Así es Beatriz Fanjul, la diputada ajedrecista que la "diáspora vasca" rescata in extremis para el PP
Fanjul, 28 años, cabeza de lista por Vizcaya, fue una apuesta personal de Pablo Casado. Con el recuento del voto exterior, arrebata el escaño al PNV.
14 noviembre, 2019 04:48Noticias relacionadas
Cuando se apagaron las luces en las sedes del PP a lo largo y ancho del país en la noche del 10-N, el ambiente, aunque algo amargo, era de satisfacción. Casado había recuperado una veintena de escaños en el Congreso y la alegría, aunque contenida, era palpable. Excepto, quizás, en una delegación. En Vizcaya, donde los populares están sitos en el mismo Bilbao, tras una jornada de trote, la cabeza de lista por la provincia, Beatriz Fanjul, seguía repasando cuentas. Continuaba barruntando. Un voto, dos, tres.
La candidata a diputada, número uno por esta provincia vasca, vivía un momento complicado. Había capitaneado, de la mano del partido a nivel autonómico, una subida importante de apoyos, sí, pero no había sido suficiente: se había quedado a 163 votos de conseguir el sillón en el Congreso. Un puñado de papeletas que cristalizaban en forma de séptimo diputado para el PNV.
Aunque algo no le cuadraba. Beatriz Isabel Álvarez Fanjul (Bilbao, 1991) sabía que aún contaba con un as bajo la manga: el voto exterior, los sobres que faltaban por contabilizar de aquellos vascos que vivían fuera de las fronteras patrias. La última esperanza del PP, en suma, era la “diáspora”: un concepto diseñado por el Gobierno vasco que pide a los emigrantes vascos que mantengan sus raíces, allá donde vayan.
Así, y cuando la semana ya había amanecido, y todo el pescado parecía vendido, Fanjul contestó, resuelta, a la llamada de una histórica dirigente del PP autonómico. Le quería dar su apoyo y reconocimiento por la campaña que la joven dirigente, de apenas 28 años, había llevado a cabo. “Enhorabuena por tu pelea, Bea”, le dijo. Pero ella aún guardaba esperanza: “No está cerrado. Seguimos peleando”, confesó.
Ajedrecista desde los 4 años
Esta anécdota, relatada a EL ESPAÑOL desde su círculo en las filas populares, define claramente a la mujer que ha entrado en el último minuto, in extremis, al Hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. “Directa, contundente. Firme y categórica”, indican compañeros de partido.
Puede que esta actitud se deba a su formación como ajedrecista, una afición cultivada por su padre, bilbaíno de nacimiento, como ella, que le llevó a practicar este deporte desde los 4 años hasta los 25. Fuentes de su entorno detallan que el tablero siempre ha sido un elemento perenne en su vida: en su etapa escolar, antes de comenzara el colegio, iban a clases de ajedrez.
Fanjul, que tiene una gemela y cuatro hermanos más, llegó a estar federada y competir con la licencia número 24.338 en su provincia. Nunca lo hacía sola: solía estar acompañada de sus hermanos, ya fuera en los torneos, o como compañeros en cursos de entrenador de ajedrez.
Es uno de los elementos más distintivos de esta mujer sonriente, de voz habitualmente quebrada y apuesta personal del presidente del partido, en contra de la estructura del PP en la comunidad. Estudiante de Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Deusto —fuentes consultadas por este diario precisan que Fanjul aún no ha terminado la carrera—, secretaria general de Nuevas Generaciones del País Vasco, entró en las juventudes del PP recién cumplida la mayoría de edad. Quienes la conocen en un ámbito más personal la describen como “liberal en lo económico, conservadora en lo social”.
Pero, quizás, uno de los rasgos más característicos de la que es la diputada número 89 del PP en la que será la XIV Legislatura en cuanto se constituyan las Cortes Generales en apenas unas semanas, es que es hija de su generación. Fanjul, millennial, saltó a la fama popular cuando, en la primavera de 2018, una de sus intervenciones en un acto de NNGG se hizo viral.
De Ordóñez a Damborenea
Le preguntaron sobre qué pensaría el histórico Gregorio Ordóñez, de seguir con vida, de la actual situación del PP. Y Fanjul radiografió el sentir de una corriente del partido que se sentía contrariada con las políticas llevadas a cabo por el entonces líder y presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. “Políticos como Goyo no quedan. Ninguno. Ni en el País Vasco ni en España”, adujo la joven. “Sin miedo a nada, sin complejos, con esa determinación. De esa altura”, ahondó. Es a Ordóñez a quien cita como icono político; también, a Antón Damborenea, presidente del PP de Vizcaya, al que tilda de maestro.
Fanjul se ha movido como pez en el agua en las estructuras del PP. Tanto, que la sintonía es completa con gran parte de la cúpula nacional. No en vano, comparten un recorrido similar: criados en las Nuevas Generaciones, son una hornada de políticos que se afilió en cuanto pudo y que ha hecho del partido su casa, una forma de vida.
Sus allegados van desde el mismo presidente Casado al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, quien se desplazó hasta Vizcaya para arropar a la candidata en el cierre de la campaña, y con el que es habitual verla compartiendo tiempo libre. La ahora diputada, ya con la confirmación oficial del acta, conseguida por un margen de 126 votos, trabajaba, hasta hace unos meses, en una multinacional. Desde su designación como candidata para las elecciones generales de abril, está volcada en su actividad en el PP.
"No es la típica oficialista"
“Tiene muchísima personalidad”, la dibujan fuentes de la dirección del partido en conversación con este periódico. “No se calla nunca. No es la típica política de NNGG oficialista, que replica el mensaje…”. Y, para muestra, un botón: el pasado verano, tras la moción de censura, una Fanjul sin cargo más allá del de las juventudes del partido, se presentó en Ermua en un acto del entonces candidato a las primarias, Pablo Casado. Él iba a hacer campaña; ella, directamente, a hablar con él para que fuera el propio Casado quien le convenciera para votarle. Y así fue.
Puede que ahí, en el hecho de poder ser un verso suelto, de dejar patente en cada una de sus intervenciones quién es, radique el cariño que le muestra, habitualmente, la portavoz del partido en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, quien, a partir del próximo mes, será su nueva jefa. Además, claro está, del objetivo primario de ambas políticas: la lucha contra el nacionalismo.
“Votar a cualquier formación política que no sea el PP será dar un voto más al PNV”, reflexionaba Fanjul en campaña. Y, al final sus votantes agrupados en las llamadas Euskal Etxeak —casas vascas, en castellano— como las hay en muchos países de Iberoamérica y en Estados Unidos —193 en total—, han parecido escuchar. Porque no sólo la han aupado a ella hasta el Congreso, sino que, en la misma jugada, le han arrebatado parte de su poder a los nacionalistas. Jaque mate, que podría decirse.