Un grupo de investigación internacional dirigido por la Universidad de Bolonia ha logrado secuenciar el ADN del gran tiburón blanco mediterráneo, revelando que este depredador lleva habitando en el Mediterráneo 3,2 millones de años (mucho más de lo que se pensaba) y que están genéticamente más cerca de los tiburones del Océano Pacífico que de sus vecinos del Atlántico.
Además, estos hallazgos han desvelado que el gran tiburón blanco mediterráneo está en peligro de extinción. Todos estos descubrimientos se publicarán en el Journal of Biogeography.
El Gran Tiburón Blanco (Carcharodon carcharias) es el pez depredador más grande en la Tierra, con individuos más grandes que crecen más de 6 metros de longitud y una tonelada de peso.
Se pueden encontrar en las costas de Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, Japón y América del Norte y del Sur, y, por supuesto, en el Mediterráneo. A pesar de protagonizar películas de gran éxito como Tiburón de Steven Spielberg y en varios documentales, se sabe poco sobre su historia.
En particular, los tiburones blancos mediterráneos han sido poco investigados porque durante el siglo pasado su población ha disminuido, lo que dificulta su análisis por parte de los investigadores.
Por ello, los científicos de este estudio intentaron superar este problema recurriendo a museos y colecciones privadas que conservan artefactos históricos hechos de tiburones blancos, como dientes, mandíbulas y vértebras de los últimos dos siglos. Gracias a las tecnologías más recientes capaces de analizar el genoma antiguo, pudieron secuenciar el ADN mitocondrial de varios tiburones blancos del Mediterráneo y luego compararlo con otras poblaciones de tiburones que viven en otros lugares.
"Estos nuevos datos nos permitieron observar la diversidad biológica de los tiburones blancos que viven en el Mediterráneo", explica Agostino Leone, investigador de la Universidad de Bolonia y primer autor del estudio.
Al analizar y comparar diferentes especímenes, el equipo pudo estimar que la población de tiburones blancos en el Mediterráneo comenzó a evolucionar de manera diferente a otras poblaciones afines alrededor de 3,2 millones de años atrás. "Esto demuestra esencialmente que las teorías sobre los tiburones colonizando el Mediterráneo hace alrededor de 450.000 años son equivocadas", asegura Leone.
De hecho, los orígenes de los tiburones blancos mediterráneos van más allá de lo que se pensaba anteriormente. Esto permitió confirmar que estos tiburones blancos están más relacionados con los que habitan el Océano Pacífico que los que viven en el Océano Atlántico. Esta similitud solo puede explicarse rastreando la ruta de colonización del depredador a través de los océanos.
Según los investigadores, los tiburones blancos mediterráneos se originaron a partir de los procedentes del Océano Pacífico. Este último cruzó el Atlántico a través de la vía fluvial centroamericana, antes de que se formara el istmo de Panamá, y finalmente llegaron al mar Mediterráneo.
Hace 3,5 millones de años, la formación del istmo de Panamá bloqueó la vía fluvial entre América del Norte y América del Sur. Esto trajo una serie de cambios drásticos en el clima del Océano Atlántico y, como resultado, muchas especies de peces se extinguieron. El tiburón blanco podría haber estado entre ellos.
Por lo tanto, el Atlántico experimentó una repoblación relativamente reciente de tiburones blancos, tal vez debido a las olas de migración de tiburones blancos de Sudáfrica, de ahí la diferencia genética entre ellos y los tiburones blancos del Mediterráneo.
Pero además, este estudio sobre el ADN de los tiburones blancos mediterráneos arroja un resultado preocupante: el bajo grado de variabilidad genética entre los diferentes individuos de la especie. Esto sugiere que la población de tiburones blancos es bastante pequeña y, por lo tanto, está en peligro. "La población mediterránea de tiburones blancos es probablemente una pequeña comunidad en peligro de extinción", confirma Agostino Leone. "Para salvarlos, es fundamental actuar rápidamente: su extinción sería perjudicial para el equilibrio ecológico del mar Mediterráneo, así como para la situación global ya altamente inestable de estos majestuosos depredadores marinos", avisa.