El día de hoy marcará un antes y un después en la historia de la democracia y la monarquía española. La princesa Leonor ha cumplido este martes la mayoría de edad y, tal y como recoge la propia Constitución, la futura heredera al trono ha el texto en un acto solemne que ha tenido lugar en el Congreso de los Diputados. Al igual que lo hizo su padre el pasado 30 de enero de 1986, la Princesa de Asturias ha pronunciado el juramento al que se le ha añadido un encarte de las reformas de los artículos 13 y 135.
"Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas, y fidelidad al Rey", ha dicho la futura heredera justo antes de que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, certificara el juramento ante la atenta mirada de los reyes Felipe VI y Letizia y de la infanta Sofía. Durante el acto, Leonor ha recibido varias condecoraciones. Una de ellas ha sido el Collar de la Orden de Carlos III. Pero ¿por qué ha recibido la princesa de Asturias esta distinción y cuál es su significado?
El Collar de la Real Distinguida Orden Española de Carlos III reconoce a aquellos ciudadanos que, en base a sus esfuerzos, iniciativas y trabajos hayan prestado "eminentes y extraordinarios servicios a la Nación". Por detrás del Toisón de Oro, orden a la que ya pertenece la Princesa desde el 2015, la condecoración que ha recibido Leonor este martes es la más antigua y relevante del Estado.
Para conocer los orígenes del collar hay que remontarse al año 1847, cuando fue fundada por Carlos III, primer monarca español que residió en el actual Palacio Real. El objetivo, como se ha mencionado anteriormente, era reconocer la figura y labor de aquellas personas que destacaran sobre el resto por sus buenas acciones en beneficio de España y la Monarquía.
Las insignias de la condecoración están formadas por una cruz, una banda de seda azul con los perfiles blancos y un manto. Este debía ser de color blanco, aunque el tejido podía cambiar en función de a quién fuera dirigido. Si los destinatarios eran los Caballeros Grandes Cruces, el tejido era de seda. Por el contrario, si iba destinado a los Caballeros Pensionados, el material era de tafetán.
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El lema de la Orden es 'Virtud y Mérito'. Sin embargo, si hay algo que destaca de esta condecoración son las más de 40 piezas que la forman. Uno de los detalles más importantes de la condecoración es que la cifra de oro que da nombre a la Real Orden está orlada de palma y laurel de oro. La cifra (III), que hace referencia al nombre del monarca, está seguida de dos leones rampantes de oro. En el centro cuelga la Venera, la cruz de la Orden, la imagen de la Purísima Concepción en el centro y una flor de lis entre cada entrebrazo.
En cuanto a los orígenes de la Orden, cabe destacar que fue instituida en 1771 por Carlos III en agradecimiento a Dios tras el nacimiento del primer hijo del futuro rey Carlos IV, tras cinco años de matrimonio sin descendencia con María-Luisa de Borbón.
Durante un tiempo, fue suspendida. En concreto, durante la Primera República (1873-1874) y de nuevo desde inicios de la Segunda República (1931) hasta 1942. Fue precisamente en este mismo año cuando esta fue restablecida por Franco, quien se reservó su jefatura a pesar de la oposición de los herederos de la Corona. Tras la muerte de Franco, el rey Juan Carlos I asumió el gran maestrazgo.
Pero si hay algo por lo que destaca esta condecoración es por su exclusividad. Y es que no cualquier persona puede ostentar esta insigna. En la actualidad, solo otras 13 personas vivas están en posesión de dicha distinción, incluyendo su padre, Felipe VI, y su abuelo el rey emérito Juan Carlos I. En el caso de el actual Rey, la recibió en 1986, mientras que su padre la recibió en 1962. Este reconocimiento se puede conceder a un máximo de 25 ciudadanos de nacionalidad española vivos, dejando fuera a la Familia Real.
Sin embargo, han sido muchas las personalidades a las que se les ha concedido esta condecoración a lo largo de la historia de la democracia española. Algunas de estas figuras son, por ejemplo los expresidentes de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa y Antonio Ramalho, el expresidente de México, Enrique Peña Nieto, la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, el expresidente de Francia Nicholás Sarkozy, el rey de Noruega, Harald V, Mohamed VI de Marruecos, Enrique, gran duque de Luxemburgo, el exemperador de Japón Akihito, o los reyes de Dinamarca y Suecia, Margarita II y Carlos XVI Gustavo.
Pero esta Orden no solo ha sido siempre concedida en vida, sino que también se ha hecho a título póstumo. Fue precisamente lo que ocurrió en el año 2014, cuando el Consejo de Ministros, en reunión extraordinaria celebrada en el Congreso de los Diputados, aprobó el Real Decreto por el que se concedía el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III al expresidente del Gobierno Adolfo Suárez.
Lo mismo ocurrió en el año 2008, cuando el Gobierno también reconoció a Leopoldo Calvo Sotelo este mismo grado de Collar de la Real y distinguida Orden de Carlos III, reconocimiento que fue también a título póstumo.