El president Pere Aragonès (ERC), fue investigado por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) entre los años 2019 y 2020 por sus conexiones con los CDR (Comités de Defensa de la República). Así lo ha podido confirmar este periódico consultando a fuentes conocedoras del contenido de los papeles secretos del CNI entregados a los diputados presentes en la comisión de gastos reservados del Congreso, el pasado jueves.
Hasta ahora, lo único confirmado por fuentes del Gobierno y de la Generalitat era el nombre del entonces número dos del Govern, que aún lideraba Quim Torra (Junts). Pero no los motivos de haber sido sometido a un pinchazo telefónico por los servicios secretos.
El teléfono móvil de Aragonès fue infectado con el virus espía Pegasus, tal como reconoció el pasado jueves la entonces todavía directora del CNI, Paz Esteban, en la comisión de secretos oficiales del Congreso.
El auto del juez dando autorización para estas pesquisas al "entonces máximo líder de ERC en libertad", según recuerdan fuentes de su entorno, incluía esta motivación.
Los argumentos que utilizó el CNI ante el magistrado del Tribunal Supremo, y que éste consideró fundados, fueron la posible "coordinación" que estaría manteniendo en ese momento Aragonès con el movimiento independentista de los CDR, convocante de movilizaciones y sabotajes durante los días en los que se publicó la sentencia del procés.
Este periódico ya pudo confirmar que el nombre de Aragonès era uno de los 18 políticos, líderes y activistas cuyos autos judiciales fueron repartidos entre los 10 diputados presentes en la primera sesión de esta comisión de toda la legislatura. Pero ninguna de las personas conocedoras de lo revelado por Paz Esteban en su comparecencia había querido dar cuenta del contenido de los papeles entregados a sus señorías.
Fuentes presentes en la sala aquel jueves 5 de mayo han explicado a EL ESPAÑOL que los documentos fueron puestos a disposición de los diputados, uno por cada grupo parlamentario, incluyendo por primera vez a Bildu y a la CUP. La revisión de los documentos pudo hacerse al inicio de la sesión, que duró casi cuatro horas, pero se les dio "muy poco tiempo".
Algunas fuentes se negaron a dar información o a confirmar datos ya conocidos, alegando que cometerían un delito en caso de dar un solo dato. Otras, simplemente alegaron que "todo fue tan rápido" que los diputados no pudieron tomar conciencia de tal o cual hecho.
En todo caso, la confirmación de que el CNI pidió al juez permiso en ese auto para intervenir las comunicaciones de Aragonès por sus vínculos con los CDR coincidiría con el discurso de Margarita Robles, hace ahora dos semanas, indican las fuentes. Es decir, cuando en la sesión de control en el Congreso, y a preguntas de Myriam Nogueras (Junts), advirtió de que "habría sorpresas" si se revelaba el contenido de esos autos.
El entorno independentista en el Congreso alega que "no hay sorpresa alguna en que Aragonès o cualquier político soberanista haya tenido contactos con los CDR". Un colaborador del president, de hecho, confirma que así habría sido "ya que el independentismo pacífico tiene muchos movimientos, y dentro de ellos hay mho tipo de gente, el soberanismo es un sentimiento transversal".
No pensaron así los agentes del CNI ni el mismo magistrado Pablo Lucas, del Supremo. La entonces directora del CNI esgrimió los documentos que había llevado al juez en la comisión parlamentaria.
Según estos papeles hasta ahora secretos, Aragonès fue infectado con Pegasus porque, más que contactar y pulsar opiniones, habría podido "coordinar" a los CDR desde su despacho de 'vicepresident' de la Generalitat. Por entonces, los CDR impulsaron las protestas tras las condenas a los responsables políticos del procés montando, entre otras protestas, barricadas en la AP-7, cortando el paso y la entrada desde Francia.
"Preservar la pacificación"
Horas después de admitir Paz Esteban las pesquisas en torno a Aragonès, Moncloa se limitó a declarar que "el Gobierno ni sabe, ni puede ni debe saber a quién se ha investigado, en ningún caso". Lo que ni Esteban ni ninguna otra instancia reveló fue el motivo que llevó a esa investigación. El hoy president pidió que se hiciera público al tiempo que exigió dimisiones.
El viernes por la mañana, todavía en plena tormenta por Pegasus, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se vio con Aragonès en Barcelona en el marco de las jornadas del Círculo de Economía. Conversaron durante 20 minutos y se emplazaron a reunirse para tratar de limar asperezas en pro también de la alianza que mantienen ERC y el Ejecutivo en el Congreso de los Diputados, gravemente tocada.
En 2019 y 2020, cuando el dispositivo de Aragonès fue infectado, se temía que el emergente político, que en 2021 se haría con la Presidencia de la Generalitat, pudiera desde su posición institucional estar favoreciendo en algún grado a uno de los brazos más radicales del separatismo en Cataluña.
En aquellos años, los CDR empujaban incluso a ERC a no tender la mano al PSOE. En plena negociación de la investidura de Sánchez, presionaron con pintadas reclamando la autodeterminación como "derecho" irrenunciable y llamando a los republicanos "botiflers".
Los CDR han sido responsables de las acciones violentas más graves en los últimos años en Cataluña y de constantes llamadas a la desobediencia, con la quema de fotografías de Felipe VI como una de sus manifestaciones más recurrentes.
Fuentes gubernamentales terminaron asegurando a este periódico que "el bien último" por el que se investigó a Aragonès fue "preservar la pacificación de Cataluña", el mismo motivo, alegan, por el que se mantiene una mesa de negociación con el Govern desde el inicio de la legislatura.