Al igual que ocurría con Hallie Parker y Annie James de la película Tú a Londres y yo a California (1998), nacer en un lugar u otro del mundo es de lo más determinante, tanto en la forma en la que las pequeñas crecen como en las oportunidades a las que podrían acceder o no en un futuro.
Sin embargo, pese a que en aquel largometraje de Nancy Meyers todo acaba en un 'final feliz' para las gemelas, muchas niñas no tienen la misma suerte y así lo demuestran las estadísticas. UNICEF indica que más de 130 millones de niñas no están escolarizadas y, cada año, 12 millones se ven obligadas a contraer matrimonio a una edad temprana.
Y es que, violencia, abusos, matrimonio infantil, desescoralización forzada y embarazos adolescentes se han convertido en algo 'de lo más habitual' en muchos países. De hecho, la organización de las Naciones Unidas por los derechos de la infancia informa de que las complicaciones derivadas del embarazo y el parto son la principal causa de muerte de las mujeres entre 15 y 19 años.
La situación de las niñas es un reflejo directo de las desigualdades de género exacerbadas por la pobreza, los conflictos armados y las catástrofes naturales. Así, en muchas regiones, la posibilidad de recibir educación y de desarrollarse plenamente se vuelve casi un sueño imposible.
¿Qué hace que un país sea mejor que otro para las niñas? Hay diferentes factores clave. Entre ellos, la alfabetización femenina, el acceso a la salud materno-infantil, la protección frente a la violencia y el abuso, las políticas de igualdad de género, o las oportunidades económicas.