El aumento de los precios de la energía y los alimentos podría continuar durante los próximos dos años. Así, al menos, lo asegura el Foro Económico Mundial (FEM) en su último informe, Riesgos globales para el 2023, publicado unos días antes de la celebración de su encuentro anual en la ciudad de Davos. Esto, explican en el texto, haría retroceder los esfuerzos para combatir la pobreza y la crisis climática.
El aumento del coste de vida, donde también se incluyen los servicios de deuda, es el riesgo más grave al que se enfrenta la economía mundial, según el foro de expertos. Este informe, elaborado en colaboración con Marsh McLennan y el Zurich Insurance Group, destaca que la “ventana para la acción” para evitar los riesgos más serios se está cerrando rápidamente.
Además, el texto recalca la importancia de la colaboración entre países, instituciones y empresas: “Es necesaria una acción concertada y colectiva antes de que los riesgos alcancen un punto de inflexión”.
"El 2023 va a estar marcado por un aumento de los riesgos relacionados con los alimentos, la energía, las materias primas y la ciberseguridad, lo que provocará nuevas perturbaciones en las cadenas de suministro mundiales y repercutirá en las decisiones de inversión", explica Carolina Klint, líder de Gestión de Riesgos en Europa Continental de Marsh, en un comunicado oficial.
"Rivalidad por los recursos"
A corto plazo, además, el FEM recuerda que también predominarán otras crisis, como la agravada polarización de las sociedades como consecuencia de la desinformación, la interrupción de las medidas oportunas para combatir el cambio climático o la guerra geoeconómica entre los países ricos, y entre estos y los más vulnerables.
En esta crisis, la pandemia de la Covid-19 y la guerra ruso-ucraniana han incrementado los costes de la energía y han perturbado las cadenas de suministro. Estos dos acontecimientos son los que más preocupan a los más 1.200 expertos mundiales, responsables políticos y líderes empresariales consultados para realizar el informe.
El informe también analiza la manera en que los riesgos actuales y futuros pueden interactuar entre sí y formar una "policrisis". Es decir, un conjunto de riesgos mundiales conexos con efectos agravantes y consecuencias imprevisibles. Además, indaga en la "rivalidad por los recursos", un posible conjunto de riesgos medioambientales, geopolíticos y socioeconómicos interrelacionados relativos a la oferta y la demanda de recursos naturales, incluyendo los alimentos, el agua y la energía.
Por ello, uno de los reclamos de Davos pasa por que los líderes mundiales tomen medidas de manera conjunta, equilibrando las perspectivas a corto y largo plazo. En esta área, la cooperación público-privada resulta fundamental para fortalecer la estabilidad financiera, la gobernanza tecnológica, el desarrollo económico y la inversión en investigación, ciencia, educación y salud.
A largo plazo: la crisis climática
La incapacidad para mitigar y adaptarse a la emergencia climática, el aumento de desastres naturales, la pérdida de biodiversidad y la degradación ambiental representan 5 de los 10 principales riesgos. La pérdida de biodiversidad se considera uno de los riesgos mundiales que se agravarán más rápidamente en la próxima década.
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"La interacción entre los efectos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la seguridad alimentaria y el consumo de recursos naturales es una combinación peligrosa. Si no se genera un cambio significativo en la política o si no hay inversiones, esta convergencia acelerará el colapso de los ecosistemas”, advierte John Scott, director de Riesgos de Sostenibilidad de Zurich Insurance Group.
Pero recuerda que se debe depositar la confianza en la tecnología: “Los recientes avances en el desarrollo de tecnologías de energías renovables y vehículos eléctricos son buenas razones para ser optimistas".
Una rivalidad preocupante
El liderazgo basado en las crisis y las rivalidades geopolíticas podría generar aflicción social a un nivel sin precedentes. Esto derivaría en un mayor armamentismo geoeconómico y remilitarización, al tiempo que desaparecerían las inversiones en salud, educación y desarrollo económico.
El informe subraya que la seguridad y el incremento del gasto militar podrían “dar lugar a un margen de maniobra en materia fiscal más estrecho para amortiguar las repercusiones de una prolongada crisis del costo de vida”. Y si al final no se llega a producir el cambio de dirección, “los países vulnerables podrían llegar a un estado de crisis perpetuo en el que se verían imposibilitados para invertir en crecimiento futuro, desarrollo humano y tecnologías ecológicas”.
Se espera que un tercio de la economía mundial esté en recesión en 2023. Pero, como señala la directora general del Foro Económico Mundial, Saadia Zahidi, “el clima y el desarrollo humano deben ser las preocupaciones principales de los líderes mundiales”. La cuestión climática es la que más preocupa en el largo plazo, y para evitar el desastre, conclye, “la cooperación es la única manera de avanzar".