El consejero de Agua, Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Región de Murcia, Antonio Luengo, se ha desplazado a Madrid esta semana para intentar visibilizar el trabajo que desde su consejería se está haciendo para recuperar el Mar Menor. Dice que “falta comunicación” de todas las medidas que se están llevando a cabo que, asegura “son muchas”.
La mayor laguna salada de Europa está al límite. Y eso que muchos turistas que la visitan repiten una y otra vez eso de “no está tan mal”. El consejero popular recuerda que, al final, “el usuario quiere, cuando llega a bañarse, verse los pies”. Y eso es lo que hace que piense que la situación no es tan grave. Pero, recuerda, “la realidad es que está en un equilibrio muy, muy sensible y en cualquier momento se podría romper”.
Durante su conversación con ENCLAVE ODS, Luengo hace referencia en varias ocasiones a la comunidad científica, cuyas investigaciones están detrás de las medidas que el Gobierno regional ha implantado ya –y de las que pretende implementar. “Los científicos, los que de verdad saben lo que pasa, nos están diciendo que hay dos perturbaciones, dos impactos que pueden perjudicar de forma directa al Mar Menor”, cuenta.
Y lo explica: “Por un lado está una gran entrada de agua, y ya vimos en 2019 lo que sucedió cuando entró esa barbaridad de agua, más del 20% de agua que tenía el Mar Menor, sólo en un día”. Eso, recuerda, provocó un episodio de anoxia catastrófico.
La otra perturbación sería el incremento de las temperaturas. Algo a lo que ya se enfrentaron el año pasado: “¿Eso quiere decir que el problema del Mar Menor lo causa la temperatura? No, ese es el detonante. Nosotros tenemos la probeta con nuestra disolución y vamos echándole gotitas de otra disolución, y en un momento determinado, por una sola gota, cambia el color de la probeta. Pues esto es exactamente igual: con una sola gota, es decir, con el incremento de temperatura dos días, tres días de calma, puede provocar esto que ya ocurrió el año pasado”.
En el preciso momento en el que hablamos con Luengo, los parámetros fisicoquímicos del Mar Menor hablaban “de estabilidad”. Esto, según el consejero popular, lo saben “porque tenemos la masa de agua más monitorizada, probablemente, de Europa”. Y explica que vienen, desde hace seis años, midiendo todas las semanas todos los parámetros de oxígeno, clorofila, turbidez, temperatura, nivel de oxígeno para ver cómo va evolucionando. Ahora, desde la proliferación de algas de esta primavera, monitorizan la laguna a diario.
Al preguntarle a qué se debió esa proliferación, responde que “había estado dos meses parado el sistema de bombeo de la Rambla del Albujón –el principal afluente del Mar Menor–, que depende del MITECO”. Y añade: “Ese fue el detonante”.
La proliferación de algas en el Mar Menor tiene como consecuencia los episodios de anoxia, o falta de oxígeno, que derivan en la muerte masiva de toda vida marina. Para evitarlo, el Gobierno de Murcia ha movilizado a un centenar de personas que se encargan de retirar el exceso de alga.
Pregunta: Han recogido más de 12.000 toneladas de algas en lo que va de año en el Mar Menor, una cifra histórica.
Respuesta: Efectivamente, el volumen que se ha retirado ya a superar 12.200 toneladas desde el 1 de enero de este año hasta el día 6 de julio, que son los últimos registros que tenemos. Imagínate, hoy ya habrá subido bastante. Esta retirada de algas se viene haciendo de manera periódica y continua desde 2017, porque la comunidad científica dijo que una de las acciones que había que llevar a cabo era esta.
Así se evita que cuando se descompongan aporten materia orgánica y puedan poner en mayor riesgo al ecosistema. Hay más de 100 personas trabajando en todo el perímetro del Mar Menor, retirando esas algas, y también hay muchos pescadores –en torno a 50 dentro de la laguna– haciendo lo propio.
