El expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y uno de sus hombres de confianza, Edmundo Rodríguez, pudieron ser alertados, tan sólo unas horas antes, de que iban a ser detenidos. Esta es una hipótesis que baraja la unidad de la Guardia Civil encargada de la investigación por el caso Lezo. Su 'garganta profunda', según estas sospechas, fue Mauricio Casals, hombre fuerte del grupo de comunicación Atresmedia, presidente del periódico La Razón y conocido como el 'Príncipe de las tinieblas' por sus estrechas relaciones con el poder.
Los investigadores barajan esta sospecha por varios hechos ocurridos justo antes de que se desencadenara la Operación Lezo ordenada por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco y supervisada por la Fiscalía Anticorrupción.
Pocos días antes del día fijado para detener a Ignacio González, los agentes tuvieron dudas sobre si aquel 19 de abril el expresidente de la Comunidad iba a estar en su domicilio madrileño. Había organizado una salida a Oviedo (Asturias) para acudir a un centro oftalmológico de reconocido prestigio. Sin embargo, el día antes decidió cancelar todo, su vuelo, su estancia y su cita.
La razón fue una llamada de Mauricio Casals convocándole, junto a Edmundo Rodríguez -ex director de la filial sudamericana del Canal de Isabel II, Inassa, y consejero delegado de La Razón-. La cita sería en un reservado del lujoso hotel Palace de Madrid, donde Casals permanece en sus estancias en Madrid (reside en Barcelona). Los investigadores conocieron de esa reunión por la intervención de las comunicaciones y solicitaron al juez que les permitiera poner micrófonos en el hotel para intentar grabar el contenido de la reunión.
Los agentes no acertaron en el lugar de la reunión, dado que se pensó sería en la cafetería y finalmente fue en una sala dentro de la habitación reservada por Casals. Los investigadores consideran clave esa reunión para descubrir el origen de los diversos 'chivatazos' que ha tenido González respecto a la investigación sobre él.
En una conversación anterior, la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado ya detectó que Casals había sido informado por una “magistrada amiga de la casa” que se había grabado una conversación sospechosa a Edmundo Rodríguez, lo que encendió todas las alarmas de que estaba siendo investigado por el 'saqueo' del Canal de Isabel II.
Mutismo por teléfono
Según adelanta el diario ABC, un mes antes de proceder a la detención de González, el fiscal jefe de Anticorrupción, Manuel Moix, se opuso a que se prorrogara la intervención de las comunicaciones de los principales investigados. Sin embargo, finalmente aceptó la postura de los fiscales del caso y asumió que se siguiera grabando las conversaciones de González, su hermano Pablo y de Edmundo Rodríguez Sobrino.
Durante ese mes, los principales investigados no tuvieron prácticamente ningún encuentro de interés para la investigación. Los agentes encargados de analizar esas conversaciones sospechan que tenían conocimiento de que estaban siendo 'monitorizados' por su absoluto mutismo.
Una vez acabado ese mes, fue el juez Velasco quien decidió seguir prorrogando esa intervención tras la alerta de los agentes de que se iba a producir la reunión entre Casals, González y Rodríguez Sobrino.
Otro dato de interés para los agentes es que una vez finalizado el último mes de intervenciones telefónicas, los investigados volvieron a hablar por teléfono. Las sospechas existentes es que pensaban que ya se habían finalizado esas intervenciones. El que Velasco decidiera prorrogar las escuchas fue precisamente lo que permitió detectar esa reunión de urgencia convocada por Casals para el día antes de la operación.
Por ahora, no se ha podido rescatar el contenido de esa conversación clave para los investigadores. Sin embargo, los agentes encargados del asunto están intentando recuperarlo en la medid en que podría despejar muchas de dudas sobre quién está detrás del chivatazo al entorno de González.
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