Trescientos mil españoles habrían muerto de coronavirus si el Gobierno no hubiera declarado el estado de alarma el pasado 14 de marzo. Palabra de Pedro Sánchez. Este fue el cálculo apocalíptico del presidente de España para justificar este sábado la petición de ampliar todo un mes más la situación de excepción que rige en el país.
Sánchez no aclaró algo fundamental: si cuando predecía una cifra tan elevada, 300.000 fallecidos, la deducía aplicando el mismo rigor que el sistema de contabilidad oficial utilizado por el Ministerio de Sanidad durante la crisis de la pandemia. Ya es aceptado por todos que los muertos oficiales datados hasta la fecha por el Covid-19 son, en realidad, muchísimos más.
De ser así, los 300.000 muertos presumidos por el presidente del Gobierno, en una especie de ucronía monclovita, para meter miedo y justificar la prolongación del estado de alarma también estarían equivocados. Y serían, como mínimo, medio millón de españoles. Una hecatombe que no llegó a alcanzarse ni tan siquiera en la fratricida Guerra Civil española.
Los tres errores oficiales
Inverence, el grupo de investigación especializado en Big data, formado por matemáticos principalmente, ha probado que durante estos meses la información del Ministerio de Sanidad está desajustada, y no coincide con la suma de muertes acaecidas en hospitales, residencias y domicilios particulares. Cuanto más se prolonga la pandemia en España, la distancia entre los fallecidos reales y los que da el Gobierno, a través de sus diferentes observatorios, va aumentando.
Según el último estudio de Inverence al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, en realidad los muertos por Covid hasta este sábado son alrededor de 50.280. Sí, más de 50.000. Y no los 27.563 anunciados este sábado por Fernando Simón, director del Centro del Control de Alertas y Emergencias Sanitarias. Según los datos del experto jefe Simón, el día anterior murieron 'solo' 102 personas por Covid en España, la cifra más baja en los últimos dos meses.
Tal es el grado de confusión en la contabilidad oficial que mientras el Gobierno habla de 27.563 muertos, el Instituto Carlos III, el organismo del Estado que ofrece información sobre la mortalidad diaria, decía este viernes que los muertos por el virus letal eran 30.604, tres mil muertos más que los ofrecidos por Simón.
Pero el error de contabilidad es, aún, superior. José Almagro, director de Inverence, tan minucioso en el trabajo como su equipo, explica las disfunciones que van descubriendo a medida que perfeccionan sus métodos de análisis en esta materia. Han concluido que los muertos totales por coronavirus en España, hasta este 16 de mayo de 2020, serían 50.280.
Así explican este hueco abismal entre los muertos oficiales y los reales. En tres puntos y dos consideraciones finales:
1. Barcelona no suma. Según Inverence, la capital catalana, con 1,5 millones de habitantes, no ha enviado datos de fallecidos desde el 12 de marzo. Y citan fuentes del Instituto Carlos III. La estimación se realiza suponiendo que el número de muertos es proporcional al del resto de Cataluña. Inverence calcula que habría que sumar, en realidad, 4.137 muertos más a los 30.604 que el MoMo decía que había el 15 de mayo en toda España.
2. Informatización parcial. Algunas Comunidades Autónomas tienen registros civiles que no están informatizados. Por tanto, no envían sus fallecimientos en tiempo real al Carlos III y, por ende, al Gobierno.
Las desviaciones más importantes están en Madrid, donde los registros al día alcanzan el 81% de la población. Por tanto, se carece de datos al momento del 19% de los habitantes en la contabilidad del Covid. En Castilla y León solo reportan registros actualizados el equivalente al 66% de la población. También sucede en otras comunidades como Andalucía y Aragón.
Aunque el Instituto Carlos III hace sus cálculos y aplicaciones matemáticas, Inverence, con su sistema, colige que en estos meses ha habido, al menos, 5.852 muertos más por el coronavirus que los registrados oficialmente. Explicación: la deficiente informatización. Por tanto, a los 30.604 oficiales habría que añadir, también, estos casi 6.000.
3. Error en la línea MoMo. Siempre según Inverence, la línea de mortalidad esperada en España, la establecida por el Sistema de Monitorización de la Mortalidad de acuerdo con lo sucedido desde 1980, está mal realizada.
El grupo de Big data, con un análisis profundo del comportamiento de mortalidad, ha detectado que, por ejemplo, en diciembre pasado, en enero y parte de febrero hubo menos muertos por las causas habituales de los esperados por MoMo. De ahí, deducen: como han aumentado los muertos registrados, la letalidad del virus es aún mayor de la oficial. Calculan, pues, que debido a este error en la llamada línea Momo ha habido seguramente 2.500 muertos más por Covid de los admitidos.
Estos 2.500 habría que añadirlos, también, a los 30.604 oficiales.
Finalmente Inverence ha detectado otro elemento deficiente en los cálculos que hace el Instituto Carlos III, en relación con la información entendida como consolidada. Este apartado es difícilmente entendible para quienes no son expertos matemáticos y estadísticos. Pero el grupo de investigadores, con el crédito de su trabajo y pese a la prudencia que utilizan siempre en sus cálculos, entiende que a todas las cifras anteriores con muertos no atribuidos correctamente al Covid habría que añadir, al menos, 7.187 más.
Por tanto, los 30.604 fallecidos por la pandemia hasta el 15 de mayo, siempre según el Instituto Carlos III, serían en realidad 50.280 con todas las sumas anteriores. No obstante, según el informe actualizado, esta cifra variaría en unas decenas a la baja.
Casí 1.100 muertos por millón
De ser así, como todo parece indicar, España lideraría la deshonrosa clasificación de muertos por ratio de población: nos aproximaríamos a 1.100 muertos por millón de habitantes.
Hay que tener en cuenta, además, que nuestro país aún no ha alcanzado el punto cero de la pandemia, ni en muertos ni en contagios. Inverence prevé que, al menos, fallecerán 1.300 personas más. Se llegaría a los 52.000 fallecidos al final del túnel.
Sánchez, malparado
Se mire por donde se mire, en términos de bajas de guerra (expresión que Pedro Sánchez ha dejado de utilizar), el tsunami del coronavirus figurará en las páginas negras de nuestra Historia desde el punto de vista sanitario y político.
Deberán pasar meses para calibrar el impacto que esta crisis tendrá sobre la figura de Pedro Sánchez. Y aún no se ha producido el terrible desenlace económico, con decenas de miles de empresas que morirán y millones de puestos de trabajo desaparecidos.
El líder del PSOE no estuvo especialmente atinado este sábado al presumir de lo siguiente: de no haber decretado el estado de alarma habrían muerto 300.000 españoles. Porque la pregunta que suscita tal aseveración es cuántas muertes nos habríamos ahorrado con el adelantamiento del estado de alarma. Por ejemplo, una semana antes, el 7 de marzo, en vísperas de la celebrada manifestación del 8-M.
Según la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), de haber actuado siete días antes, el número de casos de coronavirus se habría reducido un 62%. Ergo, miles de españoles no se habrían infectado y no habrían fallecido de coronavirus.