"Es un mundo salvaje, desconocido. Es lo más parecido a viajar a otro planeta". Son palabras de Ramón H. de Larramendi (Madrid, 1965), miembro de la Sociedad Geográfica Española y uno de los exploradores que mejor conoce los extremos helados de la Tierra. Con más de 40.000 kilómetros recorridos por territorios polares, este aventurero español continúa realizando travesías bajo condiciones extremas.
Al trineo de viento que él mismo ideó, en el último mes, se han unido otros cinco profesionales (científicos, alpinistas y fotógrafos) para navegar una de las zonas más desconocidas y remotas del interior de Groenlandia. Una expedición que les ha llevado a descubrir una montaña de unos 30 metros de altura. Está emergiendo del hielo y, para ellos, es una señal de “alarma” del deshielo acelerado y adelantado que se está produciendo en los polos.
Los últimos datos así lo demuestran. En el Ártico, y concretamente en la región del mar de Barents (al norte de Noruega y Rusia), las temperaturas están “fuera de escala”. Allí, el calentamiento global se está produciendo hasta siete veces más rápido que el promedio global. Un impacto que no se queda ahí, sino que se ha comprobado que influye sobre el clima extremo que estamos experimentando en zonas como Europa.
Larramendi confiesa estar preocupado, además, por los intereses de extracción de recursos y de comercio en la zona que, sin duda tienen un impacto medioambiental. Los recientes acontecimientos, sobre todo en relación a la guerra de Ucrania y las necesidades energéticas, están devolviendo al centro del tablero geoestratégico lugares como el Ártico, zona cero del cambio climático y uno de los ecosistemas más frágiles.
Pregunta: Acabas de regresar de un viaje de un mes por Groenlandia, una de las zonas heladas del planeta. ¿Qué os llevó a ti y a tu equipo a iniciar esta travesía?
Respuesta: En esta expedición teníamos varios objetivos. Primero queríamos hacer una ruta que no habíamos realizado nunca. Queríamos circunvalar el tomo sur de Groenlandia con el trineo de viento, el único vehículo movido por energías renovables. Utiliza la forma del viento para navegar, como se hace por el mar. Además permite llevar carga para realizar investigación recorriendo enormes distancias tanto por el Ártico como el Antártico, que es increíblemente difícil.
El segundo era técnico. Hemos introducido una serie de cambios y mejoras en el trineo de viento. Y luego un componente ambiental, que era llamar la atención sobre lo que está ocurriendo en el Ártico y en Groenlandia en particular.
P.- Y, entretanto, descubristeis algo que no esperábais encontrar.
R.- Sí, hemos realizado el hito geográfico más importante que ha sido el descubrimiento de una montaña en el interior del hielo, cosa que es absoluta y totalmente excepcional. Es la punta de una montaña que está emergiendo, de unos 30 metros de altura más o menos, y que no está en los mapas. Ha aparecido porque está disminuyendo el grosor de la capa de hielo y está a unos 25 kilómetros de la tierra más próxima.
De algún modo, define la alarma y el mensaje de que se están produciendo transformaciones importantes en todo el mundo. Esto es una manera física de verlo, porque a veces temas como el deshielo del Ártico, son difíciles de visualizar, son un poco etéreos. La montaña que hemos descubierto es una prueba más de que no solamente está retrocediendo el hielo longitudinalmente, sino verticalmente. El grosor disminuye. Ahora estamos viendo cuándo pudo haber emergido la montaña. Evidentemente, esto no se ha producido en los últimos seis meses. Si podemos localizar el año en que emergió estudiando las fotografías vía satélite, también será una manera de ver exactamente la disminución de la capa de hielo vertical en el interior.
P.- Llevas viajando más de 30 años a las zonas heladas del planeta. ¿Cómo se han ido transformando estas zonas?
R.- El mayor cambio se ha producido sobre todo en los frentes glaciares. Ahí el retroceso ha sido impresionante, de kilómetros. Luego se han dado otros cambios que no son tan visuales, como es que el deshielo en Groenlandia se ha adelantado. Yo hice la primera travesía en el año 1986. Ahora, en la misma zona, el deshielo es absolutamente brutal. Se ha adelantado más de un mes. De hecho, la expedición que hice de tres años de duración ahora es imposible de realizar, porque gran parte del hielo por el que viajé en invierno, ya no se hiela.
