En un momento en el que los niveles del hielo marino están en su punto más crítico, parece que la temprana aparición del agujero antártico en la capa de ozono, cuyo tamaño podría aumentar en los próximos días, podría alterar las temperaturas del océano Antártico. Así lo sugieren las imágenes por satélite captadas por el Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Medio Plazo (CEPPM).
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La capa de ozono, que protege la vida en la Tierra de la dañina radiación solar ultravioleta, se ha ido regenerando en las últimas décadas gracias a los esfuerzos de la comunidad internacional — proyectados a través del protocolo de Montreal de 1989— por reducir la cantidad de sustancias que la dañan. La emisión de estos gases de efecto invernadero provocó un agujero anual de ozono sobre la región antártica.
En un año normal, el agujero suele empezar a formarse a finales de septiembre, alcanzando su punto álgido en octubre antes de cerrarse en noviembre o diciembre, explicó el doctor Martin Jucker, profesor del Centro de Investigación del Cambio Climático de la Universidad de Nueva Gales del Sur, afirma en declaraciones a The Guardian.
Los expertos apuntan que la razón de esta anomalía tendría que ver con la extraña erupción volcánica de Tonga que comenzó a finales de 2021. Tal como informa The Guardian, el agujero de ozono suele ser menor durante los años de El Niño, pero los modelos elaborados por Jucker y sus colaboradores, sugieren que será mayor de lo habitual en 2023, debido a los cambios atmosféricos de larga duración tras la explosión del volcán submarino Hunga Tonga.
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Los científicos ya habían observado que la formación del agujero había comenzado antes de lo previsto. "A fecha de 4 de agosto, la página web de la NASA sobre agujeros de ozono sugiere que la formación está en niveles 'medios' para el día del año", dijo Chris Lucas, de la Oficina Australiana de Meteorología, a The Guardian.
Y, "algunos pronósticos esperan que aumente rápidamente, en los próximos días, produciendo uno de los mayores (para la época del año) agujeros de ozono observados". Y advierte que la última vez que el agujero se abrió de manera tan repentina fue en el año 2000.
Una cantidad sin precedentes
Juncker señaló a The Guardian que la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai inyectó en la estratosfera "una cantidad sin precedentes" de vapor de agua: unas 150 megatoneladas.
"Existe el riesgo de que el océano Antártico se caliente aún más y entonces se derrita indirectamente más hielo porque el agua junto al hielo está más caliente", afirmó Jucker al diario británico.
Y advirtió que este fenómeno podría dar lugar a una oscilación antártica o Modo Anular del Sur (SAM) un cinturón de vientos del oeste de baja presión, circundante a Antártida que se mueve hacia el norte o el sur. "Un Sam positivo desplazaría los vientos más hacia el polo", detalló. Y vientos más fuertes podrían empujar más el hielo.
Escenario impredecible
Y, como se desconoce a qué dirección soplará el viento por la oscilación antártica, "es incierto cómo el actual desarrollo temprano del agujero de ozono antártico afectará al hielo marino antártico" señaló Eun-Pa Lim, investigadora científica sénior de la Oficina Australiana de Meteorología.
Juncker advirtió que este es solo uno de los efectos de un escenario impredecible. Y advierte que el aumento de las temperaturas del océano Antártico podrían continuar hasta el final de la década.
"Al menos ese efecto desaparecerá; no es como el cambio climático, que se mantendrá durante siglos, pero es algo adicional", concluye a The Guardian.