El tiburón blanco es la especie más temida del mundo. Incluso, cuando lo comparamos con otros animales terrestres que tienen más facilidad de llegar hasta nosotros. Aun así, no es el animal más peligroso de todos; pero sí el de su especie. De acuerdo con las investigaciones, esta etiqueta responde a que se le atribuyen más ataques letales contra humanos que a cualquier otra de su tipo.
La televisión y las películas han sido responsables de que esta fobia sea uno de los más comunes entre la población. Todo ello, añadido a un aspecto de depredador que aumenta la sensación de miedo por encontrarnos con alguno de ellos. No obstante, si hablamos de peligros, el ser humano supone un riesgo mucho mayor para la especie que al contrario.
Los tiburones blancos suelen encontrarse en aguas costeras templadas y tropicales de todo el planeta; sin embargo, en el mar Mediterráneo también están presentes, aunque se sabe poco de ellos y, así como otras muchas especies, están en peligro crítico de extinción en esta zona por la sobrepesca, la contaminación y la destrucción del hábitat.
La investigación
Con el fin de investigar la presencia y biología de tiburones blancos en aguas del Atlántico Norte español, la organización de investigación estadounidense Ocearch ha colaborado con la Fundación Oceanogràfic y otras entidades por primera vez en España para proteger el futuro de la especie.
La última vez que se avistó un ejemplar "blanco" en aguas españolas fue en el año 2018. El ejemplar, de cinco metros de longitud, fue grabado en la costa de Cabrera, por la expedición científica Alnitak. Sin embargo, se cree que estos animales pueden seguir nadando por la zona.
Para poder demostrarlo, el 29 de julio, partió del puerto de Vigo la Expedición Salvar el Mediterráneo hacia el Golfo de Bizkaia y llegó a Bilbao el pasado 10 de agosto. La investigación pretendió abarcar áreas marítimas en las que se han avistado estos escualos, como el propio golfo ya mencionado.
"La presencia de los tiburones en la costa cantábrica es normal, pero no es habitual avistarlos, ya que hay muy pocos ejemplares", explica a EL CORREO Pablo García. Por este motivo, el barco de Ocearch zarpó con 10 investigadores, con el fin de encontrar uno de los ejemplares y realizar una evaluación minuciosa.
Según los investigadores del Oceanográfic, no se tarda más de 15 minutos en realizarla, con el fin de garantizar la seguridad del ejemplar. En la prueba se busca recoger muestras de fluidos corporales, de tejidos y de los organismos que viven en su piel, además de tomar las medidas del escualo.
Para poder realizar un seguimiento preciso de sus movimientos, también tenían en mente colocar balizas inteligentes de posicionamiento y de temperatura; sin embargo, tras la finalización de la expedición, no pudieron avistar ningún tiburón blanco en el Golfo de Bizkaia, solo un tiburón azul de tres metros.
El motivo por el que la expedición navega por las aguas del norte de España, más concretamente las gallegas, se encuentra en dos hipótesis que están tratando de esclarecer. La primera de ellas, la posible existencia de una 'guardería' en el Mediterráneo en la cual las hembras de tiburón blanco dejan a sus crías.
Una 'guardería' de crías de tiburón en el Mediterráneo
No es la primera vez que este concepto se utiliza para referirse a los lugares donde los tiburones 'dejan' a sus crías. En Nueva York, cerca de la costa, en una zona conocida como New York Bight, cientos de crías de tiburón blanco aprenden a alimentarse, navegar y esquivar a los depredadores en una zona que los investigadores creyeron que era la principal y única guardería de tiburones blancos del Atlántico Norte.
Ahora, una de las hipótesis de los científicos que navegan las aguas gallegas es que en el Mediterráneo puede estar pasando algo parecido: "Las hembras del Atlántico podrían estar utilizando el Mediterráneo como una especie de guardería: irían allí a dar a luz y, cuando las crías crecieran, saldrían por el estrecho de Gibraltar", explica Pablo García Salinas, investigador de la Fundación Oceanogràfic, en una cita que recoge El País.
El motivo principal se da, puesto que "algunas especies de grandes marinos eligen bahías y otras zonas protegidas, con menos depredadores, para que las crías pasen sus primeros meses o años de vida", explica Salinas al medio citado. Todo ello añadido a que los avistamientos de estas especies en el Mediterráneo suelen tener en común que son ejemplares juveniles.
Sin embargo, la ciencia no sabe prácticamente nada sobre las crías de tiburón blanco. "Sabemos que son abandonados al nacer, que nunca han cazado antes (…), así que ¿cómo sobreviven? Es realmente un territorio inexplorado en lo que respecta al animal", explica Megan Winton, investigadora científica de Atlantic White Shark Conservancy a National Geographic.
Aun así, esta no es la única hipótesis que se replantean los expertos sobre la vida del tiburón blanco en las costas españolas. La segunda de ellas se da, puesto que es posible que un subgrupo de estos animales "salga del Mediterráneo en busca de presas, quizá siguiendo la migración del atún", informa Harley Newton, jefa de investigación en Ocearch.