Una llamada de alerta, desde la red de localización de fugitivos procedente de Italia, al filo de las 7 y media de la tarde, fue la que puso en guardia a la Policía Nacional de la presencia de Carles Puigdemont en un avión que iba a aterrizar en Cerdeña. Y que lo haría apenas una hora y media después.
Bastó esa alerta para que los teléfonos del Director General de la Policía y del Director Adjunto Operativo, que presidían los premios de la Fundación Policía Española en Valladolid, comenzasen a arder. Los mensajes se sucedieron sin parar desde entonces, atentos a las novedades de lo que estaba ocurriendo, y ante la perspectiva de que el expresident de la Generalitat iba a ser nuevamente detenido.
Toda la operación se fue siguiendo desde Madrid y desde la capital vallisoletana, donde se encontraba la plana mayor al completo de la Policía Nacional. Fuentes policiales de la investigación confirman a EL ESPAÑOL que, al contrario de lo que ha afirmado Gonzalo Boye, abogado de Puigdemont, no había un solo agente español presente en el aeropuerto de Cerdeña en el momento de la detención en Italia.
Fue a última hora de la tarde, al caer la noche, cuando a los investigadores de la Policía Nacional les llegó el aviso a través de la oficina SIRENE (Supplementary Information Request at the National Entry), cuya finalidad, entre otras, es el intercambio de información y operar como órgano de comunicación bilateral con otros países.
La advertencia de que Puigdemont iba a aterrizar en Italia llegó a España a través de ese departamento que poseen todos los estados del espacio Schengen a fin de poner en común información relevante, como son los datos policiales de prófugos de la justicia. Tras la alerta, en España se comprobó que la Orden Europea de Detención continuaba en vigor.
Fue entonces cuando dieron entonces luz verde a los italianos para que practicasen la detención, para que lo hicieran en cuanto el avión se posase sobre la pista de aterrizaje. Al expresident le esperaban agentes de paisano en cuanto la aeronave descendió a l'Alguer procedente de Bruselas.
Policías de paisano
El equipo de Puigdemont comprobó un amplio despliegue de policías italianos. Le estaban esperando. Otras fuentes policiales aseguran a este periódico que los agentes del país vecino sabían de antemano del viaje del expresident y estaban prevenidos de ello. Fueron dos de ellos los que se acercaron en última instancia para ponerle las esposas y conducirle a la comisaría. Ahí ya estaba detenido.
Todo el proceso fue seguido con sumo interés desde la cúpula de Interior, inmersa en los preparativos del Día de la Policía, que se ha ceñebrado este viernes. Desde ahí se seguían los avances, hasta que al filo de las nueve de la noche, hora y media después aproximadamente de recibir el aviso, el avión aterrizaba en la isla de Cerdeña.
Ningún agente se desplazó hasta la zona. No resultó necesario. Interior, a través de la Guardia Civil y la Policía Nacional, mantiene desde hace años una férrea colaboración con Italia en múltiples materias. Un contacto estrecho sin duda más fluido que el existente con Bélgica, donde reside Puigdemont desde su fuga en octubre de 2017.
El expresident tenía la intención de acudir a un evento en L'Alguer (Cerdeña) en el Aplec Internacional Adifolk, patrocinado por una asociación para la promoción del folclore catalán. Junto a él estarían la consellera de Exteriores, Victòria Alsina, y la presidenta del Parlament, Laura Borràs.
Fue esa la intención con la cual se trasladó este jueves desde Bélgica al archipiélago italiano. En la mañana de este viernes Puigdemont ha pasado a disposición del tribunal italiano competente para examinar la orden de detención emitida por el Tribunal Supremo español.
El Tribunal de Apelación de Sassari ha decidido dejar en libertad al expresidente de Cataluña. El juez ha considerado que su arresto este jueves en el aeropuerto de Alger se realizó de acuerdo con la ley, pero ha decidido dejarle en libertad sin medidas cautelares, con la única imposición de que no abandone Cerdeña durante unos días hasta que decida sobre su situación.
"Respeto a las resoluciones"
Es la tercera vez que se detiene al expresident en cuatro años desde que se marchó de España. Una vez consumado el arresto, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se ha mostrado tajante en unas declaraciones realizadas en Valladolid tras la celebración del Día de la Policía Nacional.
El ministro explicó sin embargo, cómo España solamente supervisó en la distancia los pasos que iba dando la policía italiana."No ha participado ningún efectivo de la Policía Nacional, ni Guardia Civil ni ninguna autoridad española, es una actuación de las autoridades italianas en el cumplimiento de unas obligaciones internacionales".
Dicha orden fue dictada por el juez instructor de la causa del procés, Pablo Llarena, el 14 de octubre de 2019 cuando el Supremo condenó por sedición a los líderes del proceso soberanista catalán que se pusieron a disposición de la justicia.
Lo que sí reconoció es que había sido "una sorpresa en el sentido que tuve conocimiento cuando se comunicó desde Italia", aunque añadió que "cualquier orden de detención contra cualquier persona se puede materializar en cualquier momento, ya que no hay órdenes europeas de detención de imposible cumplimiento". "Nosotros tenemos conocimiento de esa detención cuando nos lo comunican oficialmente las autoridades italianas", indicó.
Respecto a la posible extradición de Puigdemont el ministro ha comentado que "dejemos que las autoridades judiciales italianas resuelvan". "En la Unión Europea los países somos estados de derecho, con división de poderes que todos debemos de respetar, entre ellos al poder judicial de cualquier país de la Unión", añadió. Luego pidió "respeto a las resoluciones" judiciales.