Varón, 66 años, diagnosticado de cáncer de pulmón. Responde bien a la quimioterapia, se siente bien, hace deporte a diario. Pero, en un control de rutina, en octubre de 2022, se le diagnostican seis metástasis cerebrales pequeñas. En su centro de referencia se le ofrece tratamiento paliativo mediante irradiación cerebral total. Bajón total. Angustia. Desesperación.
Este caso real, en el que el paciente prácticamente estaba desahuciado, ha dado un giro de 180º gracias a un hombre y a una máquina.
El hombre se llama Kita Sallabanda Díaz (Albania, 1959), hijo de española y raíces italianas, reputado neurocirujano, presidente de la Sociedad Española de Radiocirugía (SER), director médico de IRCA (Instituto de Radiocirugía Avanzada) y hasta ahora, profesor asociado de la Universidad Complutense de Madrid y adjunto en el Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid.
Y la máquina, responde al nombre de Zap-X.
[Metástasis del cáncer de mama: un reto pendiente para la ciencia]
El paciente de 66 años acaba de resetearse. Vuelve a sonreírle la vida. Y lo que parece el argumento de una película futurista, ha ocurrido en el presente y en España. Los tumores de cabeza, cerebro y cuello han hallado con esta radiocirugía de última generación a su mejor pareja de baile.
Pregunta (P.): Doctor, antes de hablarnos de su trabajo y de los beneficios de esta novedosa terapia, ¿puede explicarnos qué hay dentro de la Zap-X que roza los milagros?
Respuesta (R.): Es el sistema de radiocirugía más moderno para tratar diversas patologías del sistema nervioso central sin tener que abrir la cabeza, en minutos, sin necesidad de ingreso hospitalario y que requiere de poco a ningún tiempo de recuperación del paciente. Algo realmente revolucionario.
P.: ¿Y qué pasó exactamente con el paciente de las seis metástasis?
R.: Que se encuentra perfectamente. El paciente acudió a nuestro centro para una segunda opinión y le recomendamos, siguiendo los protocolos internacionales, radiocirugía con intención radical de las seis lesiones, en una única sesión. Le hemos administrado una dosis efectiva , con precisión submilimétrica, preservando el cerebro sano de tal manera que la dosis media que recibe es 30 veces menor a un tratamiento cerebral total, lo cual no solo reduce drásticamente los efectos tóxicos de la radiación, sino que posibilita nuevos tratamientos, de forma inocua, en caso de ser necesarios.
Con una terapia convencional, este paciente iría perdiendo progresivamente facultades como la memoria, la escritura… y, al seguirle creciendo los tumores, tendría peor pronóstico de la enfermedad.
P.: ¿Qué tipos de cáncer trata la Zap-X? ¿Y los cura?
R.: Este sistema de radiocirugía sirve para tratar diversas patologías del sistema nervioso central que elimina tumores y metástasis cerebrales. Hay que tener en cuenta que de los 280.000 pacientes con cáncer que se diagnostican cada año en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), entre el 20 y el 40 por 100 produce metástasis cerebrales. Y de ellas, solo el 20 por 100 se tratan con radiocirugía. Esto significa que hay unas 80.000 metástasis cerebrales que se quedan sin tratar con una terapia adecuada.
P.: ¿La palabra metástasis suena a guadaña o podemos decir, a partir de ahora, que sonaba?
R.: Las metástasis cerebrales se curan con la radiocirugía y, en el peor de los casos, se cronifican. Y hablo tanto con la tecnología que existía hasta ahora como con la que lleva el Zap-X; la diferencia es que, como digo siempre, la radiocirugía es un concepto de tratamiento y el Zap-X, la tecnología más novedosa. Los pacientes que fallecen lo hacen por su tumor primario.
P.: ¿Cuántas máquinas Zap-X tenemos en nuestro país?
R.: Solo hay 10 repartidas por el mundo – Estados Unidos, Alemania, Suiza y España –. La cuarta que se activó en Europa fue la nuestra, convirtiendo al Instituto de Radiocirugía Avanzada (IRCA), en el Hospital Viamed Santa Elena de Madrid, en el primer y único centro que dispone de este sistema en nuestro país. Y además es el que está tratando tumores más complicados y con mayor éxito. Ahora ya están instalándose también en Francia, Polonia, Grecia… porque es evidente que funciona.
P.: ¿Por qué decidió apostar por esta máquina y no por otra?
R.: Todo surgió en una comida entre colegas neurocirujanos de toda España. Nos dimos cuenta de que nuestra aparatología estaba un poco obsoleta y que necesitábamos modernizarnos con alta tecnología como la que estaba ya en otros países de Europa, para poder dar un óptimo servicio a nuestros pacientes. Y fue el doctor Luis Ley, Jefe del Servicio de Neurocirugía en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, el que sugirió que trajésemos la Zap-X.
P.: ¿Aparte de tumores benignos y malignos y metástasis, tiene alguna otra virtud?
