Las policías europeas participaron en un simulacro terrorista en Holanda un día antes de los atentados del 11-M. El ensayo, propiciado por Francia, sirvió como excusa según el excomisario José Villarejo, para que el servicio secreto galo colocara en suelo español un fuerte dispositivo de agentes, hombres y mujeres que se movieron libremente por la capital horas antes del ataque, sabiendo que sus homólogos españoles estaban centrados en otras tareas.
En un escrito remitido la pasada semana a la Audiencia Nacional, el expolicía mantiene que fue Cayetano Miró Valls, entonces general jefe de los contingentes de la OTAN en España, quien le confirmó la existencia de ese operativo, además de otros datos que vincularían al servicio secreto francés con los atentados. El problema es que Miró Valls falleció en septiembre de 2013, por lo que el exmando policial solo podrá confirmar el encuentro entre ambos si el militar aparece entre sus grabaciones y si el juez instructor no considere esa cinta objeto de información reservada y por lo tanto, secreta.
Desde finales de febrero, el exagente en prisión preventiva mantiene como línea de defensa que parte de las piezas que la Justicia investiga en la operación Tándem eran en realidad gestiones encaminadas a descubrir la verdad sobre los peores atentados en la historia de España. En un primer escrito, Villarejo señaló directamente a los servicios secretos marroquíes y a la inteligencia francesa por adiestrar presuntamente a los terroristas en el uso de explosivos.
Hace una semana, el exagente, acusado de cohecho y prevaricación, amplió su versión con datos más concisos, como las presuntas reuniones que galos y marroquíes mantuvieron en una finca a 80 kilómetros de París, propiedad de Mohamed VI o la existencia de una documentación que acreditaba esos contactos, vinculados con el incidente del islote de Perejil, en el que España expulsó .
Nueva declaración
En ese mismo escrito, Villarejo relata una reunión con el "general jefe de los contingentes de la OTAN en España, Cayetano Miró Vals". Según el exmando policial, el militar español "no solo confirmó todos los datos que refiero del atentado, sino que añadió que precisamente el día anterior, esto es, el 10 de marzo, terminó un simulacro de atentado cuyo obºjetivo era Holanda. Casualmente Francia era el país impulsor de tales maniobra, con lo que Madrid estaba lleno de agetnes franceses, que abiertamente pudieron moverse tranquilamente gracias a esa cobertura".
En sus anteriores escritos, Villarejo coloca a los agentes de Inteligencia galos como las personas que, gracias a sus homólogos marroquíes, facilitaron que Jamal Ahmidan, alias El Chino, pudiera escapar de supuestos seguimientos por parte de la Guardia Civil cuando el terrorista viajaba por España con 200 kilos de explosivos en el coche.
El próximo jueves, Villarejo está citado a declarar como testigo en la última pieza que la Justicia tiene abierta sobre los atentados. Da la casualidad de que el mismo juzgado que le investiga en el caso Tándem (Instrucción número seis, en la Audiencia Nacional) es el único que tiene todavía una pieza abierta sobre el caso. En concreto, mantiene abierta una causa para identificar a la persona que dejó rastros de ADN sin identificar en la casa de Leganés en la que murieron los terroristas.