Y luego, por supuesto, ha habido cambios en las corrientes marinas. Zonas en las que no había pesca, ahora tienen, y viceversa. Se han producido transformaciones grandes que han afectado a las comunidades que hay ahí. También está el permafrost, la tierra helada. Las edificaciones que están hechas sobre esta capa que se está deshelando, se están descompensado y están requiriendo una gran cantidad de obras para corregir las infraestructuras o los cimientos de las casas.
P.- Ahora que estamos sumidos en una crisis energética, zonas como Groenlandia se vuelven –aunque ya lo eran– un objetivo estratégico. Es una zona muy rica en minerales y recursos como el petróleo. ¿Qué pueden suponer estos intereses para estos espacios que están sufriendo ya los efectos del cambio climático?
R.- Groenlandia es una zona en la que es verdad que hay un montón de minerales estratégicos y que puede haber objetivos de extracción en ese sentido. Al final, esto entraña un peligro para estas zonas que, como comentabas, están sufriendo ya los efectos del cambio climático. La gran batalla ahora mismo en el Ártico y en Groenlandia es la extracción de los recursos naturales. Con el deshielo del Ártico, se visualiza a corto plazo el que se convierta en ruta de navegación, no ya en el paso del Noroeste ni el paso del Noreste, sino incluso en la ruta transpolar. Por lo tanto, se desplazaría el centro de gravedad del comercio mundial al Ártico. Esto ya se visualiza, y es uno de los grandes peligros.
El segundo riesgo es que, al abrirse [a estas rutas], también se abre a la explotación. El 25% de los recursos naturales del mundo sin explotar están en el Ártico, y entre ellos una enorme cantidad de tierras raras y minerales, digamos, tecnológicos. Ahora estamos justo en el final de una era en la que el Ártico ha estado aislado, pero el cambio es inminente.
P.- Durante la conversación, me has comentado que tienes tu segunda residencia en la parte más cálida de Groenlandia. ¿Has percibido de alguna manera estos cambios de los que hablas?
R.- Sí, ahora se habla mucho de una mina en Groenlandia. Yo acabo de estar ahí. Recientemente, hubo unas elecciones y se decidió que no se iba a explotar esta mina. Simboliza, de alguna manera, todo el interés de las grandes potencias por el Ártico. Por un lado, China está increíblemente interesada en hacerse con estas minas de minerales estratégicos, y lo de Estados Unidos, con la famosa intención de compra de Groenlandia por Donald Trump, corresponde exactamente a lo mismo. Se está convirtiendo en un lugar central por dos razones: la transferencia del comercio mundial al Ártico y la extracción, que va a empezar en breve.
De hecho, con todo esto de la guerra de Ucrania queda un poco camuflado, pero Putin ha dado orden prioritaria de iniciar las explotaciones en toda la zona ártica de Rusia. Ha quedado absolutamente de prioridad nacional el aumentar todos los proyectos de explotación en el Ártico. Entonces, bueno, ahí se ha producido un pequeño cambio. En Groenlandia todavía no están produciéndose estas extracciones masivas, pero probablemente le quede poco tiempo.
Todo esto genera un cambio geoestratégico y ponen al Ártico en una posición totalmente central en el tablero mundial, cuando, hasta ahora, estaba un poco más a un lado. Antes de que se produjera la invasión de Ucrania, se hablaba de la militarización del Ártico y, por supuesto, de las ambiciones rusas en esta zona. Al final, Rusia es la principal potencia ártica con diferencia y tiene desplegado, además, un ejército ártico impresionante. Entonces, todo esto va a acelerar este proceso de colocar al Ártico en el centro del tablero geoestratégico mundial.
P.- Sobre todo por las necesidades que está creando ya la transición energética.
R.- Efectivamente. La presión va aumentando y, bueno, por otro lado, pues obviamente suponen una amenaza más al Ártico, que es uno de los ecosistemas más frágiles del mundo.
