La toma de posesión de la nueva directora de la Guardia Civil, Mercedes González, ha estado marcada de forma irremediable por los recientes escándalos que han convulsionado las altas instancias del Instituto Armado. No en vano, el Caso Mediador, el el Caso Cuarteles y la renuncia de María Gámez por la imputación de su marido han situado al cuerpo en uno de los momentos más críticos de su historia.
Esas referencias han resultado ineludibles en un acto que se ha celebrado en las instalaciones de la Dirección General, en el centro de Madrid, y en el que se ha prometido mano dura contra las acciones que ensucien el nombre de la institución. Así, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha garantizado que se tomarán medidas contra aquellos que manchen o hayan manchado el nombre de la Benemérita.
"Esas reprobables acciones no quedarán sin sanción. Manchan el prestigio del cuerpo", advirtió. Marlaska abundó en la misma idea durante su intervención. "La Guardia civil tiene mecanismos suficientes para corregir estas desviaciones con respecto a las normas deontológicas. Somos los primeros interesados. Superaremos este momento. Sois un cuerpo imprescindible".
El nombramiento de la nueva directora ha sido presidido por el ministro del Interior pero también por Margarita Robles, la ministra de Defensa, dado el carácter militar que ostenta la Benemérita.
Marlaska ha señalado a Gámez como ejemplo a la hora de presentar y recibir a su sucesora al frente de la Guardia Civil. También la propia González ha ensalzado durante su toma de posesión la figura de la primera mujer al frente del Instituto Armado en toda su historia.
"Su honradez y honestidad está por encima de cualquier ataque o descrédito", apuntó. "María es una pionera que ha hecho historia. Espero estar a la altura de esta gran responsabilidad".
Segunda mujer
Mercedes González se ha convertido este martes en la segunda mujer que asume la dirección del cuerpo y en la 83° persona al frente de la Guardia Civil en toda su historia.
La exdelegada del Gobierno en Madrid tiene por delante el reto de limpiar la imagen de la cúpula del cuerpo, donde varios de sus integrantes han acabado salpicados por dos importantes casos de corrupción.
González, al igual que el ministro del Interior, ha prometido que será inflexible contra esas actitudes. "Nada ni nadie, ninguna estrategia política y ningún abuso particular puede marchar la inmensa limpieza de la Guardia Civil".
La nueva directora quiso recordar que han sido los mecanismos internos los que han permitido descubrir cualquier actuación "objeto de reproche penal y ético", lo que cree que demuestra que el control interno "funciona, ha funcionado y seguirá funcionando".
En cualquier caso, se ha comprometido a perfeccionar estos mecanismos de control interno para evitar cualquier actuación "en beneficio personal". "Esa es una de mis tareas prioritarias", ha asegurado pidiendo para ello la colaboración de todo el Cuerpo y también de las asociaciones.
"Seremos inflexibles. Quiero transmitir un mensaje inequívoco de limpieza, de lealtad y de entrega porque el honor es nuestra divisa", finalizó. Sus primeras palabras, al igual que las de Robles, han ido dirigidas a recordar el ejemplo de Dámaso Guillén, el joven agente de la Guardia Civil cuyo acto heroico salvó la vida a decenas de ciclistas en Pravia (Asturias), pero le terminó costando la vida.
Un conductor embistió con un coche robado este pasado fin de semana contra este agente, que vigilaba una prueba ciclista subido a su moto reglamentaria. Una vez arrollado el joven guardia, el conductor se dio a la fuga.
Nada se pudo hacer por la vida de Dámaso. El homicida ya ha sido detenido y enviado a prisión provisional. "Mantengamos viva su memoria como reconocimiento y homenaje a su sacrificio", dijo González, remarcando la valentía de su acción.
En contraposición a aquellos que emborronan la reputación de la Guardia Civil, González ha puesto también como ejemplo de modelo a seguir a los agentes asesinados por ETA durante sus más de 40 años de asesinatos. "En ellos pienso ahora".