P.: Pero ¿qué se hace con esas algas una vez se sacan de la laguna?
R.: Se hace una gestión, es decir, se llevan a un gestor autorizado para que lleve a cabo lo que es la gestión de esas algas como subproducto. Y evidentemente, se hace como dice la ley de residuos.
P.: ¿Hay algún proyecto, iniciativa que se haya acercado a vosotros para reutilizar las algas? Porque son cantidades ingentes de biomasa.
R.: Hay dos empresas, que yo conozca, es decir, que se hayan puesto en contacto conmigo, que han solicitado llevarse una muestra de algas para ver si se puede hacer una valorización de ella y sacar un aprovechamiento. Pero todavía no tenemos respuesta de ninguna de las dos.
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P.: Solo en mayo invirtieron más de 3 millones de euros en retirar toneladas de algas que acaban 'en la basura' cuando tal vez se puedan reaprovechar.
R.: Para que te hagas una idea, desde el año 2017 hemos retirado 18.500 toneladas de biomasa. Y estamos hablando de 12.200 nada más en lo que llevamos de año. Y tenemos previsto invertir 14 millones y llevamos invertido ya 8,5 millones de euros.
¿Qué es lo ideal? Lo ideal es que no haya algas; lo ideal es que se hagan las operaciones en origen necesarias para garantizar que deje de entrar agua con nitrógeno y fósforo al Mar Menor. Eso no conllevaría la proliferación de algas y habría un equilibrio. Ahora, de forma paralela, como tú decías, lo ideal sería que se pudiera valorizar esa alga y ya se haga un aprovechamiento. Y eso es en lo que estamos.
Las 6 presiones del Mar Menor
Luengo insiste en los datos científicos para intentar virar la situación de la laguna murciana. “La comunidad científica ha identificado cuáles son las presiones que tiene el Mar Menor, que son seis”, recuerda. Y las enumera: la minería –ya prácticamente desaparecida–; los puertos náuticos que hay en el entorno de la laguna y “la navegación que implican”; las propias playas, porque “son artificiales, en su momento no había”; la agricultura, la ganadería y “la actividad humana propia, a través de las posibles filtraciones que pudiera haber a través del tipo de saneamiento”.
P.: ¿Qué se puede hacer para evitar que proliferen esas algas y que se recupere el Mar Menor?
R.: Pues reducir esas seis presiones. Nosotros, como Gobierno regional, venimos identificando esas presiones que nos ha dicho la comunidad científica y aportando soluciones a cada una de ellas. En ese sentido, hemos dividido la respuesta en tres grandes bloques: una actuación en origen agrario, con objetivo de reducir la presión de la agricultura y la ganadería en el Mar Menor.
La segunda actuación sería en origen humano, es decir, en el saneamiento de las ciudades y pueblos. La última consistiría, explica el consejero, en la “construcción de tanques de tormenta en las zonas anexas al Mar Menor, que son los que recogen las primeras aguas de lluvia que arrastran los aceites que hay en las calles, el detergente que han utilizado para limpiar, los restos orgánicos de nuestras mascotas, el papel de turno que hay en el suelo. Toda esa suciedad, cuando llueve, en los primeros minutos, va a esos tanques y eso evita que acaben en la laguna”.
Origen agrario
El marco normativo murciano exige a los agricultores y ganaderos del campo de Cartagena un cambio de modelo productivo para poder garantizar la sostenibilidad y el equilibrio del Mar Menor. Al menos, así lo asegura Luengo: “A partir de ese cumplimiento de la norma, hemos formado a más de 2.500 agricultores. Hemos puesto también en marcha una figura que es la del operador agroambiental, que es el asesor que ayuda al agricultor y al ganadero a aplicar la norma. Hemos desarrollado un sello que se llama Distintivo Verificador de la Norma, que no es ni más ni menos que un sello que dice que quien lo tiene cumple con la norma”.
