Yolanda Díaz deshoja la margarita de su futuro político con la vista puesta en las próximas elecciones generales de 2023. Y lo hace porque sus planes para los próximos años no tienen necesariamente por qué coincidir con los que para ella había trazado Pablo Iglesias cuando la designó sucesora tanto en el Gobierno -donde ahora ocupa la misma vicepresidencia segunda y, como tal, la interlocución preferente de Podemos con Pedro Sánchez-, como en la próxima candidatura de la formación morada a los comicios nacionales.
De hecho, Díaz llevaba tiempo asegurando en privado que no tiene decidido si será la cabeza de cartel de la coalición que ahora lideran Alberto Garzón (IU) y Ione Belarra (Podemos), compañeros en la mesa del Consejo de Ministros como ministros de Consumo y de Derechos Sociales, respectivamente.
La vicepresidenta segunda explicitaba sus dudas de manera más nítida que nunca en una entrevista el pasado viernes en Televisión Española, donde dijo que "agradezco al exvicepresidente Iglesias su cariño, pero no estoy en éstas, es una decisión [la de ser candidata] que voy a tomar exclusivamente yo, que soy la única que la puedo tomar".
A continuación, Díaz afirmaba que aunque no tenga exactamente en mente una candidatura sí está "trabajando", desveló, "para levantar un proyecto de país para la próxima década". Un enunciado algo ambiguo, dentro del cual aludía también a iniciar "desde ya mismo" un proyecto "de escucha" a diversos sectores para después "decidir qué hacer".
La vicepresidenta segunda no mencionaba actores políticos determinados, pero el proceso que inicia tiene entre sus objetivos recomponer un espacio político muy dañado por, entre otras cuestiones, la escisión del mismo que a principios de 2019 protagonizó Íñigo Errejón.
El proyecto de Más Madrid ha estado cerca por dos veces de hacer desaparecer a Podemos de la Asamblea regional madrileña, una amenaza que en parte motivó que Iglesias se presentase como candidato a las elecciones del pasado 4 de mayo. Y aunque en las elecciones generales se quedó muy por debajo de las expectativas, los dos escaños de un grupo que ahora es el que lidera la oposición (por delante del PSOE) en Madrid, tanto en la autonomía como en el Ayuntamiento de la capital, suponen un dato que obviamente no pasa inadvertido en el cuartel general de Podemos.
Única candidata solvente
Los podemitas tienen muy claro que Díaz es la única candidata que puede suplir a Iglesias con solvencia y garantías de, al menos, mantener su actual representación en el Congreso de los Diputados, donde junto a las confluencias territoriales suman 35 escaños, siendo la cuarta fuerza política del Parlamento español.
Todo ello con el soporte de Belarra y la ministra de Igualdad, Irene Montero, las dos cabezas visibles del partido, y la nueva hornada de dirigentes que han tomado responsabilidades después del último congreso, el primero de la era posterior a Iglesias. Un plantel en el que destacan nombres como Isa Serra, la secretaria de Estado de Derechos Sociales, Noelia Vera, o la eurodiputada Idoia Villanueva.
Pero sumado a todo eso, creen que es el momento de firmar la paz con Errejón, y de compartir de alguna manera un espacio político que consideran muy consolidado. Y para ello estiman que el talante de Díaz es el idóneo, después de la época de lucha fratricida entre Iglesias y el actual parlamentario de Más País. Están dispuestos a llegar a acuerdos por territorios de cara a futuras citas electorales, pero tratando que las marcas electorales no se superpongan ni se estorben.
Madrid, según este planteamiento, sería claramente territorio de Errejón, pero a cambio el ex número dos de Podemos tendría que evitar concurrir en otras circunscripciones más pequeñas, donde su sola presencia podría dañar la suma de escaños.
Los cálculos de los de Belarra no son nada baladíes de cara a unas próximas elecciones generales para las que aún falta mucho (el ecuador de la legislatura se alcanza ahora y todavía quedarían por delante la aprobación de otros dos Presupuestos Generales del Estado) pero que se vislumbran como un duelo ajustado entre bloques.
Los últimos sondeos apuntan a la posibilidad de que Pablo Casado pudiera alcanzar mayoría de Gobierno con el apoyo de Vox. Pero de no producirse ese escenario, aun por escasos escaños, Sánchez tendría la posibilidad de reeditar la investidura que ya logró, de manera muy justa, a principios de 2020, días antes de la pandemia.
Pero, en definitiva, el cuento de la lechera podría entrar en seria crisis si finalmente Yolanda Díaz no aceptase ser la candidata. La vicepresidenta segunda no descarta volver en el futuro a su profesión de abogada, que ya ejerció antes de su carrera política.
Aunque muy próxima desde hace años a Iglesias, la titular de la cartera de Trabajo ha marcado siempre un perfil propio e independiente dentro de su espacio político, como prueba el hecho de que ni siquiera sea militante de Podemos... y tampoco de Izquierda Unida, a la que estuvo años vinculada y con la que ejerció importantes responsabilidades en la política gallega, llegando a ser teniente alcalde de Ferrol, la capital de su provincia natal. En 2019 decidió darse de baja de la coalición, aunque sí se mantiene como afiliada del Partido Comunista de España.