El guacamayo de Spix formaba parte del catálogo de animales extinguidos en libertad. Su población se consideraba desaparecida desde el año 2000, principalmente por culpa de la caza indiscriminada durante los siglos XIX y XX y la deforestación progresiva de su hábitat natural, la catinga brasileña.
Hace 20 años, por tanto, este exótico ave de plumas azul turquesa descubierto en 1818 y famoso en la cultura popular gracias a la película Río de Disney, se sumaba a la larga lista de especies erradicadas del mapa.
Sin embargo, un grupo de científicos y biólogos conservacionistas salvó algunos ejemplares y, durante décadas, los cruzó para reproducir su especie. La chispa del guacamayo de Spix, último miembro del género Cyanopsitta, se mantuvo viva fuera de los bosques y distribuida en criaderos y zoológicos de Brasil, Europa (el primero del continente nació en cautiverio en Tenerife gracias a Loro Parque Fundación) y Oriente Medio, donde formó parte de la colección privada del jeque y exministro de Cultura catarí Saud bin Muhammed Al Thani, fallecido en 2014.
Tras años de trabajo para mantener viva la especie en diferentes enclaves del mundo hasta lograr alrededor de los 200 ejemplares, se ha puesto en marcha un nuevo proyecto de reintroducción de la especie en sus ecosistemas originarios brasileños.
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Una primera tanda de ejemplares han sido lanzados en dos áreas protegidas de Brasil: el Área de Protección Ambiental del Guacamayo de Spix y el Refugio de Vida Silvestre del Guacamayo de Spix, situados, tal y como recuerda Agência Brasil, en Juazeiro y Curaçá, al este del gigante latinoamericano.
De momento, se han soltado un pequeño puñado de ejemplares para ver cómo es su comportamiento, ya que existe mucha incertidumbre sobre la viabilidad a medio y largo plazo de este proyecto. ¿El problema? Que los guacamayos de Spix no tienen aves de su misma especie que los ayuden a adaptarse al entorno.
Por eso, uno de los organismos artífices de esta "puesta en libertad", el Instituto Chico Mendes de Conservação da Biodiversidade, dependiente del Centro Nacional de Investigación y Conservación de Aves Silvestres del gobierno de Brasil, ha decidido lanzar junto a los Spix ocho ejemplares de maracanás de lomo rojo, unos guacamayos con unas costumbres similares a sus hermanos azulados.
Ellos pueden servirles de maestros para buscar comida, zafarse de posibles depredadores y sobrevivir en un ecosistema plagado de potenciales elementos hostiles.
El objetivo de esta puesta en libertad progresiva, sostienen las autoridades brasileñas, tiene una importante razón de ser: si el primer grupo de guacamayos de Spix consigue adaptarse, serán estos, y no los macaranás, los que podrás ayudar a los grupos de aves que vengan después a sobrevivir en la naturaleza.
Dependiendo de los resultados, a finales de este año y a lo largo del siguiente se liberarán más ejemplares que puedan contribuir a su proliferación y asentamiento la catinga brasileña. De lograrse este ambicioso proyecto, el Spix entraría en la categoría de "animal en peligro de extinción crítico" y saldría de la de "extinguido en libertad", la única fase previa a la extinción total.