Además, recuerda, la consejería ha llevado a cabo una inversión en “más de mil sondas para verificar qué efecto está produciendo la agricultura sobre el acuífero –la masa de agua que hay en la zona terrestre–. Para ello, hemos invertido más de 1,2 millones de euros en su colocación”, zanja.
Para completar una inversión que supera los seis millones de euros, Luengo pone de relieve la construcción de unos biorreactores, “es decir, unas balsas que se construyen al lado de la rambla del Albujón, el principal afluente que tiene el Mar Menor de agua”. Con ellos, interceptan el agua contaminada, le quitan el nitrógeno y el fósforo y la vuelven a depositar en la rambla para que concluya su curso.
Origen humano
La clave para evitar las presiones de origen puramente humano al Mar Menor es la inversión en el mantenimiento y modernización de las depuradoras. “Aunque están todas sobredimensionadas, es una realidad que en ciertos momentos se saturan, porque no hay red separativa de pluviales en ningún municipio, al menos en Murcia, y cuando llueve, como hay muchas calles que tienen rejillas que han hecho los ayuntamientos para evitar que inunden ciertos sótanos, esa agua va al saneamiento y se satura”, explica Luengo.
P.: ¿Cómo evitar que ocurra?
R.: Lo que hemos hecho es llevar a cabo la construcción de tanques de tormenta, que son unos grandes depósitos de embalses que se ponen al lado de la depuradora para almacenar esa agua en caso de lluvia, durante esos primeros minutos, que arrastra la suciedad que puede haber en la red de saneamiento. Aparte de eso, hemos ayudado a los ayuntamientos a identificar cómo está la red de saneamiento para poder ver si necesita algún tipo de actuación. Y hemos reparado ya más de 12 kilómetros de tubería y hemos hecho una inversión que supera el 1,7 millón de euros.
Esto último, cuenta, se lleva a cabo con una tecnología curiosa. “Metemos una cámara y vemos cómo están las redes y si hay algún tipo de rotura, metemos una especie de manga con luz ultravioleta que sella totalmente la tubería y evita la filtración de aguas residuales”, explica. Eso sí, reconocer que hay que hacer más. “Los ayuntamientos tienen que seguir revisando toda la red de saneamiento”, concluye.
P.: Entonces, ¿cómo reducir la proliferación de algas?
R.: Muy fácil, reduciendo la entrada de agua y haciendo actuaciones en origen. Para reducir la entrada de agua solamente hay que, en primer lugar, evitar que entre agua por las diferentes ramblas al Mar Menor. Para eso hay infraestructuras. Lo que tiene que hacer el MITECO es garantizar que esas infraestructuras están funcionando bien e incluso si tiene que reforzar o reparar o arreglar o fortalecer alguna de ellas, hacerlo con la máxima celeridad.
Y luego contribuir a bajar el freático, es decir, la masa de agua que hay debajo de la zona terrestre, de la tierra que hay en torno al Mar Menor. Esa zona está muy cargada y hay una afección directa de esa agua hacia el Mar Menor. Si no estuviera contaminada, no habría ningún problema. Al estar contaminada, porque tiene un exceso de nitrógeno y de fósforo, contribuye a la degradación del Mar Menor. Lo que hay que hacer es reducirlo, bajarlo de tal forma que no haya riesgo.
Agricultura y ganadería sostenibles
A pesar de que la ganadería y la agricultura intensivas están a la orden del día, la normativa agraria de Murcia, según Luengo, es muy estricta. Se basa, dice, en “garantizar la sostenibilidad o la agricultura sostenible de precisión”. Esto es, explica, “que se aplique el agua y el fertilizante exacto que necesita la planta en cada momento”.
Además, asegura, “obliga a que los agricultores tengan que poner en todo el perímetro de sus fincas setos vegetales para retener el agua, les obliga a colocar sondas de humedad para garantizar que no rieguen ni más ni menos que lo que necesita la planta. La norma les obliga a colocar sistemas de recogida de agua en invernaderos para poder garantizar que no hay ningún tipo de escorrentía de agua. Son muchas las exigencias”.
