Como el Gobierno de España ni tiene la iniciativa, ni la ventaja en las encuestas, ni el apoyo de los datos socioeconómicos, la vicepresidenta Nadia Calviño sólo pudo cambiar el tiro -nunca mejor (o peor) dicho- y atacar a Iván Espinosa de los Monteros con una triquiñuela dialéctica: la economía estará en riesgo... pero las armas son un peligro, el peligro quedó demostrado anoche en Texas: y si Vox quiere armas, Vox es un peligro.
Así, como Calviño no tenía datos a mano con los que responder solventemente a las preguntas éconómicas de Espinosa de los Monteros -las últimas semanas, se ha llevado las reconvenciones del Banco de España, de la AIReF y de la Comisión Europea-, la vicepresidenta tiró de portadas y de hemeroteca: "¿Qué se puede esperar de una formación política que, en el día en el que estamos llorando, consternados, una terrible matanza de niños en Estados Unidos, propone repartir armas a los ciudadanos?".
Hubo un día, hace tres años, en el que Santiago Abascal abrió el debate sobre las licencias de armas en España. Lo hizo apoyando que un ciudadano con licencia para tenerlas para la caza, por ejemplo, pueda usarlas en su defensa en caso de que le entren en casa. No ha vuelto a hablar Vox de ello, pero en la madrugada del martes al miércoles un joven de Texas ha utilizado un fusil de asalto para masacrar a dos decenas de compañeros de escuela.
Y Calviño continuó: "¿Qué se puede esperar de una formación política que en Castilla y León, ayer, faltó el respeto a las personas discapacitadas?".
Se parecía referir la vicepresidenta primera a una intervención parlamentaria de su homólogo autonómico, Juan García-Gallardo, este martes en una respuesta a una procuradora con discapacidad de su región: "No voy a tratar con ninguna condescendencia sus faltas de respeto. Le voy a responder como si fuera una persona como las demás", espetó. Le habló así a la legisladora socialista Noelia Frutos, quien se desplaza en una silla de ruedas.
La pregunta era económica
Hay que recordar que Espinosa de los Monteros había preguntado por cuestiones económicas.
Le guste o no al Ejecutivo la presencia de Vox en el Congreso, hay dos cosas ciertas: la primera, que le han votado más de cuatro millones de españoles. La segunda, que la Comisión Europea no se cree la "sostenibilidad" de nuestras cuentas -el déficit, la deuda y el sistema de pensiones-; que el Banco de España reclama un plan de consolidación y un pacto de rentas; y que la AIReF ha alertado de futuros desequilibrios.
Por eso, el secretario general de Vox le había dicho a Calviño: "Ya es mala suerte que la semana pasada, cuando yo le preguntaba, a la misma hora, una de las pocas instituciones que aún no han contaminado, el Banco de España, publicaba un informe demoledor contra usted. Usted y su Gobierno sólo atacan a la oposición, a las instituciones. Mire, ni el Banco de España, ni la Comisión Europea creen en ustedes, ¿cómo van a creer los españoles?".
La única parte de la respuesta de la vicepresidenta que se refirió a la cuestión fue ésta: "Los españoles sí confían en este Gobierno, porque defiende el interés general, los hemos protegido de la peor crisis de las últimas décadas. Y los inversores internacionales también creen. Haga preguntas que reflejen la realidad".
Y ya está. El resto fue un tiroteo.
Espinosa de los Monteros se reía en su escaño. Y los diputados de Vox lo jaleaban cuando replicó: "Me recuerda usted al chiste del que va en direccion contraria por la autopista y las noticias dicen que hay un loco kamikaze: '¡Un loco no, todos!'. Usted es la única que piensa que la apoyan".
Calviño había dejado cargada en la recámara el final de su intervención. Cuando había dicho lo de que el líder de Vox no refleja la realidad, era para luego rematar con la siguiente disertación:
"Hace usted en economía lo mismo que en todo lo demás: energía negativa, crispación y miedo. Pero, ¿qué se puede esperar, en el día en que lloramos una matanza en EEUU, de un partido que propone repartir armas a los ciudadanos? ¿De un partido que falta al respeto a los discapacitados, que arenga el miedo a los diferentes?".
Ya fuera de sí, la vicepresidenta gastó la última bala: "Ustedes sólo generan miedo, crispación y confusión".
Bajó el micrófono harta, tensa, crispada, tal vez confusa... y sí, con miedo a que el Gobierno no consiga que las cifras económicas nadie las mire con el color del cristal de la Moncloa: "No espero nada de ustedes, pero al menos lea. Todos los organismos dicen que creceremos más que nadie en 2022 y 2023", lo cual es cierto.
"Y sí, la inflación es un problema, por eso proponemos medidas para atajarla. ¡Apoyen esas medidas de una vez!".