-Alberto, creo que debes presentarte, pero que te quede claro que yo no te lo pido.
Esa fue la fórmula que utilizó Mariano Rajoy para convencer a su paisano gallego, Alberto Núñez Feijóo, de que le sucediera al frente del Partido Popular.
La conversación tuvo lugar en 2018 en Galicia. Rajoy acababa de ser destituido como jefe del Gobierno, vía moción de censura, y compartía mantel con el presidente de la Xunta.
El PP estaba entonces descabezado, sin referente, a falta de un líder capaz de garantizar la tan buscada unidad y fortaleza. Fue entonces cuando el exlíder popular intentó convencer al barón gallego para que presentara su candidatura. Una información recién desvelada en La Larga marcha (La Esfera de los Libros), el último libro de Graciano Palomo.
El expresidente consideraba a Feijóo como el candidato de consenso que el partido necesitaba tras meses de convulsas batallas internas entre sorayistas y cospedalistas. Si él se presentaba, ni Casado, ni Cospedal ni Soraya lo harían. Pero el presidente de Galicia tenía cuatro poderosas razones para no aceptar la oferta.
1.- Feijóo no contaba con el beneplácito de su esposa, Eva Cárdenas, que acababa de renunciar a su puesto de trabajo tras quince años al frente de Zara Home (Inditex).
2.- Feijóo quería trasladarse a Génova bajo palio, quería ser recibido por unanimidad, pero Rajoy no estaba por la labor y quería que su sucesor fuera aupado por la democracia interna.
3.- En 2013, coincidiendo con una campaña electoral en Galicia, medios de izquierda publicaron una foto de Feijóo con el narco Marcial Dorado. El barón gallego temía que, al dar el salto a la política nacional, la izquierda mediática hurgara en esas heridas hasta el paroxismo.
4.- Feijóo se da cuenta de que el escenario no es el más propicio para hacerse cargo del partido: Mariano Rajoy recién expulsado del Gobierno, la sombra de la Gürtel acechando y unas pugnas internas que amenazaban con implosionar el PP.
Esta es la tesis que sostiene Palomo. Con ella, pretende dibujar el retrato perfecto de lo sucedido en el centro-derecha español tras la llegada al poder de Pedro Sánchez a través de una moción de censura.
Para ello, lleva dos años investigando. Hablando con fuentes. Recabando datos. Atando cabos. Por el camino, se ha topado con historias sorprendentes. Por ejemplo, cómo Teodoro García Egea convenció a Pablo Casado para que no se fuera a trabajar a una multinacional en París y se presentara a las primarias del partido. "Las páginas relatan hechos. Y son irrefutables", sostiene Palomo en conversación con EL ESPAÑOL.
"El secreto del Arahy"
El thriller confeccionado por Palomo comienza el 30 de mayo de 2018. Esa noche, en vísperas de la moción de censura, Mariano Rajoy recibe la llamada de Andoni Ortuzar, presidente del PNV, para informarle de que los jeltzales apoyarán la propuesta de Sánchez. La suerte estaba echada.
"Ortuzar llama a Rajoy para avisarle de que Urkullu estaba cerrado en banda y de que, como él tenía mayoría en el Euzkadi Buru Batzar, votarían a favor de la moción", cuenta Palomo. Al día siguiente, se desinhibe como nunca en la tribuna del Congreso.
"Él hace esa intervención irónica, como gran parlamentario que era, y le recuerda a Iglesias todo lo que Sánchez ha dicho de él. Termina y se va al salón del Gobierno del Congreso de los Diputados. Ahí estaban todos: Fátima, Soraya, Íñigo Méndez de Vigo...". Entonces, sucede una anécdota que refleja el nivel de tensión en el ambiente: Rajoy niega el saludo a García-Margallo. "Se acerca García-Margallo y le dice: 'presidente, lo siento'. Y le ofrece la mano. Rajoy se la retira porque entiende que Margallo se estaba proponiendo", cuenta el periodista.