R.: Además de abordar diversas patologías relacionadas con el cáncer como los tumores malignos y benignos, tratamos el dolor oncológico, hasta ahora intratable. Esta tecnología puede tratar el dolor neuropático, las malformaciones vasculares, la epilepsia o diferentes enfermedades psiquiátricas.
Actualmente, hay cientos de miles de pacientes en España con bombas de morfina que no pueden hacer vida normal por el dolor oncológico, esto podría acabarse mediante esta técnica, mejorando sustancialmente la calidad de vida de los pacientes y ayudándoles mucho a nivel psicológico. El Zap-X, cuenta con el apoyo tecnológico de Mercurius Health, empresa internacional especializada en soluciones oncológicas avanzadas, y es increíble su potencial.
P.: ¿En qué se diferencia de los aparatos de radioterapia que tenemos hasta la fecha?
R.: Sus diferencias más notables frente a los aparatos de radioterapia que había hasta ahora es que es una técnica no es agresiva, que no precisa búnker (sala de tratamiento blindada); es más a diferencia de otras tecnologías que requieren búnkeres bajo tierra, nuestro Zap-X está en la superficie, en una sala con ventanales por los que entra la luz natural, lo que favorece la gestión emocional del paciente. Y es muy amplio para evitar la claustrofobia.
Otra ventaja de no necesitar salas blindadas es que permite que no sea necesario un hospital de grandes dimensiones para su instalación, lo que puede acercar esta tecnología a pacientes de cualquier zona y a centros sanitarios pequeños.
P.: ¿Si no necesita búnker es porque contamina menos?
R.: No contamina nada, ya que, a diferencia de otros equipos existentes, no utiliza fuentes de cobalto para sus tratamientos. Y al no hacerlo, es sostenible 100 por 100. Las fuentes de cobalto, cuando dejan de funcionar, hay que enviarlas a un cementerio nuclear. El sistema de blindaje de la Zap-X se compone principalmente, de acero, plomo y aleaciones de tungsteno. Y cuando se rompa, dentro de 10 o 15 años, será como deshacerse de un electrodoméstico más.
P: ¿Y no daña células sanas?
R.: Una de sus principales virtudes es su precisión y su eficiente distribución de la radiación. Gracias a su sistema de control de posicionamiento en tiempo real, tiene un margen de error inferior a 1 milímetro. Además, cuenta con 16.200 entradas por las que puede aplicarse la radiación para que sea eficaz y minimice la probabilidad de efectos secundarios.
Es el sistema de radiocirugía más avanzado en la actualidad y el único que está reconocido por usar movimientos giroscópicos para dirigir la radiación desde multitud de ángulos de forma muy precisa hacia la diana. Se trata de un enfoque distintivo que permite dispersar rápidamente las dosis irradiadas más allá del tumor, para ayudar a proteger el tejido cerebral sano circundante.
P.: ¿Cuántas horas tienes que permanecer dentro de la máquina para que haga su trabajo?
R.: ¿Horas? No, las sesiones suelen durar entre 10 minutos para tumores y metástasis pequeños hasta 30 minutos para los más grandes. Y el número de sesiones es mínimo. Y en cuanto a complicaciones y efectos secundarios también son mínimos o nulos, permitiendo al paciente su reincorporación inmediata a sus actividades. Se puede recibir el tratamiento y a continuación coger un avión o un submarino, porque no hay que olvidar que no requiere anestesia.
P.: ¿Podríamos decir entonces que estamos ante el único equipo de radiocirugía que ofrece humanización al paciente enfermo?
R.: Hasta hace bien poco yo mismo practicaba radiocirugía invasiva, que requiere la colocación de una especie de corona de metal que se atornilla al cráneo y los pacientes sufrían y se enfrentaban a unos postoperatorios durísimos. En este caso, usamos una máscara hecha para cada paciente, del tamaño de su cabeza y transpirable. Es completamente indoloro y algo que agradece mucho el paciente es que, durante el tratamiento, tanto el equipo médico como los familiares pueden estar en la misma sala. A nivel psicológico es de gran ayuda. Con esta técnica no invasiva efectivamente estamos frente a un aparato tecnológico que humaniza la ciencia y el trato.
P.: ¿Cuántos casos llevan tratados hasta la fecha y con qué resultados?
R.: La máquina comenzó a funcionar hace muy poco; en noviembre de 2022 y desde entonces llevamos tratados con éxito total a 16 pacientes y cada día vienen más y no solo de España.
P.: ¿Hay algún caso, aparte del paciente de las seis metástasis que le haya impresionado especialmente?
R: Varios. Por ejemplo, el de una mujer de 39 años que acudió al centro para valorar la radiocirugía de meningioma del nervio óptico izquierdo diagnosticado a raíz de molestias en dicho ojo. Al no poder ser operada por el riesgo de pérdida de visión, se mantuvo en observación, y la progresión de la lesión le produjo protrusión del globo ocular fuera de la órbita. En IRCA le practicamos una radiocirugía en 5 sesiones, y ha logrado preservar la función del nervio óptico.