P.- ¿De qué manera puede impactar esta mina de Groenlandia que mencionabas?
R.- Esta mina es de uranio y se encuentra muy cerca de la población. El impacto en la zona será brutal y no se puede evitar. Pone en peligro este ecosistema que es súper frágil. En el caso de la mina, en particular, es incompatible con las comunidades inuit. Es decir, es o uno o el otro. En Groenlandia es uno de los temas más polémicos del país, precisamente porque si la mina fuera en un lugar en la costa este de Groenlandia, a 600 o 700 kilómetros de la población más cercana, probablemente lo hubieran explotado, pero es una zona que está habitada, por lo que puede tener un impacto absoluto sobre la vida y la salud de todas las comunidades de la zona. De primeras, es imposible evitar la polución de la radiactividad, por muchos sistemas que se pongan. Está muy cerca de todas las poblaciones, de zonas de granjas... No puedes llevarte toda la tierra que sacas, que son montañas enteras de tierra.
En las últimas elecciones [de 2021], el actual presidente de Gobierno, que es del pueblo donde va a tener lugar la mina, ha ganado por eso. Era una especie de plebiscito sobre mina sí o mina no. Es el tema más caliente de Groenlandia. Cada país tiene su tema, que es el que abre los titulares todos los días en el periódico, pues este es el de Groenlandia. Qué hacer con la mina de uranio del sur de la isla.
P.- La sociedad no es consciente de los daños e impactos que puede tener la actividad humana en zonas heladas como Groenlandia, aún a pesar de que los extremos polares se han convertido en la zona cero del cambio climático. ¿Por qué crees que ocurre? ¿Falta concienciación?
R.- La razón está clara. Está la parte de desarrollo económico. Groenlandia, por un lado, se quiere independizar de Dinamarca. Ahora mismo, es dependiente económicamente de Dinamarca y, claro, esta mina puede pagar esa independencia prácticamente sola. Eso hace que algunas personas vean las cosas de otra manera. Esa es una parte fundamental, la del desarrollo económico. Hay zonas bastante deprimidas, no hay trabajo, hay problemas económicos… así que la mina es una oportunidad de desarrollo. El debate es ese: si los beneficios de otro tipo justifican el precio a pagar.
P.- No sé si crees que este tipo de proyectos, por ejemplo, o el interés creciente geoestratégico sobre la zona pueden llegar a poner trabas a estas expediciones que realizáis a nivel científico o si puede cambiarlas de alguna manera.
R.- En el corto plazo, creo que no, porque viajamos por el interior, por las zonas más remotas. A un plazo que se pueda ver, yo creo que no les afectan. El problema de extracciones está más en la zona costera y en la zona de poblaciones.
P.- ¿Tienes pensado volver pronto de expedición?
R.- El Proyecto Trineo de Viento continúa. Estamos sumidos en el desarrollo de este primer vehículo movido con energías renovables y su adaptación como vehículo de investigación. Tenemos la parte de desarrollo técnico, que el vehículo sea capaz de transportar más gente, más carga y más eficientemente. Y con la intención de poder sustentar un programa de investigación nacional. Obviamente, el objetivo está puesto en la Antártida.
Ya hemos realizado tres travesías por esta zona. De hecho, cada uno de ellos ha sido un un hito de exploración. La primera travesía del continente antártico, por el primer vehículo movido por energías renovables en cruzar el continente antártico. La segunda fue al Polo Sur y la tercera, en 2018, fue la primera expedición científica con el trineo de viento en la Antártida.
Lo que queda ahora es desarrollar la primera expedición científica, pero incorporada al programa nacional. España tiene una oportunidad de ser totalmente pionera. Es decir, nadie está haciendo esto. No hay ningún otro equipo. [El trineo de viento] puede ser una excelente plataforma de investigación que puede liderar España y la ponga a disposición de la comunidad internacional. Ese es el siguiente objetivo: una expedición nacional de investigación con un alto componente científico como plataforma móvil de investigación polar, que es lo que es y es por lo que estamos trabajando.