Ampliar el ciclo material y reutilizar materiales, contextualizar la historia del lugar y desdibujar los límites exterior e interior. Estas son las señas de identidad de Outdoor Room (La sala exterior), uno de los siete pabellones invitados a la Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Seúl, que se desarrolló bajo el lema Land Architecture, Land Urbanism entre el 1 de septiembre y el 29 de octubre en la capital surcoreana hasta la próxima semana.
Una estructura de cuatro paredes fabricadas en madera donde las barreras físicas que delimitan el espacio público y el privado a la que está acostumbrado el ser humano se desvanecen. Esta sería la definición de la obra que el estudio salazarsequeromedina ha levantado en uno de los escenarios en los cuales el abandono ha borrado la memoria histórica de la ciudad: la Songhyeon Green Plaza.
Este espacio, en el distrito de Jongno-gu, abrió sus puertas al público hace un año, tras 110 largos años de clausura. Antaño, el Songhyeon-dong, formaba parte de un pinar del jardín del palacio real. Durante la segunda mitad del siglo XX, el lugar sufrió una transformación para convertirse en un símbolo de la ocupación militar estadounidense.
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"Tras la liberación del dominio colonial, el lugar fue ocupado por la embajada de EEUU y luego cambió de propietario varias veces", señalan los organizadores en el portal de la bienal. Así es como permaneció inactivo y bloqueado. Este solar virgen se mantuvo prácticamente intacto al tiempo que la erigían y destruían los edificios de la capital surcoreana. En 2021, el Gobierno Metropolitano de Seúl ordenó remodelar el lugar para recuperar su valor histórico.
Este rico paraje verde ha sido el escenario, junto al Salón de Urbanismo y Arquitectura de Seúl y el Salón de los Ciudadanos de Seúl, de una de las grandes citas del mundo de la arquitectura que ha reunido a representantes de 65 países, 132 equipos, 31 universidades y 29 entidades públicas extranjeras.
"Tanto para la gente de Seúl, como para los visitantes, ha sido un gran hito celebrar el acto en este lugar", explica Juan Medina (Madrid, 1989), arquitecto cofundador de la firma salazarsequeromedina y profesor en la Universidad de Tulane.
"Un lugar con significado"
Y, como han hecho gran parte de los arquitectos invitados, Medina, junto a sus socios Pablo Sequero, Laura Salazar y Frank Barkow, han incorporado la historia de este lugar en su creación. "Tiene la memoria borrada porque se ha derrumbado todo lo que ha ido habiendo ahí a lo largo del tiempo y de repente se le han quitado los muros que lo cercaban", cuenta este arquitecto madrileño. Pero defiende que lo que un viandante podría percibir como un parque, "es un lugar lleno de historia".
Un cuadrado fue la forma escogida para esta propuesta arquitectónica. "Decidimos que la mejor forma de poner en valor el lugar era enmarcar un pedazo de tierra", explica Medina. Pero no se trata de una estructura fija, porque si lo fuera, no habría forma de acceder a su interior. "Es un cuadrado aparentemente hermético, pero al inclinar las paredes se abren las esquinas y se puede acceder".
Un portazo a la arquitectura efímera
Este año el leitmotiv de la Bienal de Seúl era la sostenibilidad y la sintonía con los rasgos geográficos naturales de la ciudad. Una Arquitectura terrestre, urbanismo terrestre, ciudad de montañas, vías fluviales y brisas de viento: dibujo de los próximos 100 años de Seúl, tal como reza su lema. Esto es algo que el estudio salazarsequeromedina ya tenía en su ADN.
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En cuanto el reputado arquitecto estadounidense Frank Barkow —que también ha colaborado en el proyecto— extendió la oferta de participar como invitados en la bienal, Medina, Sequero y Salazar-Altobelli, emprendieron la búsqueda de los materiales con los que darían forma a Outdoor Room. "¿Qué es un pabellón?", se cuestionó Medina en su conversación con EL ESPAÑOL. "No queremos que sea una cosa que se construya y se destruya después de la bienal", replicó.
Por suerte, recuerda, la comisaria de la Bienal, Sara Kim, estaba a punto de desmontar un pabellón. "Tomamos la iniciativa y le dijimos que queríamos usar el material de su pabellón para el nuestro y que así haya un ciclo de vida mucho más largo". Así es como entienden la ecología. Y así, teniendo en cuenta los límites del material y sus dimensiones, idearon el marco de su trabajo.