Para limar asperezas, es Rafa Hernando quien llama al Arahy para reservar una mesa. En los dos últimos años, se ha especulado mucho con qué se coció realmente en el reservado de aquel restaurante del número 58 de la calle Alcalá. Palomo se propone derribar el mito: "No hay secreto. Simplemente un alma en pena vomitando su dolor. Punto".
Entre whiskys y puros, el todavía presidente del Gobierno se atrincheró en aquel reservado con su núcleo duro mientras transcurría la moción de censura. Harto de todo. "¿Por qué tengo que aguantar las impertinencias de toda esa patulea a los que gusta insultarme más que mascar chicle?", confesó Rajoy a los suyos.
-¿Dio algún discurso Rajoy a los suyos?
-Rajoy, después de los whiskys, reconoce dos cosas. Primero, que se había equivocado con los medios, que no les había dado la importancia que merecían y que no había sabido comunicar. Segundo, reconoce textualmente que "si no perdemos el sentido común y no nos volvemos locos, estoy seguro de que en poco tiempo los españoles volverán a elegirnos para gobernarlos".
¿Por qué no dimitó Rajoy?
Cuando Soraya Sáenz de Santamaría -vicepresidenta del Ejecutivo de Mariano Rajoy- se entera de que todos sus compañeros están en el Arahy, se encontraba almorzando con el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. "Ella va entonces corriendo al Arahy y le dice al presidente que no dimita porque supondría aceptar que es un corrupto", sostiene Graciano Palomo en conversación con EL ESPAÑOL.
Cuando llega al restaurante, Soraya se encuentra al -todavía- presidente hundido. ¿El motivo? No quería pasar a la historia como un corrupto. "Por cierto, el párrafo por el que le echan en una sentencia de 1.600 folios luego fue revocado por la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Así es la vida. Rajoy estaba fuera cuando la Sala Segunda de lo penal revoca ese párrafo por el que le echan. Había pasado año y medio. Ahora la resolución está pendiente del Supremo. Lo único que le queda es el recurso a la historia", cuenta el periodista.
-¿Por qué no dimitió? Sánchez dijo que si dimitía, retiraba la moción.
-Eso era una trampa de Sánchez. Una vez la moción de censura se registra y la Mesa le da cauce, no se puede parar, había que votarla. Y después, si él dimite y nombra sucesora a Soraya, no tiene los votos. Además, el partido hubiera estallado en mil pedazos.
-¿Cometió un error Rajoy al refugiarse aquel día en el Arahy?
-Sí. Un comandante, aunque haya sido derrotado, debe quedarse hasta el final.
Crisis sucesoria hasta Casado
-¿Por qué Mariano Rajoy no dictó sucesor?
-Rajoy había dado su palabra de que no iba a hacer lo mismo que Aznar. Él no nombra sucesor porque sabe que el Gobierno en su mayoría está en manos de la vicepresidenta, pero el partido está en manos de Cospedal.
Esto es, Mariano Rajoy no quería interceder en esa batalla por el poder entre la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria general, María Dolores de Cospedal. La inquina que éstas se profesaban mutuamente fue la que permitió la llegada al poder de Pablo Casado.
"Casado era un mindundi, era vicesecretario general de comunicación. Pero tuvo un aliado fundamental: Teodoro García Egea, que vio muy bien con su algoritmo que si Casado pasaba el primer corte, ganaría. Si el corte lo pasa Soraya, Cospedal le va a apoyar. Si el corte lo pasa Cospedal, Soraya le va a apoyar. De hecho, las dos ofrecieron a Casado la secretaría general del partido.
-Cuando se presenta como candidato, ¿qué consideración tenía Casado en Génova 13?
-Pablo Casado es ese chico que todas las madres quieren de novio para sus hijas. Es educado, mono, habla inglés, tiene don de gentes. En Génova era considerado alguien de segunda fila, no formaba parte del núcleo duro del marianismo. Lo elige Cospedal como vicesecretario general de comunicación y es el que iba a todas las sillas vacías que dejaba el PP en las televisiones. Él iba ahí y tiraba de Churchill.
