, por boca de Serra, dé una opinión sobre el probable indulto a Griñán. Para ello, habrá antes un debate en el que participarán los miembros de la mencionada Ejecutiva.
El indulto es potestad del presidente del Gobierno, así que Podemos ya ha asumido que el camino que elija no tendrá consecuencias en este asunto, pero son conscientes de que sí las tendrá en términos electorales. Porque afecta al andamiaje sobre el que nació el proyecto: la crítica de la corrupción.
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Podemos se halla entre la espada y la pared. Su bautizo estuvo estrechamente vinculado a la corrupción del bipartidismo. Las proclamas contra la "casta" y los "tramabuses" recorriendo las ciudades ilustran el sentir de aquellos años. Después, en cada programa electoral, en cada versión de los estatutos y en cada código ético, la persecución de delitos como los cometidos por Griñán ha jugado un papel de primer orden. "Malversación y prevaricación", según la Audiencia Provincial de Sevilla primero y el Tribunal Supremo después.
Sin embargo, ha llovido con fuerza desde entonces. Y Podemos es un partido que gobierna España... en coalición con el PSOE. El Ejecutivo, según las encuestas, afronta una situación de debilidad y, a lomos de esa vulnerabilidad, debe aprobar normas tan importantes como los Presupuestos, que necesitan del consenso entre Sánchez y Belarra.
Una lectura del programa electoral invita a pensar que Podemos está obligado a una crítica feroz al indulto de Griñán, pero la realidad ha empujado a la formación a un intenso debate que va a comenzar a saldarse este miércoles.
Dos grupos
No está claro el desenlace. A grandes rasgos, existen dos grupos, aunque el equilibrio de fuerzas acaba resultando mucho más complicado que una mera división binaria. Quienes se inclinan por callar esgrimen que abrir este debate empujaría al Gobierno a una situación muy delicada: crisis de la inflación, guerra de Ucrania... y ahora contradicciones en un tema tan sensible como el de la corrupción.
De hecho, los de Belarra son perfectamente conscientes de que el código ético del PSOE dice así en uno de sus apartados: "Los cargos públicos se comprometen a no proponer ni apoyar el indulto de cargos públicos condenados por delitos ligados a la corrupción". Munición no les faltaría.
"Necesitamos un mar muy tranquilo para aprobar los Presupuestos. Nuestra crítica al indulto tensaría mucho la relación y dificultaría esa misión", sostienen a ese lado de la balanza.
Enfrente, ponen el grito en el cielo: "¿Cómo vamos a guardar silencio ante la legitimación de ese modus operandi según el cual se indulta al poderoso que se corrompe? Griñán construyó una red clientelar que le permitió perpetuarse en el poder".
Podemos sí apoyó en bloque los indultos a los líderes independentistas, pero esta medida de gracia no resquebrajó la unidad de los morados porque entendieron la malversación como una suerte de condición necesaria del delito de sedición.
Consideraron, igual que el PSOE, de "utilidad pública" esos indultos, una especie de medida política encaminada a "rebajar la tensión en Cataluña". Fue, en cierto modo, una consecuencia lógica del mensaje transmitido por Podemos en torno al separatismo desde hacía años.
Pero el caso de Griñán nada tiene que ver. La hemeroteca se podría tornar un bumerán de proporciones considerables. Ningún otro partido como Podemos –luego lo haría también Ciudadanos– ha cargado tanto las tintas en debates referidos a la corrupción.