El Tribunal Superior de Londres ha rechazado la inmunidad legal del rey emérito Juan Carlos I en Inglaterra tras su abdicación y podrá ser juzgado por un tribunal británico por la demanda por acoso interpuesta en su contra por su examante Corinna zu Sayn Wittgenstein.
Corinna demandó al rey emérito ante la Justicia inglesa por "vigilancia ilegal" y le responsabiliza del "seguimiento abierto y encubierto" que presuntamente habría realizado el Centro Nacional de Inteligencia de Félix Sanz Roldán en Londres, lugar de su residencia principal, y en Montecarlo, donde se ubica la secundaria.
El Alto Tribunal de Justicia británico hizo pública la demanda el pasado 27 de julio, que fue presentada en diciembre de 2020 por la que fuera amante del emérito. En ella, reclama al emérito una indemnización por los costes de su tratamiento médico de salud mental, por la "instalación de medidas de seguridad personal y servicios diarios de protección" y por la contratación a "exdiplomáticos y exfuncionarios del Gobierno" con el fin de "poner fin al acoso" que dice haber recibido por parte de Juan Carlos I.
Por su parte, la defensa de Juan Carlos I argumentó el pasado mes de diciembre ante el Tribunal Superior de Londres que las cortes inglesas no tienen jurisdicción sobre la demanda. Sin embargo, ese mismo tribunal ha rechazado este argumento así como la inmunidad del emérito para ser juzgado allí.
Amenazas y difamación
Los hechos, según el escrito, se desarollarían "desde 2012 hasta la actualidad", e incluyen amenazas, difamación y vigilancia abierta. Larsen pide que se la resarza por daños y perjuicios y una orden de alejamiento para el padre del rey Felipe VI.
La examante del emérito también reprocha a Juan Carlos haberla acusado falsamente de quedarse con 65 millones de euros, que formarían parte del polémico donativo de 100 millones de dólares entregados en 2008 por el rey de Arabia Saudí que fueron enviados a una cuenta bancaria en Suiza vinculada con la fundación Lucum con ventajas fiscales con sede en Panamá, y cuyo beneficiario era Juan Carlos I.
Larsen admite que el entonces rey de España le dio esa cantidad de dinero, pero aclara que al terminar su relación se los reclamó y la difamó en numerosas ocasiones, lo que le acarreó la pérdida de ingresos en su puesto de trabajo como "consultora estratégica".
El argumento del emérito
De acuerdo con el argumento de la defensa de Juan Carlos I presentado en diciembre, el emérito tiene inmunidad en virtud de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 y de la Ley británica sobre Inmunidad, que hace referencia a la inmunidad de extranjeros.
El argumento, firmado por el abogado Daniel Bethlehem y la profesora Philippa Webb, ambos expertos en relaciones internacionales, explicaba que el emérito tiene derecho a la inmunidad frente a las cortes inglesas y que, por lo tanto, la corte no tiene jurisdicción en este caso.
"Fui secuestrada"
En la declaración de Corinna Larsen ante el fiscal suizo Yves Bertossa, en calidad de investigada y realizada el pasado 19 diciembre de 2018, ella aseguró que recibió 65 millones del emérito "por amor" porque quería "recuperarme".
"Se trataba de un regalo. Recibí una llamada telefónica de Canónica [administrador de la fundación Lucum] informándome de que Juan Carlos I deseaba hacerme un regalo. No me habló por teléfono de una cantidad concreta. Me dijo que quería encontrarse conmigo. Fui a su despacho. Me explicó que el Rey quería ofrecerme un regalo a mis hijos y a mí. Juan Carlos I quería asegurar un buen futuro a mis hijos y a mí. Pienso que me ofreció ese dinero por gratitud y por amor. Era consciente de que había hecho mucho por él y que había estado muy presente cuando le anunciaron su enfermedad. Pienso también que se sentía un poco culpable por lo que me había pasado en Mónaco. En 2012 fui secuestrada por los servicios secretos españoles en mi apartamento. Pienso que hay una última razón: que tenía todavía la esperanza de poder recuperarme", relató ante el fiscal, según publicó El País.
Félix Sanz Roldán
En enero de 2021, Corinna declaró como testigo, a través de videoconferencia desde una corte inglesa, en un juicio celebrado en Madrid contra el excomisario español José Villarejo.
En su intervención aseguró que recibió reiteradas amenazas del exjefe del CNI, Félix Sanz Roldán, que corroborarían sus declaraciones ante el fiscal suizo Yves Bertossa. "Por supuesto me aterrorizó, aterrorizarían a cualquiera. El hecho de que el jefe de seguridad viniese a visitarme a Londres ya era bastante escalofriante", afirmó.