Antaño un manjar y una carne popular en el país, el consumo de perro se ha convertido ahora en una cuestión que, en muchas ocasiones, es motivo de vergüenza para los jóvenes en Corea del Sur. Han Jeoungae, parlamentaria y exministra de Medio Ambiente del país entre 2021 y 2022, llegó a señalar el año pasado que “cuanto más aumenta el prestigio internacional de la cultura surcoreana, mayor es la conmoción de los extranjeros por nuestro consumo de carne”.
Sin embargo, este pasado martes, tras décadas de intentos fallidos, el país ha puesto fin a esta práctica. Con un inusual apoyo bipartidista, el parlamento aprobó un proyecto de ley para prohibir tanto el consumo como la venta de carne de perro. Entre los defensores más destacados de la prohibición se encuentra la primera dama Kim Keon-hee, con quien el presidente surcoreano, el conservador Yoon Suk Yeol, comparte cinco gatos y seis perros.
La aprobación de esta medida es la culminación de un cambio cultural que se venía gestando el país en los últimos lustros. El consumo de carne de perro es una práctica centenaria en la península de Corea y durante mucho tiempo se ha considerado una forma de mejorar la resistencia frente a los calurosos días de verano.
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Y a pesar de que en su momento culmen de consumo se llegó a sacrificar más de un millón de perros anualmente según los activistas, su consumo actual es prácticamente residual y ha quedado reducido principalmente a personas mayores y a ciertos restaurantes especializados.
Los datos también recogen este cambio de tendencia. En una encuesta realizada por Animal Welfare Awareness, Research and Education, un think tank con sede en Seúl, más del 94% de los encuestados afirmaron no haber comido carne de perro en el último año y cerca del 93% señaló que no lo haría en el futuro. Otra encuesta de Gallup Korea del año pasado mostró que el 64% de los encuestados se oponía al consumo de carne de perro.
Esta práctica se considera cada vez más tabú entre los surcoreanos, especialmente en los jóvenes. Y es que hoy en día muchos surcoreanos no ven al perro como un alimento, sino como un integrante querido de la familia. Según datos gubernamentales, uno de cada cuatro hogares surcoreanos tenía un perro como mascota en 2022.
Además del rechazo cultural, las presiones por parte de los activistas por los derechos de los animales también han ido en continuo aumento en los últimos años. Durante un largo tiempo, han denunciado los crueles métodos de sacrificio como la electrocución o el ahorcamiento. Los criadores y vendedores, por su parte, defienden que se han logrado amplios avances para hacer el sacrificio más humano.
Joo Young-bong, presidente de la Asociación de Productores de Carne de Perro de Corea, señaló esta misma semana en un programa de radio que está de acuerdo con las preocupaciones sobre la salud pública y la crueldad en torno a las instalaciones de cría y matadero de perros. No obstante, propuso como solución reconocer a los perros como ganado y exigir a los productores que cumplan con las normas de seguridad establecidas para el resto del sector cárnico.
Un intento previo de las autoridades para categorizar a los perros como ganado en 2008 se encontró con la oposición vehemente de activistas por los derechos de los animales. Estos argumentaron que tal medida legitimaría el comercio de carne de perro, que hasta ahora no era legal, pero tampoco estaba explícitamente prohibido.
La resistencia al abandono
La prohibición, que fue aprobada con 208 votos a favor y dos abstenciones, entrará en vigor en 2027 tras un periodo de gracia de tres años. Entre las diferentes cuestiones que contempla, esta ley castigará la cría y sacrificio de perros para producir carne destinada al consumo humano con hasta tres años de cárcel o 30 millones de wones (aproximadamente 20.800 euros). El consumo, por su parte, no estará penado por la nueva norma.
Los productores, por su parte, señalan que no están dispuestos a renunciar a su modo de vida. Son Won-hak, miembro de la Asociación Coreana de Perros Comestibles, una coalición de criadores y vendedores, señaló el martes que planean llevar el asunto ante el Tribunal Constitucional del país para cuestionar la legitimidad de la ley.
No es la única medida propuesta. Otra acción desesperada con la que amenazan los criadores es liberar dos millones de perros en las calles de Seúl, la capital del país. Precisamente, en su entrevista, Joo enumeró varios de los lugares de esta liberación: la oficina presidencial, la casa del ministro de Agricultura o las oficinas de los legisladores que presentaron los proyectos de ley, entre otros.
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La cuantía de la compensación a los productores es otro punto de conflicto a la hora de abordar el cese de la producción y venta de carne de perro, algo que ya paralizó los anteriores intentos de prohibir la venta de carne de perro. Aunque el nuevo proyecto de ley contempla compensaciones, estas distan considerablemente de las cifras que buscan los productores.
De acuerdo con la información recopilada por Reuters, los productores solicitan al menos 2 millones de wones (casi 1.400 euros) por perro para compensar las pérdidas de los próximos cinco años, además de cubrir los costes asociados a las instalaciones que dejarán de operar. En respuesta, el Ministerio de Agricultura ha manifestado su intención de consultar a las empresas involucradas para asegurar que mantengan su funcionamiento de manera estable, proporcionando el “máximo apoyo dentro de unos límites razonables”.
Las cifras totales son otra cuestión de desacuerdo con las autoridades. Según estimaciones del Ministerio de Agricultura, en abril de 2022 unas 1.100 granjas criaban 570.000 perros que se servían en unos 1.600 restaurantes. La Asociación, en cambio, afirma que la prohibición afectará a 3.500 granjas que crían 1,5 millones de perros, así como a 3.000 restaurantes que sirven carne de perro.
"Estamos haciendo historia"
La prohibición ha sido acogida positivamente por animalistas, quienes han dedicado años a campañas para poner fin al comercio de carne de perro en el país. Human Society International/Korea, una oenegé animalista que ha llevado a cabo múltiples operaciones de rescate en granjas en la última década, ha descrito el proyecto de ley como un "sueño cumplido".
“Estamos haciendo historia. Nunca pensé que vería en mi vida una prohibición de la cruel industria de la carne de perro en Corea del Sur, pero esta victoria histórica para los animales es testimonio de la pasión y determinación de nuestro movimiento de protección animal”, señaló en un comunicado JungAh Chae, directora ejecutiva de Humane Society International/Korea.
Y añadió: “Aunque mi corazón se rompe por todos los millones de perros para los que este cambio ha llegado demasiado tarde, estoy encantada de que Corea del Sur pueda ahora cerrar este miserable capítulo de nuestra historia y abrazar un futuro respetuoso con los perros”.