"Tienes que estar dispuesta a compartir el marido". Cuando contactaban con ellas a través de internet, uno de sus objetivos era el de incrementar -tanto como fuera posible- el número de matrimonios entre los integrantres del grupo.
La segunda de sus intenciones era convertir a las mujeres captadas en madres de futuros combatientes de la yihad, los guerreros dedicados a extender "la religión verdadera". En cualquier caso, tenían que estar dispuestas a aceptar la poligamia.
El mecanismo era sencillo: los yihadistas localizaban a estas mujeres en distintos espacios virtuales. El perfil era el siguiente: conversas al islam, de fuertes convicciones religiosas... para después emborracharlas de toda clase de propaganda yihadista.
Algunas de ellas eran españolas. Los captores les mandaban vídeos de ejecuciones, spots propagandísticos para convencerlas de la 'necesidad' de ese combate sangriento y sin cuartel contra Occidente.
Algunas de ellas cayeron en las redes de esa manipulación hasta el punto de ceder a las presiones y terminar formalizando la unión matrimonial con varios terroristas. Cuando ya caían en sus redes, las presentaban a terroristas para casarlas con ellos.
Otras se percataron antes. Fueron ellas quienes denunciaron a la Policía Nacional lo que estaba pasando. Ese fue el origen de la 'Operación Poligamia', una investigación en la que la Comisaría General de Información acabó deteniendo el pasado miércoles a dos miembros de la presunta célula terrorista.
Ambos eran de origen marroquí. Uno vivía en Marruecos pero fue detenido en un fugaz viaje que tuvo que realizar por unas gestiones en Melilla. Trabajaba como carpintero en Marruecos, pero viajó a la ciudad autónoma para prorrogar la residencia. Ahí fue cuando le atraparon. Con el otro, que fue arrestado en Mogán (Las Palmas de Gran Canaria), se comprobó que tenía el pasaporte caducado.
Las indagaciones, según relatan fuentes directas de la investigación a EL ESPAÑOL, se extendieron por países como España, Bélgica, Alemania y Marruecos. Hay más de 30 detenidos de esta red que trataba de coaccionar, manipulación y captación de mujeres.
Testigos protegidos
Los investigadores creen que esta estratagema, en gran parte, estaba pensada para gestionar el retorno de combatientes a Europa. Para dotarles de un matrimonio, de una mayor legalidad a la hora de atravesar las fronteras de los países de la región. Para hacerles pasar algo más desapercibidos.
Por eso, en gran medida, insistían tanto en inculcarles la poligamia. "Dentro de los ideales del grupo se daba por hecho la poligamia entre sus miembros como forma de vida y su disposición a contraer tantos matrimonios como fuera posible".
Algunas de las mujeres se han convertido en testigos protegidos tras denunciar a las autoridades los hechos de los que estaban siendo víctimas. "Querían asegurar que los descendientes de los matrimonios fueran perfectamente adoctrinados para contribuir a 'extender la verdadera religión'", explican desde la Policía Nacional. Algunas de ellas eran de nacionalidad española.
Los investigadores insisten en que no se trataba de algo espontáneo perpetrado por dos versos sueltos del yihadismo en el continente: era una organización perfectamente desarrollada, financiada a escala global y con un sofisticado plan de actuación, unas directrices a seguir.
Por esa dimensión internacional de la banda, la colaboración entre policías de distintos países ha sido trascendental. La Comisaría General de Información ha contado con la cooperación de la Dirección General de Vigilancia del Territorio (DGST) del Reino de Marruecos y de la agencia policial EUROPOL.
También ha sido coordinada a nivel nacional con la Brigada Provincial de Información de Las Palmas, con la de Melilla y con la de San Sebastián, bajo la coordinación de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y la supervisión del Juzgado Central de Instrucción número tres.
Entrada en patera
Los detenidos utilizaban aplicaciones de mensajería instantánea para comunicarse con las mujeres a las que querían captar. Ya habían logrado formalizar hasta dos matrimonios de manera virtual, a través de internet. Ninguna de las mujeres, por fortuna, había llegado a encontrarse con su futuro marido.
Cuentan los investigadores que ambos miembros de la organización en España ya habían cumplido condena por una célula que fue desarticulada en Marruecos en el año 2012. Tras salir de la cárcel, en 2018, uno de ellos entró en España en patera, y se asentó en Canarias. Allí permanecía de manera irregular.
Los agentes llevaban más de un año siguiendo la pista de esta estructura cuyo objetivo era el de imponer "un califato islámico por medio de la yihad combativa", incrementando así el número de integrantes del grupo.
"Son súper piratas. Van siempre a por gente vulnerable", denuncian los investigadores. Ese era su objetivo, localizar personas con esacasa formación religiosa, influenciables, a las que inculcarles con facilidad el ideario yihadista.
Los hijos de esas mujeres se convertirían en los futuros muyahidines. Se trata de una palabra, en un contexto islámico, que alude a alguien "que lucha por su fe". A quien "hace la yihad". Eso fue lo que los detenidos lograron de aquellas mujeres: que aceptaran que sus futuros hijos acabasen inmolados por una guerra que, en principio, no era la suya.