Jose María Aznar (Madrid, 1953) celebró este sábado en el Teatro Real de Madrid su 70 cumpleaños arropado por importantes figuras del Partido Popular actual (Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso), ministros y otros cargos de su gabinete en Moncloa de 1996 a 2004 (Ángel Acebes, encargado en el último periodo de la cartera de Interior; Federico Trillo, ministro de Defensa durante su Gobierno; Francisco Álvarez-Cascos, exvicepresidente), reputadas figuras internacionales (Robert Thomson, CEO de News Corp, Felipe Calderón, expresidente de México; John William Snow, secretario del Tesoro del Gobierno de Estados Unidos durante el mandato de George W. Bush) y familiares y amigos.
Durante su discurso en la citada celebración, el exmandatario español defendió la idea de la continuidad histórica de España como nación. Además, aseguró que, por el momento, no contempla su retirada de la escena política. "Ni me voy a jubilar, ni me voy a callar", aseveró durante su mensaje a los invitados. También durante su discurso, hizo alusión a la "importancia de la libertad", un ideal que, a su entender, "mueve el mundo".
Confesaba Ana Botella unas horas antes que la celebración pretendía ser secreta. El volumen de invitados y la grandiosidad del lugar impidieron la sorpresa. El cambio de década lo merecía. Y la fiesta, como aseguraba su esposa, se les fue de las manos. De algo controlable se pasó a una cena con unos 200 amigos en el Teatro Real de Madrid.
Al matrimonio Aznar se les adelantó Alonso, el benjamín de sus tres hijos. Llegó de forma discreta pocos minutos antes de las 20.00 horas, la hora de fijada para el comienzo de la velada. Parecido a como lo hicieron un poco más tarde los anfitriones, Aznar y Botella, o su hija Ana, recién aterrizada desde Londres expresamente para la cita. El mayor, José María, es al que no se le vio en la puerta de Felipe V del teatro madrileño. Ninguno se detuvo. Sólo el intento de un periodista de entregarles una tableta de chocolate, en homenaje al torso del progenitor, interrumpió brevemente el paseo.
El ajetreo se concentró entre las 20.15 y las 21.00 horas, mientras se entonaban en la sala principal las notas de la ópera Aquiles en Esciros. En un lapso corto de tiempo se vio desfilar a Federico Trillo, ministro de Defensa durante su Gobierno; Ángel Acebes, encargado en el último periodo de la cartera de Interior; Alberto Ruiz-Gallardón, escudero desde el mando de Comunidad de Madrid; o Francisco Álvarez-Cascos, exvicepresidente. Ninguno comentó la actualidad del hemiciclo ni desveló qué pensaban regalar a su antiguo jefe, aunque se vislumbraran de vez en cuando bolsas de marcas como Hermes o Fulham.
La primera que se prodigó en palabras fue Esperanza Aguirre, la que fuera ministra de Cultura y presidenta de la Comunidad de Madrid, que llegó apoyándose en unas muletas tras su reciente lesión en la rodilla. Valoró la moción de censura promovida por Vox como algo "positivo" para España y recordó sus años en los que coincidió con Ramón Tamames, el candidato del partido ultra, en el patio político: "Es un gigante del pensamiento económico que lo va a hacer muy bien y tiene muchos motivos para censurar a Sánchez", expresó sobre quien por aquella época fuera su rival como miembro del Partido Comunista.
Poco después caminaban Pedro J. Ramírez y Cruz Sánchez de Lara por el empedrado del Teatro Real. El presidente ejecutivo y director de EL ESPAÑOL y su esposa, vicepresidenta del periódico, se pararon para enfatizar su "gran admiración y respeto" a Aznar: "Un hombre muy importante de la historia de España". También le alabó José María Michavila, que alternó varios cargos durante su mandato, entre ellos el de ministro de Justicia: "Fue un presidente que cumplió lo que prometió", resumió. Y apuntó que todavía le ve "en plena forma".
Durante el recibimiento de amigos, familiares y más compañeras de partido, como Cayetana Álvarez de Toledo, Isabel Tocino o Ana Mato, la gente que andaba por la zona se amontonaba a mirar qué pasaba. Un grupo de chicas que rondaba la veintena reconocía que no sabía el nombre del cumpleañero, pero les sonaba la cara. "Por eso lo estamos buscando en Google", aclaraban sentadas en una terraza plagada de jarras de cerveza.
Sergi y Ari, una pareja de Barcelona de 23 y 26 años respectivamente, coincidía con las jóvenes: "No nos tocó como presidente, pero luego sí que le hemos visto en otras apariciones", comentaban en su primer fin de semana juntos de turismo por la capital.
No ocurría lo mismo con Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, profetas en su tierra a tenor de las reacciones. La presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de la ciudad levantaban exclamaciones a su paso y conseguían que los improvisados espectadores sacaran las manos del abrigo en una noche gélida y grabaran con sus móviles. "Le han hecho un recogido en el pelo que viene guapísima", decía una mujer sobre Ayuso. "Es como una artista de Hollywood", remataba otro.
Entre las caras conocidas del mundo empresarial estaban Antonio Brufau, presidente de Repsol; Juan Abelló; José Bogas, presidente de Endesa; o Rosauro Varo, presidente de GAT Inversiones; acompañado de la actriz Amaia Salamanca su pareja.
La mayor incógnita era la asistencia del actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. A falta de nombres clave en su antiguo grupo, como Rodrigo Rato o Josep Piqué; y la ausencia de Mariano Rajoy y Pablo Casado, sus sucesores, el político gallego se bajaba de un coche al filo de las 22.00 horas.
Sin querer opinar sobre temas candentes -como la mencionada moción de censura o la Ley Trans, a la que atacó con dureza en el último enfrentamiento con el presidente en el Senado-, Feijóo reveló que llevaba una libreta de regalo. "Para que anote", explicaba misterioso antes de que le inquirieran si sabía si Pedro Sánchez estaba invitado. "Buena pregunta", esquivaba.
Una vez iniciada la celebración, los primeros en tomar la palabra fueron Ángel Acebes y Juan Manuel de Hoyos, amigo desde la infancia de Aznar. Después fue el turno de los tres hijos del agasajado y de uno de sus nietos, Alejandro Agag Aznar, quien pudo tomar la palabra para homenajear su abuelo.
El último en dirigirse a sus invitados fue el cumpleañero. José María Aznar mostró públicamente su gratitud a su mujer Ana Botella, encargada de organizar la fiesta, para después pasar a defender a España y la libertad, "que mueve el mundo".
"Ni me voy a jubilar ni me voy a callar", concluyó, lanzando un mensaje a los que piensan en su retirada de la escena pública.