¿Estamos listos para el fuego del siglo XXI? Un manual de acción para un mundo en el que reinan los megaincendios
- El periodista y divulgador John Vaillant estudia en 'El tiempo del fuego' el gran incendio de Fort McMurray, Canadá, de 2016, que arrasó casi 600.000 hectáreas.
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El 1 de mayo de 2016 se declaró un incendio en los bosques cercanos a Fort McMurray, la capital de la industria petrolera de Canadá, en el oeste del país. Más de 100.000 personas fueron evacuadas, la ciudad prácticamente quedó destruida, las llamas se prolongaron hasta el 2 de agosto, quemaron casi 600.000 hectáreas de terreno y se llegaron a formar nubes volcánicas, los llamados 'pyrocumulonimbos', de manera que se puede decir que el incendio rozó la estratosfera.
"Tenemos que cambiar nuestra forma de relacionarnos con los incendios. Estamos en un mundo nuevo, que hemos creado nosotros, en el que el fuego se comporta de manera diferente", explica a Enclave ODS el periodista y divulgador canadiense John Vaillant, autor del libro El tiempo del fuego. Historia de un incendio en un mundo más cálido, una crónica del incendio de Fort McMurray publicada en su país en 2023 y que ha llegado este otoño a España de la mano de Capitán Swing.
"Los incendios del siglo XXI arden más rápidamente, más intensamente y por más tiempo. Es decir, arden más grande. Tenemos que entender eso, y asumirlo. Ya no es el fuego que conocíamos", comenta. "Porque aún más peligroso que este nuevo tipo fuego es que no estamos preparados, pero creemos que sí. Ahora se pueden dar megaincendios en sitios donde nunca los ha habido, y países como España, Portugal o Australia, que tienen mucha experiencia combatiéndolos o previniéndolos, pueden encontrarse con fuegos que no saben controlar", añade.
En su libro Vaillant recoge los testimonios de bomberos, vecinos y autoridades de Fort McMurray y Alberta, Canadá, repasando la importancia de la zona en la economía del país y el peso en la industria fósil de Norteamérica. Quiso escribir esta crónica "porque era perfecto para describir lo que está pasando. De un lado, un mundo más cálido y peligroso para vivir. Del otro, una industria petrolera que se sigue comportando como si estuviese en 1980 y no asume la responsabilidad que le corresponde en el estado actual de las cosas".
Un mundo más inflamable
El incendio canadiense se vio favorecido por los fuertes vientos y la sequedad, provocados por el aumento global de las temperaturas, incluso en una zona tan al norte y en un bosque boreal como el del estado de Alberta. Este cambio clave en los ecosistemas mundiales es lo que provoca que sea posible que un fuego se propague tan rápidamente y de forma tan eficaz en un entorno en el que, hasta poco, era imposible.
Vaillant recoge por igual la experiencia de los equipos de emergencia que pasaron días y semanas prácticamente sin descansar para evitar males mayores y la de paisanos que se negaron a abandonar sus casas hasta que la evidencia pudo con ellos, incluidos trabajadores de las petroleras que son motos de la economía en la zona.
"La historia de Fort McMurray me encontró a mí", explica. "Representa una colisión entre las ambiciones de una civilización impulsada por el petróleo, es decir, una civilización impulsada por el fuego, y las limitaciones del planeta Tierra. Es la respuesta de un planeta sobrecalentado, un clima que ha sido energizado por el dióxido de carbono y el metano emitidos por nuestra industria".
Desde que empezó a trabajar en El tiempo del fuego, la actualidad no ha dejado de recuperar el episodio. Incendios en Chile, en Colombia o los de este verano en Australia. "En el libro digo que lo que pasó en Canadá puede ocurrir ahora mismo en cualquier parte del globo, y por desgracia los hechos me están dando la razón", lamenta.
Un optimista informado
"Fort McMurray está muy lejos para algunas personas, pero los científicos del clima y los expertos que lo estudiaron aprendieron mucho de él", añade el periodista. "Entonces, aunque la curva de aprendizaje es lenta y queda mucho camino, creo que como especie estamos mejorando. Desde 2016 o en el año y medio que ha pasado desde que publiqué el libro en inglés, en el que he hablado con mucha gente y comprobado como se trabaja en prevenir".
Vaillant cree que "tenemos un par de superpoderes como Homo sapiens. Uno de ellos es el fuego. Con él somos como Harry Potter con la varita mágica. Hemos aprendido a usarlo para mover coches y aviones, para crear sistemas de calefacción en edificios de apartamentos. Es increíble. Pero de repente se nos ha escapado, y nos preguntamos, ¿el fuego manda o mandamos nosotros?".
Ahí es donde apela al segundo superpoder, el de "sentir empatía y ver a otros en apuros, responder, cuidar y tomar medidas colectivas en beneficio de la comunidad en general, aprendiendo de experiencias pasadas". Sobre el cambio climático en general —y alude a los cambios en el tráfico de grandes ciudades europeas como París, o a la explosión de las renovables en China— pero también en concreto sobre la industria del petróleo, como la de Fort McMurray.
"Con El tiempo del fuego me han invitado a dar conferencias en congresos de compañías de seguros, que no es el lugar donde esperarías que se hablase de esto, ¿verdad?", comenta. "Pero los seguros tienen un papel realmente importante que desempeñar en la forma en que manejamos el cambio climático. Y se están negando a asegurar determinados tipos de proyectos de la industria fósil. Eso es muy importante, es un cambio crucial".
Otro ejemplo es el estado de Texas, en Estados Unidos. "Se parece mucho a Alberta, a la que pertenece Fort McMurray. Un estado muy conservador, muy devoto de la industria petrolera. Ahora mismo, son el estado que lidera en América del Norte el desarrollo de energías renovables. Están introduciendo más gigavatios de energía eólica y solar que California".
Para Vaillant "eso es más que interesante. En parte ocurre por los subsidios del gobierno de Joe Biden, pero también porque son personas prácticas. Algunos dicen que se van a perder empleos, pero entonces ven cuánto se perdió en Fort McMurray, y decides que es mejor invertir en cambiarlos. Eso es aprender de la experiencia y esa es mi esperanza de optimista informado".