El arquitecto defiende que la elección de estos materiales —esencialmente de madera—, recuperados de la exhibición Faraway del estudio de Diagonal Thoughts de Kim, "fue una decisión de principios". Y recalca que no es especialmente barato desmontar y reutilizarlos. Pero el esfuerzo económico no debe ser una rémora para hacerlo. "Hay que creer en ello", defiende.
Si bien gran parte de la estructura se construyó a partir de los materiales reciclados, algunos elementos requerían nuevos materiales. Para esos casos, señala Medina, se utilizó la madera más barata, el contrachapado. Este elemento se complementó con la chapa ondulada para formar la fachada del faldón. Y dentro se montó un jardín con flores y juncos. "Lo que hemos intentado es que sean plantas locales y de fácil acceso", señala Medina.
Un jardín sin techo
"Estamos siempre acostumbrados a que cuando accedes a un recinto esté cerrado", explica Medina. El diseño de Outdoor Room pretende precisamente romper con esta arraigada dialéctica del urbanismo moderno. Y para ello bebe del pensamiento del reconocido arquitecto moravo Bernard Rudofsky. Para este referente del urbanismo, el jardín era la parte más importante de la casa.
Rudofsky llegó a afirmar que nunca se podría dominar el clima: "nadie podría decir que hemos llegado a un acuerdo con el exterior", escribió en su ensayo The Conditioned Outdoor Room, publicado de 1955. A este arquitecto le preocupaba la adopción de un modelo de arquitectura que se fundamentara en la dialéctica interior-exterior. Y afirmaba que esta sería una expresión del autoengaño cultural.
Por eso, propuso recuperar la idea de los espacios exteriores que se funden con el exterior, tal como se hacía en los jardines de Pompeya. Y la herramienta para hacerlo son los muros, que dan sombra y desafían al viento. Y así lo ejemplificó en la actual Casa Rudofsky en Nerja (Málaga), su residencia de verano construida sobre la zona de Cortijo de San Rafael, cerca del municipio de Frigiliana.
Esta nueva concepción de jardines convertidos en espacios personales que dan sensación de confort y privacidad podría sustituir a los jardines modernos que, según Rudosfky, eran espacios desaprovechados que no aportan nada al aspecto de un hogar y que pertenecen más a la calle que a la casa.
Ensalzar los elementos domésticos
Dos elementos —uno interior y otro exterior— dotan a la estructura retráctil del Outdoor Room de su atmósfera doméstica: una chimenea, pegada a uno de los lados, y una ventana circular. Medina recuerda que en español, la chimenea también se conoce como el hogar de la casa. Y señala que tanto su posición como la del jardín que encierran las cuatro paredes, son intencionadas: "Queríamos que el espacio no girara alrededor de estos elementos para no generar una sensación de monumentalidad".
Al pasear por el camino que lleva al pabellón se puede ver la chimenea por encima de las paredes. "Así es como aparecen las chimeneas en las casas de las aldeas", explica Medina. Esto refuerza el sentido doméstico de la habitación, es algo muy evidente, añade Medina: "Cuando ves una aldea con chimeneas echando humo, sabes que ahí hay alguien viviendo".
En cuanto a la ventana circular que se aprecia en una de las paredes, Medina afirma que, como la chimenea, es un elemento doméstico. Solo faltaría una puerta para tener los tres elementos que conforman una casa.
"La intención era recalcar que se trata de una estructura tectónica", explica Medina. Y en arquitectura, este término se aplica a las construcciones en las cuales, entre otras cosas, "se pueden identificar los elementos que las componen". "Nos gustaba mucho que se viese la superposición de materiales y las distintas capas y colores de los materiales reutilizados", añade.
Esta idea, cuenta Medina, es la que abarca el concepto Assembly, Disassembly & Reassembly. "La piel permite ver cómo todos esos materiales son muy fáciles de ensamblar y desensamblar: sencillamente se desatornillan y ya tienes una chapa, unas correas de madera, unos pilares de madera y tienes unos contrachapados que cubren la estructura", detalla el arquitecto.
Al final, se trata de "dar una nueva vida y evitar desecharlo y convertirlo en basura". Medina adelanta que un alcalde de una localidad surcoreana ya ha mostrado interés en reconvertir los materiales utilizados en Outdoor Room en un nuevo pabellón.