Graciano Palomo hace referencia a una de las frases predilectas del actual líder del Partido Popular, proferida por Winston Churchill, y que cuelga de un marco en su despacho: "Lucharemos en hospitales, en las calles y plazas vacías, en los balcones, lucharemos desde cada centro de trabajo y cada hogar, y nunca nos rendiremos".
En un principio, relata Palomo, Casado no tenía intención de presentar su candidatura. En la boda de José Antonio Bermúdez de Castro, secretario general del grupo parlamentario, el actual dirigente del PP visualizó la enorme división del partido entre sorayistas y cospedalistas.
"En esa boda, sentado con su mujer y colegas, Casado se harta y decide irse a la vida civil. Dice eso cuando ya había firmado un contrato con una multinacional industrial con sede en París de origen indio. A su mujer le hacía mucha ilusión y la mujer tiene un peso político en el entorno de Casado muy importante", asegura este analista político.
-¿Por qué se presenta al final?
-El domingo anterior a la presentación de candidaturas, Teodoro García Egea, que es un experto en temas de algortimos, se va a pasear con Casado al Parque del Retiro. Ahí Teo saca una tablet y le enseña todos los compromisarios y los que van a votar. "Vas a ganar", le dice. Casado le responde que por la tarde le dará la contestación. Antes se va a comer a Pozuelo con su mujer. Su mujer le pone una condición: "Si pierdes, que vas a perder, nos vamos. Y no aceptes ser secretario general ni ningún otro cargo".
Tristemente para Isabel Torres, mujer de Pablo Casado, Teodoro García Egea estaba en lo cierto.
El futuro del centro-derecha
En ampliación a lo que cuenta en su libro, Graciano Palomo se aventura a pronosticar el futuro de Pablo Casado, del Partido Popular y del centro-derecha.
-¿Se ha convertido Casado en un gran líder? ¿Ha logrado volver a unir al PP?
-En parte sí. Si no cayó cuando sacó 66 escaños… Los sorayistas están ahora en sus trabajos, ganando pasta. Entendieron que su tiempo había pasado. Ahora bien, ¿va a subsistir a una nueva derrota? Si se queda en cien escaños no va a subsistir. Si gana y es presidente del Gobierno, se establece el casadismo.
-¿Cómo logrará ser presidente?
-Llegará si la derecha -el centro-derecha y la derecha radical- se presenta unida. No hay otra. La derecha tiene que sumar 11 millones de votos. Y puede que ni aun así. En las últimas elecciones, sumaron 10 millones y pico, pero con el cuarteo de la Ley D'Hondt, perdieron 32 escaños por presentarse desunidos.
-¿Qué le parece su decisión de cesar a Cayetana como portavoz parlamentaria?
-Hizo bien. Cayetana quería convertir el PP en el PC. No hablo del Partido Comunista, sino del Partido de Cayetana. Es una mujer brillante, pero la cuenta de resultados de un partido político que aspira a gobernar un país no son las tesis doctorales en Oxford, son los votos.
Aquí, el analista político hace un inciso y cuenta cómo Carmen Martínez Castro llamó a Rajoy cuando Casado decidió contar con Cayetana como portavoz parlamentaria. "Entonces, Rajoy le dijo a Martínez Castro: 'Lo único que le falta es nombrar presidente de honor del partido al que me pegó la hostia en Pontevedra'. Cayetana se había dedicado siete años a poner a parir al PP. Soraya la mete en el comité de dirección y la cesó porque filtraba todo a sus amigos de El Mundo".
-Si Casado no alcanza la presidencia, ¿ve a alguien preparado para ser el líder del centro-derecha?
Ahora mismo el único candidato viable es Feijóo. Su mayoría absoluta en Galicia le vuelve a poner en valor. Hay otros jóvenes y menos conocidos que pueden dar la sorpresa de aquí a dos años. Ni Sánchez ni Casado eran conocidos en su día.