Del 14 al 20 de abril, más de tres millones de personas esperan caminar sobre el albero en una de las festividades más multitudinarias del país. Sevilla acoge, de nuevo, su Feria de Abril, con la particularidad de que es la primera que se celebra con la Ley de Bienestar Animal (LBA) vigente. Pensar el Real hispalense supone, necesariamente, imaginar una postal de volantes, farolillos y caballos. Sin embargo, este año cabía preguntarse si, con la nueva legislación, se verían imágenes de équidos exhaustos por el calor.
La respuesta, afirmativa, llegó el domingo por la tarde, ya en el primer día de celebración. Durante el tradicional paseo de caballos, una yegua que tiraba de un carro se desplomó y murió. Había sufrido un infarto fulminante, probablemente fruto del calor. La investigación de los servicios municipales ha certificado que no hubo mala praxis por parte de las personas a su cargo, pero el caso ha sido suficiente para que PACMA vuelva a reclamar una Feria "sin maltrato animal".
El año pasado, el fallecimiento de un mulo ya llevó a los animalistas a instar al Gobierno a que incluyera en el texto de la LBA, entonces en tramitación, la prohibición de usar caballos en ferias y romerías por los "niveles de estrés y malestar" que pueden experimentar en "entornos ruidosos y concurridos", expresaron. Su reclamo fue precedido por una publicación en X (antes Twitter) donde insertaron el vídeo de un caballo, visiblemente agotado, al que un hombre propinaba patadas para que se levantase del suelo.
Pese a que desde sus orígenes a mediados del siglo XIX, la Feria de Abril ha servido como expositor del vínculo entre los jinetes sevillanos y sus caballos, a los que engalanan para la ocasión, los casos de maltrato animal —aunque son pocos— copan titulares cada año y ensombrecen la fama de esta festividad. Este año, como siempre, Sevilla monta sus caballos con normalidad. La reciente ley no prohíbe su uso, aunque sí añadió una serie de matices a petición de los animalistas.
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Qué dice la LBA
En vigor desde el pasado septiembre, la Ley de Bienestar Animal (LBA) no se aplica directamente a los caballos, "salvo que se registren como animales de compañía o de familia", aclara Ofelia de Lorenzo, socia de De Lorenzo Abogados y presidenta de la Asociación Española de Derecho Sanitario, pero lo que sí hace es "dedicar algunos artículos a regular el uso de animales" en romerías y eventos feriados.
En concreto, es el artículo 65 del texto el que alude a estos espectáculos, y establece en su primer punto que los animales deberán presentar "un estado higiénico-sanitario óptimo y tener garantizados durante el transcurso de la actividad unos niveles óptimos de bienestar", explica la experta. Asimismo, De Lorenzo recuerda que todo el que presencie maltrato animal tiene la obligación de denunciarlo ante las autoridades.
Las personas a su cargo tendrán que velar por que estén "en buenas condiciones físicas" y atender a "signos que evidencien la necesidad de descanso, en particular en los meses de altas temperaturas". En este sentido, este año, la capital hispalense llegará a rozar máximas de 31 °C, pero vivirá unas fiestas menos cálidas que otros años al celebrarse en estas fechas —en 2022, por ejemplo, coincidió con el puente de mayo—.
La ley también incluye prohibiciones. Por ejemplo, a que se usen animales "en atracciones mecánicas o carruseles de feria" y en ferias "en las que se identifiquen excesos de temperaturas" o "elementos pirotécnicos". En cualquier caso, tal como el propio consistorio confirmó a los medios en 2023, la presencia de caballos en la feria está regulada por una ordenanza municipal que empezó a aplicarse en la celebración de 2013.
Esta obliga a que todos los caballos dispongan de su propia autorización correspondiente, y quienes quieran acceder con carruajes deben solicitar una autorización a principios de año. Si tienen suerte, recibirán una de las 1.400 matrículas que, por motivos de "seguridad peatonal y fluidez del movimiento" concede el Ayuntamiento. La ordenanza también prevé desde hace más de una década que los animales que entren al Real lo hagan "en buen estado de salud".
Lo que sí cambia a partir de este año es la cuantía de las multas por incumplir la normativa. La LBA contempla las muertes de caballos por negligencia humana como infracciones muy graves, cuyas consecuentes multas pueden oscilar entre los 50.000 y los 200.000 euros. Tales cuantías —considerando que el expediente sancionador que en 2018 la Policía Local abrió contra un propietario por dejar que su caballo muriese sin haber sido alimentado en todo el día podría haber derivado en una multa de 1.500 euros— aumenta significativamente la ambición de las normativas de protección animal.
En declaraciones a este periódico, el Ayuntamiento de Sevilla recomienda "contactar con la Policía Local" ante cualquier situación de maltrato animal. Esta, junto con la Policía Nacional, es la encargada de velar por el cumplimiento de la ordenanza. Igualmente, este año, el Servicio de Protección Animal "reforzará la vigilancia" respecto al estado de los équidos a lo largo de la semana.
