A partir del 1 enero de 2023 entrará en vigor el nuevo impuesto al plástico de un solo uso (IPNR), que obligará a las empresas españolas a pagar una tasa extra de 0,45 euros por cada kilogramo de plástico no reutilizable usado.
El objetivo de la medida será el de limitar el uso de plástico no reutilizable por parte de las empresas, que suelen emplear este material para el packaging y el envasado de sus productos y que, con la entrada en vigor del nuevo tipo impositivo, tendrán que buscar otras alternativas.
Los sectores que se prevé se vean más afectados por el pago de este tributo —porque son los que más plástico de este tipo utilizan— son la alimentación, el textil, la automoción, el transporte y la fabricación de componentes industriales.
Algunos productos, como los medicamentos, productos reutilizables y agrícolas y reciclado mecánico certificado, estarán exentos de pagar el impuesto.
A diferencia de lo que ocurre en otros países, donde existe un impuesto similar, en España no habrá una cantidad mínima a partir de la cual se aplique el pago del impuesto. Será obligatorio desde el primer kilo no reutilizable.
Por ello, la base imponible del nuevo gravamen al plástico vendrá definida por la cantidad de plástico no reciclable, expresada en kilogramos, y el tipo impositivo será de 0,45 euros por kilo.
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La norma recoge además que podrán aplicarse deducciones que minoren la cuota, y que, en caso de soportar más impuesto, el contribuyente puede pedir su devolución de forma similar a como se hace con el IVA.
Por debajo de la media europea
En la actualidad, España está por debajo de muchos países de la UE en materia de fiscalidad medioambiental, y la Comisión Europea ha instado en varias ocasiones a nuestro país a revertir esta situación.
De hecho, la recaudación estatal a través de impuestos ecológicos en España ha descendido en los últimos años, pasando de representar un 1,93% del PIB en 2015 al 1,77% en 2019. Durante el siguiente periodo fiscal, en 2020, descendieron a un 1,75%, mientras que la media europea está en un 2,24% del PIB.
Además, en relación con la totalidad de los ingresos fiscales, los procedentes de impuestos medioambientales representan sólo un 4,74%, frente a la media del 5,57% en la Unión Europea.
¿Pagará el consumidor?
Aun así, son muchos los que se quejan del nuevo impuesto, y muchas empresas alertan de que añadirá más presión sobre la inflación que ya estamos sufriendo, debido a que encarecerá los costes de producción de los productos y este se trasladará al precio que pagan los consumidores.
Por eso, el nuevo tipo impositivo supondrá que, al menos durante un tiempo, las empresas productoras tendrán que subir el precio de sus productos para compensar los gastos derivados del pago del tributo, y es probable que los comercios tengan que hacer lo mismo.
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