La “inusual ola de calor para estas fechas” en la que está sumida la península ibérica ha generado el contexto ideal para que España acoja, por primera vez, la Convención de Lucha contra la Desertificación de Naciones Unidas (UNCCD). Así lo ha hecho notar el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la inauguración de una jornada en la que se conmemora el Día Mundial contra la Sequía en el Museo Reina Sofía de Madrid.
Ahora más que nunca, especialmente en una semana de junio en la que se han alcanzado temperaturas récord, “debemos estar alerta”, ha recordado Sánchez. El presidente del Gobierno ha aprovechado la ocasión para recordar que, aunque hablemos del “calor de forma anecdótica” –diciendo cosas como “nos hemos quedado sin primavera”–, en realidad “estamos ante temperaturas que ya no son una anécdota, y que tienen efectos adversos sobre los recursos naturales”.
Por eso, la mitigación y adaptación al cambio climático se convierte en un factor elemental para luchar contra la desertificación. Una idea que ha estado en boca de todos los líderes de Naciones Unidas presentes en Madrid, entre ellos la de Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la UNCCD, quien ha remarcado que “las sequías son un gran riesgo, pero aún estamos a tiempo de impedir un desastre humanitario”.
Thiaw ha recordado que cualquier país, incluido España, está en riesgo: “Ningún Estado, rico o pobre, podrá evitar las sequías. De EEUU a Australia, de Mali a México, de Madagascar a Canadá, todos estaremos afectados”.
Y es que, como ha afirmado Sánchez, es “imposible negar” tanto la situación como los propios peligros que conlleva la crisis climática. Ha insistido en que “estamos ante una evidencia científica y negarla es un insulto a la inteligencia”. Además, el presidente del Gobierno ha hecho un llamamiento a “hacer frente” al negacionismo: “Ellos hablan del fanatismo climático y de la religión climática, pero no hay mayor fanatismo que negar el cambio climático”.
Sin embargo, la sequía no es sólo una cuestión de escasez de precipitaciones; una de sus consecuencias más directas es la degradación de los suelos, algo que, como ha alertado la keniata Patricia Kombo, fundadora de la iniciativa PaTree y elegida como Héroe de la tierra por la UNCCD, deriva tanto en crisis humanitarias como económicas y políticas.
Millones de personas a lo largo y ancho del mundo corren el riesgo de perder sus tierras de cultivo y sus sustentos de vida. Por eso, ha recordado Sánchez, “si no tomamos iniciativas ahora, no va a haber margen de acción”. El presidente del Gobierno ha insistido en que “el futuro inmediato se resume en una palabra: adaptación”.
Por eso, ha incidido el jefe del Ejecutivo, “tenemos que conseguir ser un país capaz de responder y resolver la adaptación al cambio climático”. Porque pocas cosas hay más urgentes que “aplicarnos para conseguir un planeta más habitable, para las generaciones de hoy y también para las del futuro”.
Y es que, como ha concluido el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, a través de un vídeo, “podemos y debemos revertir esta espiral” sin fin de la sequía, especialmente si ponemos fin a la sobreexplotación de los suelos.
La Convención de Lucha contra la Desertificación de Naciones Unidas que se está celebrando en Madrid se podría resumir en la conclusión de la intervención de Kombo: “Si no actuamos ya, el impacto del coronavirus parecerá nada comparado con lo que sufriremos con las sequías” en un futuro cercano.