También hemos tenido un paciente diagnosticado de adenoma de hipófisis y cuyo tumor ha sido el más grande tratado hasta la fecha con radiocirugía Zap-X.
P.: Podía detallarnos doctor, cuales serían los pasos que debe seguir alguien que quiera informarse del tratamiento con Zap-X?
R.: Por supuesto. Lo primero, ponerse en contacto conmigo por correo electrónico (ksallabanda@institutorca.com) o por teléfono (911 091 946) y enviarnos las pruebas que le hayan hecho hasta el momento, con imágenes de Tac y Resonancia magnética que muestran el tamaño, la forma y la ubicación del tumor o las metástasis. Entonces, nuestro equipo de neurocirujanos y radioterapeutas, diagnosticamos y coordinamos con el paciente el procedimiento terapéutico.
Segundo, la planificación. Si el tratamiento médico con Zap-X es apropiado, los médicos, los físicos biomédicos y los radioterapeutas evalúan conjuntamente los estudios. Los datos de las pruebas se transfieren a un ordenador para la planificación del tratamiento.
Y, tercer paso. Una vez dada la aprobación del paciente, el día del tratamiento, nuestro equipo prepara al paciente. En una cómoda posición acostada (con música de fondo si lo desea) se coloca la máscara y se irradia. Nuestro equipo médico permanece en la habitación y directamente en contacto con el paciente. Una persona de su confianza también puede estar cerca.
Durante el tratamiento, un tumor puede cambiar de posición debido a los movimientos del paciente. Gracias a la guía de imagen inteligente, que permite la localización permanente y el posicionamiento en tiempo real del tumor o metástasis, Zap-X corrige de manera automática el ángulo de irradiación. Esto también permite interrumpir el tratamiento, por ejemplo para beber agua o levantarse brevemente.
Después del Tratamiento y una evaluación post intervencional, el paciente puede salir de nuestro centro inmediatamente. Y el último paso es el control. Regularmente verificamos y documentamos cómo el tumor o las metástasis reaccionan a la radiación. Algunos tumores o metástasis desaparecen más lentamente que otros, algunos dejan de crecer inmediatamente y no muestran más actividad. En casos raros, se requiere un tratamiento adicional del tejido ya irradiado. Dependiendo del diagnóstico individual, se planifica el primer control entre los 3 y los 6 meses después del tratamiento.
P.: Y ahora, doctor, la pregunta del euromillón. ¿Cuánto cuesta aproximadamente el tratamiento?
R.: Aproximadamente entre 6.000 y 9.000 euros dependiendo de la complejidad del caso. Estamos hablando de una máquina muy avanzada que cuesta 4 millones de euros. Pero actualmente ya hemos cerrado trato con Adeslas y estamos en negociación con otras compañías aseguradoras y con varios hospitales públicos de España.
Aunque parezcan tratamientos caros en un principio, a medio plazo se amortiza porque cuesta entre un 30 y un 40 por 100 menos que la cirugía convencional y, en cuanto a la medicación de estos pacientes, la sanidad pública emplea unos 10.000 euros al año por paciente. Ahora multiplícalo por los años de tratamiento y al final es evidente que salen las cuentas y sale a cuenta y es más rápido, menos invasivo y más eficaz.
P.: Usted, con un CV de 36 folios -ni uno más ni uno menos-, que tiene varios másteres en Aplicaciones Tecnológicas Avanzadas en Oncología Radioterápica, que es docente, que ha escrito un libro, que tiene una hija que sigue sus pasos … ¿Tiene nuevos planes para este 2023?
R.: En 2023 nos vamos a centrar en convencer a la Administración Pública, a las aseguradoras y a los colegas oncólogos de que el dolor se puede erradicar totalmente con radiocirugía en vez de con bombas de morfina y fentanilo y que es más eficaz, menos costoso y que mejora muchísimo la calidad de vida del paciente.
También nos vamos a enfocar en el tratamiento de patologías funcionales como los temblores esenciales (semejante al parkinson), la neuralgia de trigémino y todos los trastornos obsesivo compulsivos (TOC). Las posibilidades del Zap-X son impresionantes y vamos a por ellas. Voy a poner en marcha el Máster de Radiocirugía del Sistema Nervioso Central aquí en IRCA, que hasta ahora lo impartía en la Universidad Complutense de Madrid.
Y voy a ver si traduzco al inglés mi libro “Ciencia y Tecnología al servicio del cerebro”, que es el único que existe en el mundo y que ya va por la segunda edición.
P.: Y por si todo esto fuera poco, doctor, ha sido cónsul honorario de España en Albania, ha recibido la Encomienda de la Orden del Mérito Civil y varias medallas de oro, la última otorgada por la Sociedad Española de Radiocirugía. ¿Cómo se siente la persona que está detrás de este gran neurocirujano?
R.: Orgulloso de estos reconocimientos que me motivan a seguir investigando y mejorando para poder servir a mis pacientes con más calidad y más humanidad. Cuando ellos me dicen en consulta que se sienten afortunados de haber caído en mis manos, siento que no puedo defraudarles.