Una "nueva era" se inició este jueves en el Congreso de los Diputados. Y no sólo por la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, que supone que España tiene unas cuentas públicas por primera vez desde 2018. Tampoco porque esto implica el inicio de facto de la legislatura cuando va a cumplirse el primer aniversario del Gobierno de coalición.
La expresión -"nueva era"- fue introducida desde el atril por Gabriel Rufián para referirse al nuevo papel protagónico que las formaciones separatistas -ERC y Bildu, a quienes Pablo Iglesias pretende introducir en la "dirección de Estado"- tendrán en la toma de decisiones que marquen el rumbo del país.
Pero inmediatamente después de la intervención del separatista catalán, llegó el turno de Pablo Echenique, que dio un "aperitivo" de lo que será esta "nueva era": Unidas Podemos atacando a la oposición para instigar la crispación, creando una política de bloques en la que los partidos del Gobierno siempre tienen las de ganar porque Iglesias ha sumado a los nacionalistas a su causa.
Todos los partidos y todos los gobiernos cuentan con un portavoz beligerante, que busca la confrontación y se maneja en el fango político. Socialistas y populares han contado históricamente con su rottweiler, encarnado en políticos como Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba o Rafael Hernando.
Sin embargo, cuesta encontrar en la historia democrática de España un discurso tan revanchista y con tanta inquina hacia la oposición como el pronunciado por Echenique este jueves en el Congreso de los Diputados. Y es que el portavoz de Unidas Podemos articuló una diatriba cargada de descalificaciones y burlas hacia Partido Popular, Ciudadanos y Vox, a quienes acusó de "intentar tumbar al Gobierno".
Para más inri, Echenique se jactó de que todas las medidas del Ejecutivo iban a disgustar a la oposición, que está conformada por 151 diputados (89 del PP, 52 de Vox y 10 de Cs) que representan a más de 10 millones de españoles. Casi la mitad de quienes votaron en los pasados comicios.
Tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, Echenique tomó la palabra, se dirigió a los 151 parlamentarios "rabiosos" y les desafió: "Esto es sólo el aperitivo".
"Tumbar al Gobierno"
Echenique comenzó su alocución refiriéndose a Partido Popular, Vox y Ciudadanos como los "tres partidos del a por ellos". "¿Cómo no van a estar ustedes rabiosos?", se regocijó Echenique, que se disponía a enumerar las medidas que la oposición iba a tener que tragar con Unidas Podemos en el Gobierno.
Pero antes... "Si me permiten un humilde consejo", anunció el portavoz de Unidas Podemos con sorna, "no gasten la rabia tan rápido, que aún queda mucho... Quedan tres años de Gobierno de coalición, y probablemente muchos más".
Por ello, Echenique se permitió aconsejar a los partidos del centro-derecha que "no se quemen en el primer año". Y les atribuyó toda una serie de malas praxis: "Sigan insultándonos, sigan acusándonos de barbaridades, difundiendo bulos, alimentando a sus terminales mediáticas para que nos difamen"...
Pero no cesó ahí. "Sigan intentando tumbar al Gobierno por la vía judicial -en referencia a la teoría del lawfare diseñada por Podemos para salir al paso de los escándalos judiciales que asolan a la formación-, es lo único que les queda".
Echenique enumeró entonces algunas de las normas -muchas de ellas, aún en trámite- que "los señores del bloque de Colón" o "los señores que rompieron a martillazos la placa de Largo Caballero" iban a tener que tragar en los tres años que restan de legislatura. "Dosifiquen un poco", aconsejaba el diputado de origen argentino antes de comenzar finalmente la enumeración.
"Aún van a tener que digerir la aprobación definitiva de la Ley de Eutanasia, la Ley Trans, la derogación de la reforma laboral del PP, la Ley de Memoria Histórica, la regulación de los alquileres, varias subidas del SMI, una reforma fiscal para que paguen más las grandes fortunas, grandes corporaciones y acabar también con los paraísos fiscales interiores, la derogación de la Ley Mordaza, la extensión del Ingreso Mínimo Vital".
Por todo ello, el portavoz de Unidas Podemos espetaba al bloque centro-derecha que la aprobación de los Presupuestos es "sólo el aperitivo": "Si en el primer año de Gobierno socialcomunista ya están fantaseando con que nos metan a todos en prisión sin pruebas, con ilegalizar a los partidos que no les gustan...".
Entonces la diatriba fue detenida por el vicepresidente del Congreso: "Señor Echenique, ha terminado su tiempo". Y los partidos del Gobierno aplaudieron en una aceptación implícita -y entusiasta- de la nueva era iniciada por Echenique y que marca un discurso del Gobierno hacia la oposición con una dureza inusitada en la historia democrática de España.
"Cambio de paradigma"
Antes del líder morado, Gabriel Rufían tampoco se había quedado corto en su demonización de la oposición. Y es que el separatista catalán planteó desde la tribuna una dicotomía maniquea entre quienes aprobaron los PGE y quienes "simplemente no tienen corazón".
Entre ellos, Ciudadanos, cuya moderación definió como "ni fusilar a 26 millones de españoles ni cortar el agua a la gente si no se la puede pagar".
El principal impulsor de la guerra fiscal contra Madrid -autonomía que ha calificado de "chiringuito" o "paraíso"- sostenía que los Presupuestos son una buena noticia porque "durante años, Rajoy y Montoro controlaron las finanzas catalanas" y ahora "eso acaba".
"Ha cambiado el paradigma", anunció Rufián: "El centro de gravedad del Estado ha cambiado. Los últimos 40 años, los gobiernos cómodamente pactaban con el nacionalismo catalán de derechas o con el nacionalismo vasco".
A partir de ahora, según el portavoz de Esquerra Republicana, "el Gobierno debe pactar obligatoriamente con el independentismo de izquierdas vasco y el independentismo de izquierdas catalán".
"Bienvenidos a la nueva era", anunció. Y salió Echenique a estrenarla.