Vivimos un momento de grandes hitos. Los expertos aseguran que, en siete años, seremos capaces de imprimir órganos en 3D y nos comunicaremos con hologramas. Estos avances tecnológicos son, sin duda, importantes, pero ¿estamos avanzando al mismo ritmo en términos sociales?
Para lograr progresar también en este ámbito, la Agenda 2030 nos invita a imaginar un horizonte en el que las sociedades son modernas, pero también inclusivas. Es una hoja de ruta ambiciosa, que busca dar respuesta a los grandes desafíos de nuestra era y construir un futuro sostenible y justo para todos, sin dejar a nadie atrás.
Uno de estos objetivos, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 11, consiste en lograr que todas las personas tengan acceso a una vivienda en 2030. Para materializar este compromiso, los Estados miembros de la Unión Europea, en colaboración con la sociedad civil y las instituciones comunitarias, han creado la Plataforma Europea para Combatir el Sinhogarismo, de la que España es parte.
Su objetivo principal es garantizar que nadie se vea obligado a vivir en la calle por falta de una plaza de alojamiento y que las personas que no tienen hogar pasen por un alojamiento de emergencia o de transición solo el tiempo estrictamente necesario hasta que puedan ser ubicadas en una vivienda estable.
Alcanzar este ODS es un asunto urgente para las personas que están en situación de sinhogarismo en nuestro país. Y es que no tener hogar es la manifestación más extrema de la pobreza y la exclusión en nuestra sociedad, y expone a quien lo sufre a graves vulneraciones de derechos humanos. Vivir en la calle mata: supone tener 30 años menos de esperanza de vida, estar expuesto a temperaturas extremas y sufrir agresiones y delitos de odio, entre otras graves consecuencias.
Además de urgente, es un objetivo perfectamente alcanzable y abordable considerando la magnitud del problema. Para ponerlo en perspectiva, en España, estamos hablando de aproximadamente 37.000 personas sin hogar, una cifra equivalente a la población de una ciudad como Teruel. Ejemplos de países de nuestro entorno, como Finlandia, demuestran que es posible erradicar el sinhogarismo mediante metodologías como Housing First, basadas en el acceso a la vivienda con apoyos.
La receta para lograrlo requiere de voluntad y consenso político, una financiación adecuada y una coordinación efectiva entre los distintos actores involucrados, incluyendo los departamentos de vivienda, servicios sociales y organizaciones del tercer sector.
En la legislatura actual, en nuestro país se han realizado avances significativos para caminar hacia la erradicación de este fenómeno, como la aprobación de la Ley de Vivienda o la reciente adopción de la Estrategia nacional de sinhogarismo 2023-2030. Estos marcos normativos tienen el potencial de sentar las bases para una transformación profunda del sistema de atención al sinhogarismo, pasando de un modelo basado en la gestión del problema a otro cuyo fin sea su erradicación definitiva a través de un enfoque de derechos.
Sin embargo, para poder hacer realidad esta estrategia y cumplir con la nueva legislación es fundamental asignar un presupuesto suficiente y estable para su implementación. Por ello, en la próxima legislatura habrá que continuar con el trabajo iniciado e intensificar esfuerzos.
Afortunadamente, durante estos años de trabajo con las administraciones, hemos podido comprobar que este objetivo trasciende la mera cuestión ideológica, ya que es un compromiso sólido adquirido por la mayoría de nuestros gobiernos en España, tanto a nivel nacional, como autonómico y local.
Desde HOGAR SÍ estamos trabajando con más de 13 gobiernos, todos alineados, con una visión compartida y llevando a cabo políticas públicas sociales y de vivienda que buscan una solución definitiva a este problema.
A nivel internacional, la creación de la Plataforma Europea para Combatir el Sinhogarismo demuestra la apuesta de los Estados miembros de la Unión Europea y la sociedad civil en la búsqueda de soluciones efectivas. En este sentido, desde HOGAR SÍ, hemos activado la cuenta atrás hacia el año 2030, haciendo un llamamiento a todas las fuerzas políticas para que se comprometan con la erradicación del sinhogarismo.
En los próximos días, los representantes de los diferentes partidos políticos se reunirán para debatir sobre las cuestiones prioritarias que afectan a nuestro país de cara a la próxima legislatura. En este contexto, es fundamental que la erradicación del sinhogarismo ocupe un lugar destacado en la agenda de discusión y que se busque un consenso sólido para abordar este grave problema social.
Conseguir que ninguna persona viva en la calle en 2030 no es una utopía; es un objetivo tangible si ponemos en marcha las políticas adecuadas. Ahora más que nunca es el momento de dar una solución a las más de 37.000 personas que carecen de un hogar en nuestro país. Seremos capaces de lograrlo si nos unimos como sociedad, dejando a un lado nuestras diferencias y uniendo fuerzas en un frente común. Juntos, podemos y debemos conseguirlo.
***Marian Juste es presidenta de HOGAR SÍ.