Adoquín a adoquín y armados con palas y palancas. Así quieren los vecinos del barrio hippie de Christiania, en Copenhague (Dinamarca), poner punto y final a un largo y peligroso idilio con la droga. Hace una semana, adultos y niños se lanzaron a la calle más famosa de esta 'ciudad sin ley' dentro de la capital danesa, Pusher Street, dispuestos a desmantelar el mercado de hachís y expulsar el crimen organizado de sus calles.
Literalmente, los vecinos de este barrio autogestionado decidieron arrancar los adoquines del suelo de su calle más famosa y céntrica, donde en los últimos años las bandas criminales han campado a sus anchas. Con esta reforma de Pusher Street, sus habitantes buscan volver a los orígenes, recuperar el sueño hippie que, en algún momento de los últimos 50 años, se les había ido de las manos.
La posición tolerante y liberal de Christiania hacia el cannabis llevó a la fama a esta zona de Copenhague, autoproclamada libre en los años 70 y que, a su salida, se erige un cartel que reza "Estás entrando en la Unión Europea". Con esta declaración de intenciones, el barrio se convirtió en un experimento en toda regla que en los últimos años ha sido 'invadido' por turistas y, sobre todo, grupos criminales.
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Es de estos últimos de los que están completamente "cansados" los vecinos de Christiania, como ellos mismo explican en la BBC. De ahí, que cuando el hartazgo llegó a un nivel inaguantable, los mismos residentes que se autogobiernan —parcialmente— decidiesen salir a la calle y reconstruir Pusher Street. La mejor manera de hacerlo, al más puro estilo Christiania: entre aplausos de celebración, vítores y arrancando todos y cada uno de los ladrillos del lugar.
Un "momento histórico"
Así, Pusher Street podrá resurgir de sus cenizas para devolverle el espíritu al barrio. Y, sobre todo, la seguridad. Ahora, este camino —ya sin pavimento— de 100 metros está cerrado y los trapicheos que se llevaban a cabo incluso a la luz del día, desmantelados. Sofie Ostergaard, una vecina de Christiania, en declaraciones a la BBC asegura que en los últimos seis años no ha pasado mucho por Pusher Street porque tiene hijos y no se sentía segura.
Los vecinos de Christiania aseguran en medios locales que la 'caída' de la calle de la droga "se siente como un momento histórico". Por fin, vuelven a recuperar su barrio, porque, insisten en la BBC, están "muy cansados de que la gente diga que Pusher Street es Christiania".
Bajo el control del crimen
Aunque la marihuana (y todos sus derivados) no son legales en Dinamarca, Christiania lleva décadas siendo una especie de 'pequeña Ámsterdam' dentro de Copenhague, donde esta droga está aceptada. Durante años, vendedores locales de cannabis y residentes convivían en armonía hasta que, hará más o menos un lustro, las bandas organizadas empezaron a expulsar a los primeros hasta hacerse con el control total de la zona.
Así, empezaron los problemas de verdad: en los últimos tres años se ha venido produciendo una oleada de apuñalamientos e, incluso, tiroteos en los que ha habido heridos graves e, incluso, muertos. El cenit de la situación llegó hace un año y medio: un tiroteo dejó un muerto en la calle y cuatro heridos, sacudiendo por completo el tejido social de Christiania.
En ese momento, los vecinos dijeron basta y empezaron a pensar en posibles soluciones. Y la única con la que estaban seguros de que revertirían de verdad la situación fue la que se puso en marcha el primer fin de semana de abril: levantar el pavimento de Pusher Street y cambiar la infraestructura del lugar" para "construir otras cosas", como explica a la BBC Hulda Mader, residente del barrio.
En un encuentro con medios, Mette Prag, representante de la Fundación Christiania de Freetown, asegura que la violencia que el hachís —o, más bien, "el dinero que hay en él"— ha llevado a las calles les han obligado a expulsarlo de su sociedad. "Por eso, este capítulo debe llegar a su fin", reconoce.
¿Se irán los 'narcos'?
No es la primera vez que los vecinos de Christiania se enfrentan al crimen organizado e intentan expulsar a los traficantes de sus calles. El agosto pasado, bloquearon Pusher Street con contenedores y bloques de hormigón. Los residentes consiguieron mantener a los 'narcos' fuera de la calle, pero en pocos días volvieron a instalarse en ella.
Ahora, hay quien teme que en vez de estar ubicados todos en una zona, se dispersen por todo Copenhague, creando un problema mayor. Eso sí, la policía danesa asegura en la BBC que podrán combatir mejor el tráfico ilegal de droga si las bandas no se encuentran concentradas en un solo lugar.