P.: La ciencia nos dice que es crítico transformar el modelo productivo, especialmente el agrario y el ganadero. ¿Cómo se están tomando los agricultores de la zona las medidas?
R.: Todos mostramos una oposición importante al cambio. Oponemos una resistencia. Los agricultores en ese sentido lo único que quieren saber es qué tienen que hacer, cómo tienen que hacerlo y por eso nuestra obsesión en formar. El agricultor necesita alguien que le asesore, que le enseñe. Por eso lo hemos puesto en marcha ese operador agroambiental.
Esa agricultura de precisión es la agricultura del futuro. Probablemente se copie no solamente en otras zonas de nuestra región, sino en otras regiones del país e incluso en otros países. La sociedad está muy concienciada de que tenemos que garantizar que cuando se produzca un alimento se haga de forma sostenible sin producir ningún tipo de daño al medio.
Sí que es verdad que esto no empieza ahora. La agricultura lleva años transformándose, avanzando y evolucionando. Hay riego localizado, todo está monitorizado, todo muy controlado y hay una limitación muy importante en cuanto al tipo de fertilizantes que se tienen que utilizar. Pese a esa resistencia, pese a ese malestar, los agricultores han entendido que si quieren seguir produciendo tiene que ser de esta manera.
P.: ¿Se está reconvirtiendo el campo lo suficientemente rápido?
R.: Sinceramente, sí. La agricultura y la ganadería están avanzando muy bien; están haciendo un esfuerzo económico muy importante porque todo esto es sufragado por ellos, al ser obligatorio por ley, no se puede llevar a cabo ningún tipo de subvención. Pero también es cierto que muchas de las cooperativas ya se habían adelantado un poco a esto y habían utilizado fondos públicos precisamente para adaptar sus sistemas a lo que actualmente es obligatorio. Están formando parte de la solución al problema.
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P.: Este verano es inevitable nuevos episodios de anoxia en el Mar Menor. Parece que por mucho que se haga, nunca se llega a tiempo.
R.: Efectivamente, pero esto no es nuevo. Este es un tema complejo e histórico. Por lo tanto, si me permites una analogía: nosotros en nuestro país estamos concienciados de qué ocurre cuando arde un monte. Todos sabemos que requiere mucho tiempo para poder garantizar su recuperación.
A nadie se le ocurre que después de arder una sierra se va a meter una máquina gigante, se van a arrancar todos los árboles y a plantar nuevos. No. Se hacen trabajos minuciosos de retirada de maleza, de árboles, etc. y poco a poco se van reduciendo presiones para que el ecosistema vuelva a fluir. Y sabemos que se tardan décadas.
Pues esto es el Mar Menor. Lo que ocurre es que no tenemos experiencia en recuperación de ecosistemas marinos. Porque lo que hay debajo del agua no se ve. Cuesta mucho trabajo explicar todo lo que estamos haciendo y cuesta mucho trabajo explicar cómo va evolucionando la masa del agua, porque no hay experiencia.
P.: Con la crisis que se nos viene encima, ¿dejará el Mar Menor de ser una prioridad para el Gobierno de Murcia? Porque muchas veces desde la política se piensa en términos electoralistas.
R.: Somos conscientes de que esto no es algo que nosotros, los que estamos dirigiendo el Gobierno regional, hayamos causado, porque aquí tenemos el tiempo que tenemos y este es un problema histórico. De lo que sí somos conscientes es de que tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para aportar en la medida de lo posible; para sentar las bases adecuadas que garanticen que en un futuro se pueda resolver.
Esto no es un problema que se pueda resolver en cuatro años ni en ocho ni en doce. Es fundamental marcar esa base. ¿Hay riesgo? Pues siempre hay riesgo. Pero el Gobierno regional lo tiene muy claro: nosotros estamos haciendo un esfuerzo económico muy importante y es fundamental seguir priorizando las inversiones en el Mar Menor.