Pedro J. Ramírez: "El Trienio fracasó porque Fernando VII aprovechó el hundimiento del centro"
El presidente ejecutivo y director de EL ESPAÑOL defiende que la revolución liberal de 1820-1823 fue una especie de embrión de todos los grandes temas que han vertebrado la historia contemporánea de España.
2 junio, 2022 15:33Noticias relacionadas
La división de poderes, el parlamentarismo, la participación y opinión pública, la reforma territorial, la formación cívica... Fueron numerosos los avances alcanzados en la época del Trienio Liberal (1820-1823), pero una de sus herencias más sobresalientes reside en la instauración en la práctica de la libertad política de imprenta, ya reconocida por la Constitución de Cádiz. Comenzó así la senda de las libertades comunicativas en España, como evidencia el enorme número de periódicos editados durante el periodo —cerca de trescientos según los cálculos del historiador Juan Francisco Fuentes—.
Para Pedro J. Ramírez, "la prensa floreció durante el Trienio y fue el reflejo del pluralismo de la sociedad española en el momento en que ese pluralismo se produjo con enorme efervescencia". Así lo ha explicado este jueves durante su intervención en el congreso internacional El Trienio Liberal doscientos años después, organizado en el Senado por la Secretaría de Memoria Democrática, en una mesa programada para analizar un pilar clave de la revolución liberal.
El director y presidente ejecutivo de EL ESPAÑOL ha celebrado la organización de este foro, que durante tres días reúne a medio centenar de especialistas, sobre un periodo "olvidado" y que resulta "una gran asignatura pendiente para la sociedad española": "Es una especie de embrión de todos los grandes temas que han vertebrado la historia contemporánea de España".
El también autor de La desventura de la libertad (La Esfera de los Libros), un ensayo donde narra los dramáticos cinco meses finales del Trienio Liberal a través de la figura de José María Calatrava y de su asediado gobierno, ha evocado la tesis principal y "provocadora" que defendía en ese libro: "Fernando VII pudo liquidar el Trienio constitucional porque aprovechó el hundimiento de lo que podemos llamar el centro político, de la capacidad de colaboración de los sectores moderados procedentes de las distintas familias de liberalismo".
"Que Calatrava termine siendo engullido por la polarización que existía entre los absolutistas que conspiraban en el entorno del rey y los comuneros a los que todo les parecía poco y nada bien, también puede permitir una reflexión sobre si el Trienio no fue un antecedente de las fuerzas que actuaron en la Segunda República y desembocaron en la Guerra Civil", ha valorado.
Analizar la evolución, las dinámicas y las sensibilidades de la prensa sirve precisamente para explicar la desventura final del Trienio, durante su agonía en Cádiz, cuando se radicalizaron los postulados de masones y comuneros y se acusó al Gobierno de Calatrava de todos los desastres militares. Ramírez ha destacado el valor de los periódicos "como una fuente documental fascinante" y resaltado que el auge del periodismo en los primeros compases del sistema constitucional estuvo muy vinculado al de la sociabilidad política en las llamadas sociedades patrióticas, germen de los partidos modernos.
Y aunque ha asegurado que "el presentismo siempre es un poco tramposo", ve en el mapa político de aquel momento similitudes con el actual: "Las posturas de los absolutistas podrían ser representadas hoy por Vox, los doceañistas moderados podrían ser el PP, los pocos que estaban en esa sensibilidad que termina invocando Calatrava son Cs, los masones y venteañistas serían el PSOE y los comuneros los de Podemos".
El marco legal
Ramírez ha recuperado en su ponencia una publicación, "una joya bibliográfica", que explica la relevancia de los diarios en el sistema del Trienio, que abrió nuevos espacios de participación política y de sociabilidad. Se trata de La Periódico-manía, un volumen satírico que precisamente hablaba de la explosión de los periódicos e incluso divulgaba epitafios de los que morían. "Fue un momento en que todo el mundo quiso sacar su diario, pero no había modelo empresarial, no había ingresos", ha recordado. La precariedad también se refleja en el tamaño de los ejemplares impresos, que en muchos casos no superaban el de un smartphone actual.
"La clave de que esto pudiera desarrollarse fue el marco legal. En Cádiz se había proclamado la libertad de imprenta, pero la primera ley reguladora de derechos y libertades con relación a la prensa es de finales de 1820. No obstante, ya en el segundo artículo se aseguraba que 'los escritos que versen sobre la sagrada Escritura y sobre los dogmas de nuestra santa religión' no podrían imprimirse sin licencia del ordinario", ha detallado el director de este medio.
Dicha legislación instruyó también la figura del jurado para los delitos de imprenta y el concepto de responsabilidad en cascada —autor, editor, impresor, en ese orden—. "Es una ley que parece destinada a encauzar, a estabilizar, a darle consistencia y continuidad al ejercicio de la libertad de prensa en España", ha analizado.
En su intervención en el congreso, dirigido por los catedráticos Manuel Chust e Ignacio Fernández Sarasola, ha recuperado dos periódicos del Trienio que ocuparon un espacio duradero y tuvieron una gran importancia: El Censor, afecto al centro, defensor del trono constitucional y de un nivel intelectual elevado, que cesó su publicación tras el fallido autogolpe de Estado del 7 de julio de 1822; y El Zurriago, un diario satírico que destacó por el gran ingenio de sus editores.
Pedro J. Ramírez ha estado acompañado en la mesa por Beatriz Sánchez Hita, profesora ayudante doctora en la Universidad de Cádiz, que ha explicado la configuración del marco legal de la libertad de imprenta política y el papel de la prensa como sostén del nuevo sistema constitucional; la periodista de RTVE Montserrat Boix, que ha dedicado su intervención a poner el foco sobre las mujeres del Trienio; y Antonio Checa, presidente del consejo audiovisual de Andalucía.