El PP ha explotado por Madrid. Cuando el debate interno en el PP parecía ser cómo relacionarse con Vox tras las elecciones autonómicas de Castilla y León ha llegado la conmoción por las acusaciones a Génova de espionaje a Isabel Díaz Ayuso y las sospechas sobre supuestas comisiones por contratos públicos al hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Diversos diputados y dirigentes del partido aseguran estar perplejos por la gravedad de las acusaciones mutuas y explican que es necesaria una profunda investigación interna en el partido y la asunción de responsabilidades por el caso. Fuentes de la dirección de Génova no excluyen tal posibilidad, como salida al escándalo.
En todo caso, la guerra por el PP de Madrid ya puede ser la guerra por el control del PP. Y la guerra entre Casado y Ayuso ya parece irreversible e imposible de reconducir.
Es sabido que desde hace meses había tensiones entre algunas direcciones regionales del PP y la Secretaría General que encabeza Teodoro García Egea, con pleno apoyo del presidente del partido. Ese enfrentamiento era especialmente cruento con Ayuso, por su aspiración de presidir el partido en Madrid.
También es conocido en el PP que el liderazgo de Casado pende de un hilo y que la campaña electoral de Castilla y León es discutida por dirigentes del partido. Se ha demostrado que la convocatoria de los comicios ha sido un mal negocio político y que la discusión se ha extendido a la conveniencia o no de firmar acuerdos de coalición con Vox y, por ello, había peticiones latentes de cambios en el equipo de Génova, aunque sin afectar al propio Casado.
Ese equipo fue en parte reestructurado hace meses, pero ha sido cuestionado en privado por dirigentes del PP.
Sin embargo, la gravedad de las noticias sobre el PP de Madrid ha provocado desde la noche del miércoles intercambios de mensajes y conversaciones entre dirigentes regionales del partido para analizar la situación y coordinar su respuesta.
El propio presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha urgido en Onda Cero a que alguien dé "explicaciones" en las "próximas horas" sobre un hecho "tan rocambolesco y sorprendente”.
Dinero público
Las fuentes consultadas creen que el escándalo vuelve a traer sombras de dudas sobre el partido, especialmente la organización de Madrid, y, obviamente, favorece al PSOE y a Vox, el partido con el que compiten por una parte del espectro electoral.
El escándalo de los dirigentes consultados se refiere a las sospechas sobre Génova y sobre la presidenta de la Comunidad. Por un lado, por la posibilidad de que el aparato del PP haya recurrido a detectives privados, con posibilidad de uso de dinero público, para dañar o torcer el pulso a la presidenta de la Comunidad en su batalla por el control del partido en Madrid.
El hartazgo se agranda, según esas fuentes, si como parece la acusación a Génova procede de un Gobierno autonómico del PP. Y más aún si aparece implicada otra institución gobernada por el PP como es el Ayuntamiento de la capital.
El segundo escándalo se refiere a las sospechas o acusaciones sobre Ayuso, formuladas desde la sede central del partido. Fuentes de Génova admiten que recibieron informaciones de las supuestas comisiones del hermano de Ayuso como consecuencia de un contrato vinculado al material comprado para hacer frente a la pandemia.
Según esas fuentes, las informaciones que manejan apuntan a una comisión de 280.000 euros, aunque admiten que carecen de documentación sobre esos supuestos pagos a Tomás Díaz Ayuso. Y aseguran que esa falta de pruebas documentales es la explicación de que no llevaran el caso a la Fiscalía o al juzgado.
¿Cómo va a sobrevivir una presidenta autonómica si la dirección de su partido a acusa de corrupción? La situación es imposible para diferentes miembros del PP que ponen en duda que Ayuso pueda encontrar más apoyos en el partido.
Hace meses, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, pidió explicaciones a Ayuso y fue en ese momento cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid bloqueó el WhatsApp del número dos del PP.
La dirección del partido niega el intento de contratar a un detective para investigar el caso, pero sí admite las gestiones internas para conocer si podían ser ciertos unos hechos que afectarían a la Comunidad y al PP de Madrid si Ayuso se hacía con el cargo de presidenta regional. Esas gestiones incluyeron la petición de explicaciones a Ayuso, que siempre negó los hechos.