La casualidad quiso que la asturiana Carmen Martínez, científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), oliera una rosa damascena y que, en ese mismo momento, su memoria olfativa le llevara hasta su infancia. En concreto, cuenta, al concejo de Cangas del Narcea, en Asturias.
Algo tan circunstancial ha hecho que hoy los perfumistas de élite mundial miren a España gracias a su descubrimiento —o redescubrimiento—. Lo que olió Martínez no fue otra cosa que la rosa Narcea, una variedad que posee múltiples propiedades cosméticas.
Antigua y olvidada, resulta perfecta para perfumería, por lo que en seguida se le ha dado el sello de protección internacional y creado proyecto para su cultivo y uso en fragancias por parte de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética. Todo fue fruto, sin duda, de la suerte y el trabajo de esta investigadora asturiana.
A partir de ese recuerdo, cuenta que "la experiencia científica de muchos años recuperando antiguas variedades de vid y de olivo" la llevó a "establecer paralelismos, a atar cabos" hasta sumergirse de lleno en el estudio "apasionante" de esta rosa.
Y es que esta científica del CSIC tiene un don para descubrir variedades desconocidas y únicas en el mundo. “En estos 35 años de trabajo, he tenido la suerte de describir por primera vez un número importante de variedades desconocidas de vides, olivos y ahora una rosa", cuenta Martínez.
Eso sí, no todo es cuestión de azar. Dice que "la suerte debe ir seguida de muchas horas de trabajo y de capacidad de resistencia a las dificultades que seguro aparecerán en el camino". Sobre todo, lamenta, la constante necesidad de"defender ante los incrédulos y los cenizos aquello que como experta en el tema tienes claro y puedes demostrar con datos".
Suspiros internacionales
La élite de la perfumería mundial suspira, ahora, por esta rosa asturiana redescubierta hace más de año y medio. "Perfumistas de todo el mundo ya la han evaluado y han concluido que la unicidad de sus características la hacen candidata a unirse al selecto y limitado elenco de rosas naturales usadas en perfumería, como la rosa damascena y la rosa centifolia”, aclara Val Díez, directora de Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética.
"La rosa Narcea es un híbrido antiguo natural de la rosa centifolia y la rosa gallica, prácticamente desaparecida, que era muy apreciada por sus múltiples propiedades cosméticas, medicinales y gastronómicas", continúa Díez.
Y añade: "Este descubrimiento ha atraído la atención botánica de los expertos más prestigiosos y ha sido publicado en revistas especializadas de impacto mundial; un dato que refleja la importancia del hallazgo es que la rosa Narcea, certificada genéticamente, es la primera y única rosa del mundo que cuenta con el máximo nivel de protección internacional, concedido por la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales de la Unión Europea".
Esta rosa, asegura la experta, traerá riqueza a Asturias. Desde la Academia del Perfume saben que no viene a desplazar ni a competir con las otras rosas, ni mucho menos. Más bien llega para unirse a las opciones que un perfumista creador tiene a la hora de formular. Porque no hay nada que rete más que algo nuevo, distinto.
De 5 rosales a hectáreas
Dada la práctica extinción de la rosa, de la que solo se conservaban dos ejemplares, las dificultades para su repoblación han sido extraordinarias. "Afortunadamente, los hallazgos de las primeras cosechas han mostrado una rosa de un vigor y resistencia excepcionales, con unas características olfativas distintivas y una capacidad de producción de pétalos y aceite francamente atractivas", desvela Val.
En cuanto a las cifras de rendimiento, explica la experta, los datos preliminares son "muy prometedores". La rosa Narcea florece repetidamente entre los meses de mayo y junio y crece en un microclima muy especial, en una zona montañosa en la cordillera Cantábrica, con valles protegidos por las altas montañas. "Estas condiciones podrían hacer que la rosa produzca una mayor intensidad aromática, según creen los investigadores", añade Val.
Impacto positivo en Asturias
Con su potencial, el cultivo de esta rosa autóctona de los montes asturianos será una vía de oportunidades para las próximas generaciones en la zona rural en la que se cultiva. “Nuestra intención es cultivarla, en principio en exclusiva, en el pequeño valle del río Cibea, en Cangas del Narcea", indica Martínez. Se trata de una antigua zona minera del suroccidente de Asturias, fuertemente castigada por la despoblación, el envejecimiento y la falta de alternativas.
El plan de actuación para llevarlo a cabo, explica Martínez, incluye "la implicación de los propietarios y agricultores del entorno y el desarrollo de una explotación agraria de buena rentabilidad, que generará riqueza". A la vez, dice, "contribuirá a aumentar el valor paisajístico de esta área geográfica, ya de por sí elevado".
Todo ello, además, "con el máximo respeto al medio ambiente y mediante un manejo del cultivo que permita conservar y potenciar la biodiversidad natural del entorno", concluye la investigadora del CSIC.
Los olores y los perfumes tienen la virtud de hacernos viajar en el tiempo a momentos y recuerdos. La rosa Narcea ahora nos lleva al futuro, hacia una nueva realidad en la que los montes asturianos estarán salpicados de ese intenso color rosa y de esa maravillosa fragancia, claro ejemplo de innovación, sostenibilidad e impacto positivo en la comunidad.