Amar la biodiversidad marina —y disfrutar de ella haciendo actividades como buceo o surf— pero al mismo tiempo utilizar neopreno puede resultar irónico. Este traje utilizado por miles de personas para realizar deportes acuáticos ha sido durante años la opción estrella como el aliado perfecto a la hora de aislar del frío en algunas aguas. Sin embargo, no es inocuo para el medio ambiente.
El neopreno es un tipo de caucho sintético que se fabrica a partir de cloropreno, un compuesto derivado del petróleo, lo que lo convierte en un material altamente contaminante, tanto en su producción como en su disposición final.
Respecto al primer proceso, el de producción, implica una serie de reacciones químicas que liberan una cantidad significativa de emisiones de dióxido de carbono (CO₂), además de otros compuestos tóxicos. De hecho, se estima que la fabricación de un traje de estas características puede emitir de promedio hasta 80 kg de CO₂, lo que equivale a conducir un coche durante aproximadamente 320 kilómetros.
Además, el cloropreno ha sido clasificado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) como un probable carcinógeno humano, lo que plantea riesgos ambientales y para la salud, tanto para los trabajadores como para las comunidades cercanas a las plantas de producción.
La alternativa: el caucho natural
Frente a esta realidad, más de uno ha intentado de desarrollar una alternativa sostenible con el medioambiente. Y aunque estas reducían la cantidad de neopreno implicado en el proceso, sustituyéndolo con caucho natural, este nunca conseguía una cifra inferior al 20% del material utilizado.
Sin embargo, esta situación ha cambiado con el nuevo lanzamiento de Decathlon. La marca deportiva ha creado una innovadora línea de trajes fabricados 100% con caucho natural, lo que supone un cambio real frente a lo que se conocía en el mercado hasta la fecha.
"Nuestra intención durante muchos años fue buscar alternativas al neopreno, e identificamos a Yulex como un potencial socio. Lo bueno de esta colaboración es que Yulex proporciona el material y nosotros aportamos el peritaje ingeniero", explica Anna Turrel, directora de Sostenibilidad de Decathlon.
Pero, ¿qué lo diferencia del caucho sintético? Principalmente, el cambio respecto a la huella de carbono. Según Turrel, "hablamos de un 80% de reducción de CO₂". Un avance que no solo disminuye las emisiones, sino que también mejora la biodegradabilidad del material, ya que el caucho natural se descompone más fácilmente que los polímeros sintéticos.
Con un producto extraído de la planta Hevea brasiliensis, situada en territorios como Vietnam y Tailandia, esta producción está avalada por sellos como el PEFC (Programa para el Reconocimiento de Certificación Forestal) y el FSC (Consejo de Administración Frostal), asegurando que la materia prima se obtiene de manera sostenible y responsable.
Un futuro de economía circular
Sin embargo, esta no ha sido la única estrategia implementada por la marca deportiva para minimizar el impacto ambiental de sus productos. Han optado por ir un paso más allá y se han comprometido con un modelo de economía circular, lo que implica diseñar productos que no solo sean duraderos y de alta calidad, sino que también sean fáciles de reparar y reciclar.
En este sentido, Decathlon ha establecido talleres de reparación en sus tiendas, donde reparan desde los propios neoprenos a tablas de surf. En el caso de estas últimas, lo hacen a partir de los plásticos que reciben con los stocks. Una medida que también plantean incorporar a Yulex100, el traje con caucho natural.
"Las propiedades del neopreno son diferentes de Yulex y nuestra ambición es mejorar la durabilidad de todos nuestros productos. A día de hoy nos centramos en eliminar el neopreno en la mayor medida posible para encontrar alternativas naturales, pero estas alternativas tienen que ser duraderas", asegura Anna Turrel.
Este es un enfoque que no solo prolonga la vida útil de los trajes, reduciendo así la necesidad de nuevos recursos, sino que también proporciona a los clientes una opción más económica y sostenible a largo plazo.
En cualquier caso, el compromiso de Decathlon con la sostenibilidad no se detiene en la fabricación de trajes de caucho natural. La empresa se ha fijado metas ambiciosas para reducir su impacto ambiental, incluyendo alcanzar cero emociones netas para el año 2050.
Un objetivo que se alinea con el Acuerdo de París y con una serie de medidas intermedias que apuntan a una reducción del 42% de las emisiones absolutas de CO₂ para 2030.
¿Cómo logran estos objetivos? La firma deportiva lo tiene claro, y va a por ello a través de un enfoque holístico que incluye la mejora continua del diseño de productos, la optimización de procesos de producción y la implementación de modelos de negocio circulares.
Una acción que no solo implica la reparación y el reciclaje de productos, sino también la promoción de una segunda vida, recompra y alquileres. "Yulex100 es solo el principio. Nuestro compromiso de transformar el universo de los deportes acuáticos no ha hecho más que empezar", concluye la directora de Sostenibilidad, Anna Turrel.