A primera hora del miércoles 10 de marzo, Inés Arrimadas apretaba el botón rojo de una operación -la finalmente frustrada moción de censura en Murcia contra el presidente Fernando López Miras- que en apenas horas dinamitaba la política española y que en menos de dos semanas ha situado a Ciudadanos en la crisis más grave de su historia.
Baste un dato como botón de muestra: 14 cargos públicos han abandonado las filas naranjas en los apenas nueve días transcurridos desde lo que ya se conoce como el murcianazo. Es decir, algo más de un abandono al día, y de nombres incluso muy relevantes y conocidos.
Entre los que abadonan el barco hay varios perfiles institucionales, diputados nacionales, autonómicos y senadores, y también varias modalidades de abandono. Sin salir del grupo parlamentario en el Congreso hay dos de ellas.
El diputado por Sevilla, Pablo Cambronero, se marchaba al Grupo Mixto este miércoles, una actuación que le reprocha el partido por considerar que debería entregar su acta de diputado. La diputada por Alicante Marta Martín formalizaba este miércoles su salida en una reunión con todos su ya ex compañeros, a la que seguía un encuentro con la propia Arrimadas. Ella sí devuelve el escaño.
La renuncia de Martín se materializaba después de la exclusiva de EL ESPAÑOL en la que se la veía reunida el miércoles con los tres senadores naranjas que se han dado de baja, Emilio Argüeso, Ruth Goñi y el también ex secretario de Organización del partido, Fran Hervías.
Este último ya trabaja en el PP, al que se pasó el fin de semana y al que entrega, como también publicó este periódico, su red de cargos territoriales. A alguno de ellos el propio Argüeso llegó a ofrecer, como queda manifiesto en los mensajes desvelados por este diario, cargos en algunas de las nuevas consejerías del Gobierno de Murcia que ocuparán los tránsfugas de Ciudadanos. Se trata de Isabel Franco, Valle Miguélez y Francisco Álvarez, que fueron los primeros en abandonar la disciplina naranja.
Este viernes se conocía que la procuradora de Cs por Salamanca María Montero Carrasco ha dejado su Grupo Parlamentario aunque no ha renunciado a su acta por lo que seguirá ocupando escaño en las Cortes de Castilla y León, donde el próximo lunes se debatirá una moción de censura presentada por el PSOE contra el Gobierno de la Junta formado por PP y Cs.
Cantó, el más notorio
La baja con más notoriedad pública era la de Toni Cantó, que abandonaba abrutamente el lunes la reunión de la Ejecutiva nacional extraordinaria en la que se le había ofrecido un puesto, junto a otro barones territoriales como el exvicepresidente madrileño Ignacio Aguado, el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, y la vicealcaldesa de la capital de España, Begoña Villacís.
Cantó, militante de Ciudadanos desde sus orígenes (luego, como muchos otros, recaló en UPyD, donde fue diputado por primera vez, para volver al partido naranja) aseguró estar muy "cabreado" e incluso "decepcionado" con Arrimadas y entregó su acta en las Cortes Valencianas. Como muchos de los que se van elogió el papel del ex presidente del partido, Albert Rivera, que de momento guarda un significativo silencio sobre la crisis abierta en su partido.
La nueva estrategia del partido liberal tampoco convence a cuatro diputados de la Asamblea de Madrid, que se marchan sin dejar su acta, si bien éstas quedarán extinguidas después de las elecciones del 4 de mayo.
La diputada regional Marta Marbán fue hace uno año la número dos de la candidatura a las primarias del partido de Francisco Igea, en las que el vicepresidente de Castilla y León fue derrotado ampliamente por Arrimadas.
Marbán fue, como concejal en la localidad madrileña de Villanueva del Pardillo, el primer cargo público de Cs fuera de Cataluña. Durante su primera década de existencia, la formación se circunscribió al Parlament y a algunos ayuntamientos catalanes.
Junto a ella, Sergio Brabezo, Juan Rubio y Enrique Martínez Cantero también abandonan un grupo dinamitado por la convocatoria anticipada de elecciones de Isabel Díaz Ayuso. Han sido 14 bajas en nueve días, pero nadie puede asegurar que la sangría no continúe.