La primera sesión de la comisión que evalúa el modelo territorial de España ha contado con tres ponentes de excepción: los padres 'vivos' que redactaron la Constitución que vio la luz en 1978. Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca y Miquel Roca han coincidido en su análisis en que todos, hace cuarenta años, renunciaron a parte de sus anhelos para que ganaran los españoles y han pedido a los actuales parlamentarios que sean capaces de llegar, como hicieron ellos, a un pacto previo para actualizar cualquier palabra de la Carta Magna. España atraviesa un problema político que, según su punto de vista, debe ser solucionado con más política.
Los tres ponentes han reconocido que la Constitución ha podido quedar en algún punto obsoleta tantos años después de su redacción. Sin embargo, coincidieron en que no se dan las circunstancias para reformarla y apuntaron a modificaciones puntuales para resolver necesidades actuales. Los juristas, además, creen que el modelo federal que propone el PSOE no es mejor que el modelo autonómico actual y fueron tajantes ante el desafío secesionista: fuera de la legalidad no se puede negociar nada.
En su exposición, también apuntaron que la escritura de la Carta Magna fue ambigua, en cierto modo, para que pudiera ser interpretable a lo largo de los años. Como muestra de su éxito recordaron que durante este período los sucesivos gobiernos han podido gobernar sin necesidad de moldear la Ley fundamental a su antojo.
Tras algún flash sobre cómo se produjeron aquellas negociaciones, cada ponente ha puesto el foco en un punto. Herrero de Miñón, que fue diputado de la UCD, Alianza Popular y el PP, reconoció que es "deseable" reformar la Constitución pero nunca de forma "extralegal". Además, pidió a los grupos políticos que fueran capaces de llegar a acuerdos concretos antes de abordar una reforma constitucional.
El segundo ponente, Pérez-Llorca, pronosticó que es "difícil" conseguir un nuevo "proyecto común" como el que alcanzaron ellos porque, a su juicio, "no es el momento" de embarcarse en un asunto tan complejo como cambiar algún punto de la Constitución. El compareciente trajo a la sesión una canción de la Transición que decía "libertad, sin ira" para reflexionar que en España "ahora hay mucha ira".
Para este ponente, habría que incorporar a la Carta Magna elementos de "lealtad federal" porque, a su juicio, ellos mismos fueron unos "ingenuos" al menospreciar las aspiraciones de los nacionalismos, como el catalán, al que calificó de "desleal". Por ello, cree que es imposible abordar ahora una reforma de esta envergadura. "Habría que procurar que la atmósfera se limpiara un poco", añadió.
El Senado, en entredicho
En un ataque de sinceridad, Miquel Roca admitió que los constituyentes no estuvieron brillantes a la hora de redactar en el texto constitucional. A su juicio, las funciones del Senado "no reflejan la distribución territorial" de España y confiesa que el texto final se cerró con "mucha rapidez" porque las negociaciones fueron "muy duras". Llevaban muchos días y muchas noches trabajando y, seguramente, había "cierta prisa por terminar".
El ponente de los nacionalistas catalanes presumió del consenso alcanzado en el referéndum que se celebró para respaldar la Constitución, un 88,5% en España, más del 90% en Cataluña. Y añadió: "Tienen un reto, igualar este porcentaje". Además, aprovechó la oportunidad que le brindó el Congreso para advertir que la norma fundamental del Estado debe respetarse en su totalidad. "No hay vías al margen de la Constitución".
"Lo que no cabe, no cabe"
En la última fila seguía la comparecencia como "oyente" el portavoz del PdeCAT, Carles Campuzano y su compañero de partido Jordi Xuclà. Roca hizo una defensa cerrada del cumplimiento de la ley y subrayó que, cualquier cambio de la Carta Magna deberá realizarse a través de los mecanismos que incluye la propia Constitución. "En la Constitución cabe lo que cabe. Lo que no cabe, no cabe".
Hacía mucho tiempo que en el Congreso de los Diputados no se respiraba tanto respeto ante unos comparecientes, que aprovecharon su visita para fotografiarse con sus propios retratos. La Sala Constitucional de la Cámara Baja donde se celebraba la sesión está presidida por siete enormes fotografías: las de ellos tres y los otros cuatro padres que redactaron la Carta Magna ya fallecidos: Gabriel Cisneros (UCD), Manuel Fraga (UP), Gregorio Peces-Barba (PSOE) y Jordi Solé (Grupo Comunista).