Son prácticamente novatos en la política institucional canaria, por cuanto ha sido ahora, tras la celebración de la cita con las urnas del pasado 28 de mayo, cuando han logrado por primera vez estar representados en instituciones como el Parlamento de Canarias o el Cabildo de Tenerife, pero lo cierto es que Ciudadanos (Cs) está a un paso de convertirse en una clave fundamental para entender por dónde pasa el poder político y económico en las Islas.
El aparente contrasentido se explica en el acierto de sus negociadores a la hora de cerrar un pacto muy favorable a los intereses de la formación naranja en plazas como el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, donde, con apenas dos concejales, ha sabido negociar un ventajoso acuerdo con el PSOE. Así las cosas, los dos ediles de Cs controlarán tanto el Área de Urbanismo como la influyente Sociedad de Desarrollo, además de mantener su prestigio intacto de cara a sus votantes, dado que este pacto con el PSOE obedece fielmente a sus promesas electorales. No en balde, estas siempre se basaron en la necesidad de la regeneración en la política isleña y, por ende, en que Coalición Canaria pasara a la oposición tras tantas décadas en el poder.
Basta con recordar que dicho ayuntamiento de la capital tinerfeña lleva en manos de CC aunque bajo distintas denominaciones, desde el mismísimo franquismo, lo que ha provocado un hartazgo entre la ciudadanía muy similar al que se produjo con el PSOE de Andalucía.
Otro paso de gigante
Pero Ciudadanos, como se decía, está a punto de dar otro paso de gigante para alcanzar un nuevo rol como agente político de primer orden en las Islas Canarias, dado que tiene a mano controlar igualmente las áreas económicas más relevantes del Cabildo más importante de todo el archipiélago: el de Tenerife. Sobre la importancia de dicha institución, baste recordar que su presupuesto para el ejercicio en curso ronda los 1.050 millones de euros.
Para redondear una maniobra negociadora cuyos resultados, aquí expuestos, ya quisieran protagonizar otras fuerzas políticas, Ciudadanos tendrá que someterse a las reglas de la política canaria (distintas a las de otras comunidades por la presencia de CC) y pactar de nuevo con un socialista, en este caso el moderado Pedro Martín, quien obtuvo el mismo número de consejeros insulares (11) que el coalicionero Carlos Alonso, aunque con 909 votos menos.
Otra clave nos sirve para explicar cómo Ciudadanos, a pesar de contar sólo con dos ediles en la capital tinerfeña y dos consejeros en el Cabildo de esta isla, puede llegar a alcanzar un botín político de tanta relevancia para dichas instituciones y, claro está, para sus administrados. Y es que los negociadores de la formación naranja en ambos casos se han beneficiado del citado hartazgo que genera CC entre buena parte de la ciudadanía isleña, de tal modo que Podemos respalda con sus votos ambas mayorías sin pedir absolutamente nada a cambio ni participar directamente en sus equipos de gobierno, dado que la formación morada ve satisfechas sus aspiraciones con el adiós al poder de Coalición, un partido -no lo olvidemos- con un turbio expediente en lo que se refiere a casos de corrupción.
Un dato más para entender la realidad de la política isleña actual. Si las dos diputadas autonómicas de Ciudadanos hubieran apostado por el pacto conformado alrededor del PSOE, hoy estarían negociando su cuota de poder. Sin embargo, se ven hoy abocadas a la oposición dado que, a nivel regional, sus representantes apostaron por el caballo perdedor, que, hoy por hoy, en Canarias no es otro sino CC.