Un "vuelco diplomático" sin "disimulo". Una "chapuza política" que podría tener graves consecuencias. Ese es el diagnóstico de José María Aznar sobre el cambio de postura de Pedro Sánchez en relación al Sáhara. FAES, organización liderada por el expresidente del Gobierno, ya ha remitido un documento sobre el pacto de Moncloa con Mohamed VI para reconocer la autonomía –dentro de la soberanía marroquí– de la antigua colonia.
Aznar también pone el foco en uno de los interrogantes todavía no solventados por el Ejecutivo: ¿por qué los españoles se enteraron de la noticia a través del Palacio Real de Marruecos, y no del Gobierno nacional?
"El plan, según ha dejado dicho Pedro Sánchez en carta al rey Mohamed, 'es la base más seria, realista y creíble para resolver el conflicto'. Se caen de esa posición los términos de 'justa y aceptable para las partes' con los que siempre España ha definido las condiciones para un arreglo satisfactorio", reza la misiva de FAES.
"El giro es evidente y no admite disimulo. El Gobierno se alinea sin matices con la posición marroquí, acepta sus pretensiones y, al vincular esta nueva posición española con la garantía de la integridad territorial de Marruecos, no hacen falta interpretaciones complicadas para concluir que Sánchez atribuye a Marruecos la soberanía sobre el Sáhara". Ese es el párrafo clave de un editorial suscrito por Aznar en menos de veinticuatro horas desde que trascendió la noticia.
A continuación, en una embestida propia de lo que podríamos definir como guerra cultural, Aznar acusa al Gobierno de un melifluo progresismo: "Y este Gobierno, formado por partidos que peregrinaban a Tinduf para hacerse fotos con los saharauis, entierra las resoluciones de la ONU y las misiones de organización en el territorio".
Tal y como ha informado este periódico, los ministros de Podemos se enteraron por la prensa de la nueva estratégica diplomática de Sánchez. Existe un gran malestar en el lado morado de la coalición.
De hecho, la vicepresidenta Yolanda Díaz ha escrito en su cuenta de Twitter: "Reafirmo mi compromiso con la defensa del pueblo saharaui y con las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Toda solución al conflicto debe pasar por el diálogo y el respeto a la voluntad democrática del pueblo saharaui. Seguiré trabajando en eso". A lo largo de esta legislatura, miembros de Unidas Podemos han viajado al Sáhara para reivindicar posiciones contrarias a la recién acuñada por Pedro Sánchez.
Aznar acusa a Sánchez de "desentenderse" de las "responsabilidades de nuestro país como potencia colonizadora" y de "renunciar a ser una parte activa en la búsqueda de una solución".
Y va más allá: ahora que Europa, y España con especial insistencia, trabaja en un plan para dejar de depender del gas ruso, el expresidente del Gobierno diagnostica que el giro de Sánchez soliviantará a Argelia, "uno de los productores alternativos".
Aznar concibe la maniobra de Sánchez como "una derrota política y diplomática de grandes proporciones" y la considera nacida del deseo de Moncloa de restaurar las "buenas relaciones con Marruecos".
"Atribuir a esta decisión del Gobierno español el efecto de cerrar la crisis que abrió hace diez meses con la entrada masiva de ciudadanos marroquíes en Melilla es rehabilitar la estrategia de presión ilegítima ejercida por Rabat", reitera.
Si este "vuelco" es, en efecto, "una concesión necesaria para que Marruecos tapone la presión migratoria", estaría quedando de manifiesto "una vulnerabilidad en el Gobierno que España no merece".
Aznar, irónicamente, reconoce la "destreza de la izquierda para justificar cualquier chapuza política y cualquier renuncia moral a lo que ella misma proclama como sus principios": "Al menos cabe pedir que no intenten vender la excusa de que suscribiendo las pretensiones de Marruecos sobre el Sáhara se garantiza el futuro de Ceuta y Melilla. No es así. Si algún cálculo cabe hacer es precisamente el contrario".
"Si el Sáhara se reconoce por parte de España como parte integrante de Marruecos, ¿por qué nuestro vecino habría de renunciar a sus pretensiones sobre las dos ciudades autónomas?", concluye un editorial de FAES que no olvida la ausencia de "debate" y "consulta a la oposición" por parte de Pedro Sánchez.