La aceleración del ritmo de aumento del nivel del mar o la acumulación de temperaturas récord no son las únicas consecuencias que el calentamiento global ha traído a España en los últimos años. También está afectando a su bolsillo. Ya en 2022, estudios recientes confirmaron que el país perdió hasta un 1,8% del PIB debido a la crisis climática. El futuro a medio plazo no es mucho más esperanzador, ya que se espera que sus efectos reduzcan significativamente la renta media en España para 2050.
Así lo asegura un estudio publicado hoy, 17 de abril, en la revista Nature por Maximilian Kotz, Anders Levermann y Leonie Wenz, investigadores del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (Alemania). Su trabajo, basado en la combinación de datos empíricos de más de 1.600 regiones a lo largo de 40 años con simulaciones climáticas de última generación, evalúa los efectos futuros de las alteraciones climáticas sobre el crecimiento económico en todo el mundo.
Según la investigación, la deteriorada salud del planeta está comprometiendo la economía hasta tal punto que, a mediados de siglo, los ingresos globales se reducirán en un 19%. Estas pérdidas se derivan principalmente de la subida de las temperaturas y el goteo de fenómenos meteorológicos extremos —entre ellos, tormentas o incendios forestales, como el que se extiende hoy por Táberna (Alicante)— que no han hecho sino aumentar a lo largo de los años.
En nuestro país, los efectos del cambio climático podrían reducir la renta media en un 17,80%, por encima de las estimaciones previstas para los vecinos Portugal (16,22%) y Francia (13,07%). Pero no solo eso: si se compara con el resto de Estados, España ocuparía la posición más perjudicada de toda la Unión Europea.
Lo particular de este estudio es que, como defienden sus autores, "pone de manifiesto la considerable desigualdad de los impactos climáticos". Por este motivo, si bien se pronostican pérdidas en todos los países, los más perjudicados serán precisamente a los que menor influencia se les atribuye en la degradación del planeta, concentrados principalmente en Asia Meridional y en África.
Así, los autores alertan que las naciones "menos responsables" del calentamiento global —que a la vez son, paradójicamente, las que disponen de menos recursos para adaptarse— sufrirán pérdidas un 60% superiores a la de los países con mayores ingresos y un 40% por encima de los que registran más emisiones.
"Está en nuestra mano decidir: se necesita un cambio estructural hacia un sistema energético renovable por nuestra seguridad y porque nos hará ahorrar", recuerda Anders Levermann, coautor del estudio y jefe del Departamento de Investigación en Ciencias de la Complejidad del Instituto de Potsdam. Porque, de lo contrario, asegura, "mantenernos en este camino llevará a consecuencias catastróficas".
Por su proximidad al continente africano, y por el hecho de que "el factor principal que determina qué regiones sufren más es el calor", no extraña que España se sitúe entre los más comprometidos económicamente. Además, dentro del país, "las zonas más afectadas serán aquellas regiones más calurosas", principalmente Andalucía y Extremadura.
A más calor, menor productividad
"Esto se debe a que la productividad agrícola y, en general, laboral responde de forma no lineal a los cambios de temperatura, con caídas más pronunciadas de la productividad a temperaturas más altas", declara Maximilian Kotz. Trabajar en un entorno demasiado cálido puede hacer que los trabajadores se aletarguen, debido a que el calor puede hacer que el cuerpo pierda electrolitos más rápido, con la consecuente disminución de las habilidades motoras y del rendimiento.
Pero esto no solo podría afectar a quienes se encuentran en lugares abiertos. Una investigación de la Universidad de Exter (Reino Unido), de la que ya informó este periódico en 2023, sugirió que el calor extremo afecta al ritmo de trabajo incluso si el espacio dispone de aire acondicionado. El equipo rastreó las temperaturas exteriores y la productividad de los trabajadores en una fábrica de alta tecnología en China.
Los resultados, publicados en la revista Environmental and Resource Economics, mostraron que a pesar de las condiciones climáticas controladas dentro de la fábrica, la productividad cayó en un 0,83% por cada aumento de 1 ºC en la temperatura exterior. Estos resultados, así como los del reciente estudio llevado a cabo desde Potsdam, proporcionan una advertencia clara a los responsables políticos para que protejan sus economías de las consecuencias negativas de la subida en los termómetros.
Además, como ya advirtió Kotz en un informe que vio la luz en marzo, se espera que el progresivo aumento de las temperaturas afecte a las cestas de la compra en todo el mundo, sobre todo en verano. Como rezan las conclusiones de su trabajo, si la Tierra sigue calentándose al mismo ritmo, para 2035, el encarecimiento de los alimentos podría aumentar entre 0,9 y 3,2 puntos porcentuales por año. También se espera que, en términos generales, la inflación acumule subidas cada 12 meses de entre 0,3% y 1,2% en los próximos 11 años.
El estudio publicado hoy adelanta que, incluso aunque se iniciara una carrera contrarreloj para mitigar sus efectos y las emisiones de CO2 se redujeran drásticamente desde hoy, estos "daños masivos", que podrían ascender a más de 38.000 millones de dólares cada año —seis veces por encima de los costes de mitigación necesarios para limitar el calentamiento global a 2ºC—, ya no podrán revertirse. Aun así, recalcan la necesidad de actuar "drástica e inmediatamente" para que las pérdidas no sean aún mayores en 2100.