El consistorio también confirmó días atrás que "se ha habilitado un punto de atención veterinaria" con vehículos y personal preparado para "asistir cualquier incidencia" —desde caídas y lesiones hasta la retirada del Real— durante el paseo de caballos. Y que, como en ferias anteriores, este año se contaría con cuadras con ducha y abrevadero, servicios que se pueden reservar con antelación.
La polémica de los paseos turísticos
El debate de las muertes por negligencia tiene un largo historial. En 2019, y en 2022 —con el regreso de la Feria tras la pandemia—, los vídeos de un equino sufriendo convulsiones por el agotamiento y otro fallecido en una ola de calor, respectivamente, se viralizaron en redes. Los propios sevillanos recuerdan que no debe compararse el trato del jinete que lleva su propio animal con el que reciben los caballos "de enganche" que también se alquilan y utilizan a lo largo del año en los paseos turísticos.
En Sevilla, la protesta de los animalistas para acabar con las galeras tiradas por caballos no preocupa a los cocheros, si bien ciudades comoBarcelona ya han limitado la circulación de estos carruajes. El pasado agosto, Palma de Mallorca también se sumó a la prohibición y anunció que pasarían a convertirse en vehículos eléctricos. En realidad, esta es una tendencia en alza que ya han emulado capitales de todo el mundo.
En Nueva York, los legisladores de su Consejo Municipal presentaron el año pasado un nuevo proyecto de ley para reducir la presencia de carruajes en Central Park. En Europa, también se ha dejado ver en ciudades muy populares por sus paseos románticos, como Praga, París o Roma. Italia, con la aprobación de la Cámara de los Diputados, se decidió en 2022 a poner fin a este negoció y acordó convertir las licencias actuales en licencias para taxis y vehículos eléctricos.
Sin embargo, es improbable que la capital hispalense ni otras ciudades veteranas en su uso, como Jerez y Córdoba, se sumen a esto. El gremio de los cocheros ha pedido en no pocas ocasiones que se supere este debate y se les deje trabajar. En un reportaje publicado en 2022 por Diario de Sevilla, trabajadores del gremio pedían más seguridad ante las "constantes amenazas" que reciben de quienes rechazan su trabajo. "Incluso insultan a los turistas que viajan con nosotros", declaró uno de ellos.
Para los trabajadores, que aseguraron que cada coche "tiene dos o tres caballos que intercambiamos a diario" y "descansan en las cuadras municipales que cualquiera puede visitar para ver las condiciones de limpieza y atención veterinaria en las que están", esta mala imagen procede de antes del 92, cuando "la situación no estaba tan regulada". Pero, afirmaron, desde la implantación de la ordenanza municipal, "todo cambió; hay un grupo de vigilancia policial, el Grupo Giralda, que ante cualquier anomalía da parte".
En contraste, un informe técnico del 2016, la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (AVATMA), señaló, sobre estos vehículos, que "la permanencia de estos animales durante largos períodos de tiempo de pie cuando no están circulando, es causa de lesiones en tendones, músculos y huesos". También hizo hincapié la sensibilidad de los caballos a los ruidos fuertes, el estrés que les produce el tráfico rodado y la exposición a la contaminación urbana.
Sevilla reclama "más sombra"
En cualquier caso, hay un reclamo que une a cocheros y particulares: que Sevilla tenga más espacios con sombra donde cobijar a los animales del calor. Rocío Morón, periodista sevillana que desde hace años monta a su propio caballo en la Feria, explica a este periódico que los jinetes buscan esos "arbolitos" donde poder ubicar sus animales.
"Una vez entras al Real, esto va por sensaciones. Cuando hace mucho calor, nos paramos más", cuenta. Y añade: "También es fundamental que beban agua. En mi caso, intento evitar los abrevaderos, porque, aunque el agua está fresquita y se desinfectan todas las noches, es cierto que allí beben todos los caballos de Sevilla. Yo, si puedo, le doy de beber con los cubos que me prestan. Las casetas siempre están dispuestas a ayudarte en cuanto te ven vestida de amazona".
Morón lleva meses preparando a su caballo, utilizando la "silla vaquera" con él, que "pesa un poquito más" que la que usa habitualmente para "que se vaya acostumbrando", explica. Si el animal "está hidratado y cómodo, no debe haber ningún problema", dice. Aunque cree que deberían existir espacios de descanso habilitados por el Ayuntamiento. "Lo más cercano y seguro que tenemos para dejarlos es Tablada, a unos 300 metros de la entrada". Allí es donde "los arreglamos antes de irnos con ellos a la Feria".
Ya sean particulares o destinados al ocio, en la Feria y también en la posterior romería de El Rocío —donde diferentes hermandades están recogiendo firmas contra el pago de una nueva tasa de carruajes—, los propietarios deben llevar consigo una serie de documentos, incluidos el seguro de responsabilidad civil, el del caballo, la tarjeta sanitaria y guía de origen. Esta obligación, además, se alinea con la ley de protección animal vigente desde septiembre de 2023.