No hay precedentes que sirvan para contextualizar el reto de seguridad que Europa afronta en el norte de Siria. En diferentes campos de detenidos se hacinan miles de yihadistas de origen europeo: se han sumergido en las entrañas de la guerra y están fuertemente radicalizados. Son varones combatientes, pero también mujeres y niños. Entre ellos, decenas de españoles.
¿Qué hacer con ellos? La dinámica que están adoptando los países miembro de la Unión Europea es la de su repatriación. Fuentes de seguridad consultadas por EL ESPAÑOL sostienen una razón que fundamenta esta decisión: "Es mejor traerlos de forma ordenada para que sean juzgados en lugar de dejarlos en territorio sirio o iraquí y que puedan volver sin control pero con sus intenciones terroristas intactas".
Pero hay una segunda razón. La coalición internacional que ha luchado contra el yihadismo en Siria e Irak no quiere dejar en el terreno a los miles de yihadistas que aún quedan en ambos países. Su permanencia con pocos estándares de control supondrían el germen de un nuevo califato físico en la región.
Esa es la máxima que también comparte España. Afrontarlo, no obstante, no es sencillo. Más de 200 personas de origen nacional o con fuertes vínculos a nuestro país se han marchado a Siria e Irak para integrarse en filas de Estado Islámico o Al Qaeda, según detallan informes de Inteligencia. Tienen pasaporte español, pero muchos de ellos también cuentan con segundas nacionalidades -principalmente marroquí-.
Todavía es una incógnita cuántos pueden reunir las condiciones para afrontar su repatriación a España y ser juzgados en nuestro país: "Decenas", señalan las mismas fuentes.
Hombres, mujeres... y niños
Hay combatientes que han estado en primera línea de combate. Un ejemplo lo representa Yasin Ahram Pérez, de origen cordobés. Más conocido como el hijo de la Tomasa [en referencia a su madre Tomasa Pérez Mollejas, malagueña], ocupó la primera plana informativa tras verter amenazas contra España en un vídeo difundido por canales de difusión yihadista.
Pero también mujeres y niños; las primeras sostienen en buena medida las estructuras familiares en las que se afianza el yihadismo y los segundos empiezan a ser adiestrados en el uso de armas a muy corta edad, incluso por debajo de los diez años.
Yolanda Martínez Cobos, de 34 años y procedente del madrileño distrito de Salamanca, es ahora madre de 4 hijos. Se marchó a Siria enrolada en el Estado Islámico tras haberse casado con un reclutador yihadista. Las continuas derrotas militares de Daesh terminaron con sus huesos en los campos de detenidos en los que se hacinan hasta 15.000 yihadistas en el norte de Siria; 5.000 de de ellos de origen europeo.
Desde el punto de vista jurídico, no es fácil para los países europeos afrontar la situación de todos estos individuos. No existen líneas maestras bajo las que se pueda sentar una doctrina general: los casos deben ser analizados uno por uno. Francia y Bélgica, principales focos de envío de combatientes yihadistas desde la Unión a zonas de conflicto, ya están en esa tesitura.
Haciendo "inventario"
España, en menor medida que Francia y Bélgica, también está implicada en esta problemática. Carlos Echevarría Jesús, profesor de Relaciones Internacionales de la UNED, considera que "el escenario es complicado" y que deben ser agentes del mundo judicial quienes "hagan inventario" de los yihadistas detenidos en Siria y sus características: "Hay que ver quién es quién, y quiénes son susceptibles de regresar".
"Una vez se empiece a canalizar el regreso, como en Bélgica, lo ideal es que antes de que vuelvan tengamos claro qué vamos a hacer con ellos y qué nos permite hacer la legislación de cada país", aseveró Echevarría en la presentación del informe La amenaza de los retornados del Estado Islámico: una preocupación para España y para la Unión Europea, impulsado por el Instituto de Seguridad y Cultura.
Así, las autoridades españolas tendrán que atender a diferentes criterios sobre cómo abordar esa columna de yihadistas: si han estado en primera línea de combate, la edad (con especial complejidad en el caso de los niños), las posibles segundas nacionalidades que puedan tener... Multitud de variables que definen cada caso.
Un escenario "confuso", define Echevarría, aunque aclara algunos términos sobre estos individuos: "¿Se trata de familias? Sí. Pero terroristas. No sólo es terrorista el varón, haya muerto o siga vivo; su entorno ha sufrido la misma inyección de radicalización y representa un grave problema".
Las mismas fuentes de seguridad advierten de que se tratará de un proceso largo, pero que la determinación pasa por repatriar a esta columna de yihadistas que aguarda en campos de detención. Y, así, atender a los compromisos internacionales en una lucha contra un terrorismo que no entiende de fronteras.