No habrá coalición electoral en Andalucía. Pablo Casado ya ha trasladado la orden a todos sus barones autonómicos, incluso a aquellos que no habían descartado la posibilidad de ahormar una lista con Ciudadanos, como es el caso de Juanma Moreno Bonilla. "La fórmula es sólo PP", traslada un portavoz autorizado de Génova a este periódico.
La unión de cara a unas elecciones entre estos dos partidos ha virado de un extremo a otro con inusitada velocidad. Primero fue el Partido Popular quien registró la marca "España Suma" –a través de su secretario general, Teodoro García Egea– para poder aplicarla en todas las Comunidades. Eran los tiempos del auge de Ciudadanos y Albert Rivera declinó la oferta.
Después, descalabro electoral mediante, Inés Arrimadas tendió la mano a los conservadores para una coalición, pero sólo logró impulsarla en el País Vasco, donde por cierto ya se ha resquebrajado. Hoy, con las encuestas en la mano y tras lo ocurrido en Murcia, Casado no quiere oír hablar de esa posibilidad. "Cs es de todo menos fiable", dice un presidente autonómico del PP.
En Génova, además, recalcan que el portazo a la coalición con Ciudadanos "ya está hablado con Juanma Moreno Bonilla". Dicho de otro modo: el presidente de Andalucía ya no podrá explorar ese futurible pese a su buena relación con su vicepresidente, Juan Marín.
El caso de la Junta es complejo. Sólo la suma de PP y Cs –con el apoyo externo de Vox– pudo desbancar al PSOE tras décadas en el poder. Hoy, las encuestas arrojan un escenario parecido. Los naranjas, pese a sus malos resultados en Cataluña o Madrid, parece que siguen con vida en Andalucía y que sus escaños podrían tornarse indispensables otra vez.
No se trata tan solo de una cuestión estratégica: Moreno Bonilla no oculta su deseo de seguir gobernando con Marín y de limitar al máximo la influencia de Vox. Al contrario de lo que ha ocurrido con Isabel Díaz Ayuso, la derecha radical no congenia con Moreno y ya ha anunciado que no apoyará los Presupuestos de la región.
Tal y como desveló EL ESPAÑOL, Casado y Arrimadas tomaron un café hace pocas semanas para seguir reconstruyendo su relación personal después de lo ocurrido con la moción de censura de Murcia.
La ruptura del tablero
Ciudadanos, a espaldas del PP, negoció con el PSOE –e indirectamente con Podemos– para echar a López Miras de la presidencia. Un gobierno del que ellos también formaban parte. García Egea logró seducir a los suficientes diputados naranjas para que, convertidos al transfuguismo, votaran en contra de la moción y pudieran salvarse los muebles.
"Rompieron el tablero en Murcia y también quisieron hacerlo en Madrid, menos mal que nosotros nos adelantamos y convocamos elecciones. Por eso se ha tomado esta decisión en relación a Ciudadanos", relata a este diario un miembro de la dirección del PP.
Puede deducirse, por tanto, que las citas fuera de cámara entre Casado y Arrimadas sólo tienen que ver con los gobiernos autonómicos y municipales que todavía tienen en común, pero el presidente de los conservadores ya ha trasladado a los suyos que no habrá coaliciones.
La crisis interna –la guerra entre Casado y Ayuso– está perjudicando electoralmente al PP. Las encuestas todavía marcan una distancia de aproximadamente veinte escaños –por encima– respecto al PSOE, pero ese colchón se ha venido reduciendo en las últimas semanas.
En Ciudadanos, por su parte, son más optimistas que hace meses, ya que los sondeos les otorgan el papel de bisagra en Comunidades como Valencia o Andalucía: "Vamos para arriba. Si no hacen coalición y nosotros nos quedamos fuera, se pueden arriesgar a que los gobiernos caigan en manos de la izquierda".
No hay elecciones a la vista. Ni generales ni autonómicas. Primero llegaría Andalucía. De ahí que el debate gire en torno a la Junta. La dirección de Ciudadanos no ha decidido si actuará como en País Vasco y Cataluña, cuando se dirigió al PP en busca de la coalición.
"Ni cerramos la puerta ni la abrimos, todavía no lo hemos estudiado. Nuestro punto de partida es no descartar la coalición en los lugares donde, por ejemplo, el nacionalismo tiene posibilidades de gobernar. Pero eso puede ampliarse en función de las necesidades", sintetiza un miembro de la Ejecutiva liberal.
Todo esto sucede mientras Fran Hervías, ex secretario de Organización de Ciudadanos y ahora a sueldo de Génova, continúa con su plan de absorción de los cargos más importantes. A las órdenes de García Egea, continúa vaciando la red territorial naranja que un día creó.
La interlocución entre secretarios generales –García Egea por el PP y Marina Bravo por Cs– es prácticamente inexistente. Ese es el canal habitual de las relaciones entre partidos, pero la Opa capitaneada por Hervías ha obligado a que la vía Casado-Arrimadas se convierta en el principal canal de contacto.