Alcanzar la neutralidad de emisiones de carbono en 2050 significa llegar a un escenario de equilibrio en el que las emisiones a la atmósfera se compensen con las emisiones capturadas y eliminadas. Este escenario es un hito necesario para la consecución del Acuerdo de París y del objetivo de mantener el aumento de la temperatura global dentro de 1,5 °C sobre los niveles preindustriales.
Un escenario Net Zero requiere ante todo una profunda transformación de los sistemas energéticos, industriales, agrícolas y de transporte, así como de las pautas de consumo y producción. Pero también es una oportunidad para impulsar el desarrollo sostenible, la innovación, la creación de empleo y la mejora de la salud y el bienestar.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha confirmado en marzo de 2023 que "más de un siglo de quema de combustibles fósiles, así como un uso desigual e insostenible de la energía y del suelo, han provocado un calentamiento global de 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales.
Esto ha dado lugar a fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos que han causado impactos cada vez más peligrosos en la naturaleza y las personas de todas las regiones del mundo".
Para apreciar mejor lo que supondría limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C, en comparación con un escenario de, por ejemplo, 2 °C, y por qué es importante, podríamos fijarnos en algunas consecuencias previstas que podrían ser evitadas.
Los datos recogidos hasta la fecha respaldan la evaluación científica de que un calentamiento adicional de 0,5 °C está asociado, entre otros, a un aumento de las sequías, un incremento de los niveles de precipitaciones asociados a fenómenos de ciclones tropicales, el deshielo de la capa de hielo del Ártico, el aumento y la acidificación de los océanos, el riesgo de inundaciones, la pérdida de cosechas y el sufrimiento de la industria turística.
Todas estas consecuencias supondrían un impacto muy significativo para el día a día de la sociedad, y es por ello que el compromiso con el límite de 1,5 °C debe ser máximo.
Para alcanzar los objetivos climáticos fijados para 2050, el cambio debe implicar a la sociedad civil y a todos los sectores productivos, incluido, por supuesto, el sector financiero. El papel que este tiene que desempeñar es sin duda de gran importancia, ya que está en condiciones de dirigir más capital hacia modelos sostenibles y nuevas tecnologías.
Es decir, el sector financiero tiene la capacidad de invertir en empresas que ya están comprometidas con la transición a emisiones Net Zero, y orientar a aquellas que necesitarían desarrollar nuevos planes de descarbonización.
De hecho, cabe destacar que la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) establece que se necesitan entre 1,5 y 3,5 billones de euros anuales entre 2020 y 2050 para que las inversiones climáticas cumplan los objetivos del Acuerdo de París.
Estos datos nos hacen ver la magnitud del cambio que es necesario a nivel financiero y reflejan también la magnitud del impacto que la mitigación del cambio climático supone a nivel social.
Se han puesto en marcha varias iniciativas para abordar los retos mundiales y hacer posible la neutralidad climática en 2050. Un ejemplo es la Net Zero Asset Managers Initiative (NZAMI), a la que Eurizon se unió en noviembre de 2021. La NZAMI se puso en marcha en diciembre de 2020 y actualmente cuenta con más de 315 signatarios, que representan más de 57 billones de dólares en activos bajo gestión, comprometidos a apoyar el objetivo de emisiones Net Zero para 2050 y a respaldar inversiones acordes con este propósito.
Para que las entidades financieras puedan entender como las empresas integran estos objetivos de sostenibilidad en sus modelos de negocio, sistemas de elaboración de informes como la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) de la UE podrían resultar útiles para recopilar los datos necesarios.
Por ejemplo, como parte de la CSDR, las empresas tendrán que facilitar información cualitativa y cuantitativa sobre su modelo de negocio, sobre metas y objetivos de sostenibilidad, políticas, impactos y KPIs relevantes.
Este tipo de medidas consiguen tanto la rendición de cuentas como la transparencia, y serán clave para mejorar la calidad y disponibilidad de los datos no financieros que hoy en día siguen representando uno de los principales retos para los inversores, analistas, consumidores y otras partes interesadas en evaluar los resultados de sostenibilidad de las empresas, así como los impactos y riesgos empresariales relacionados.
Emprender el camino hacia Net Zero significa evaluar la composición de las carteras, comparando los componentes con los criterios de rendimiento y comprometiéndose con las empresas participadas de sectores de alto impacto para influir en sus acciones hacia una transición creíble.
Conseguir la neutralidad climática es uno de los retos más importantes de las próximas décadas, por lo que es crucial realizar esfuerzos globales conjuntos y asignar recursos para superar las barreras y garantizar una transición justa e integradora.
*** Federica Calvetti es ESG Coordinator de Eurizon.