“Nos encontramos ante un incendio que no se ha dado nunca en Canarias”, señaló este jueves Victoria Palma, meteoróloga y asesora del Cabildo de Tenerife, sobre el incendio declarado el pasado martes en los montes del municipio tinerfeño de Arafo. Las llamas ya han arrasado más de 2.600 hectáreas en un perímetro de 31 kilómetros en una de las zonas naturales más importantes del archipiélago canario. Ya son cinco los municipios afectados y 7.600 personas han sido evacuadas o confinadas.
La crudeza del fuego “fuera de control” durante más de dos días seguidos y con una columna de humo de hasta seis kilómetros de altura es algo inédito en la isla. Esta altura, señaló Palma, se mantuvo por la noche, algo poco habitual, ya que durante este momento del día, lo normal es que desciendan.
Por el momento, tal y como confirmó Fernando Clavijo, presidente de Canarias, los trabajos para combatir las llamas son efectivos, si bien se están llevando a cabo con cierta dificultad debido a que "la evolución meteorológica no ha sido la esperada”. “Se trata del incendio más complejo que se ha producido en los últimos 40 años”, recordó en una de las declaraciones recogidas por Efe.
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La gran preocupación ahora es que el incendio “está creando su propia meteorología”, aseveró Palma. Y es que la gran capacidad del fuego para crear pavesas —trozos de material incendiado que se transporta por el viento— incrementa el riesgo de que se generen nuevos focos secundarios de llamas, algo que ya se ha dado en varias zonas contiguas.
Una “catástrofe” natural
Algunos expertos medioambientales como José Carlos Herrero, técnico superior de Educación y Control Ambiental y técnico deportivo de Montaña de Tenerife, ya califican el fuego como una “catástrofe natural”. Para este especialista, una de las grandes razones es por la importancia del bosque que se está quemando: el parque natural Corona Forestal, el mayor espacio natural de toda Canarias.
El parque abarca 17 de los 31 municipios de Tenerife: La Orotava, Costa Adeje, Los Realejos, Vilaflor, El Tanque, Santiago del Teide, Candelaria, Icod de los Vinos, La Guancha, San Juan de Rambla, Güímar, Arico, Arafo, Guía de Isora, Granadilla, Fasnia y Garachico.
Con una extensión de casi 50.000 hectáreas, este parque posee un gran valor gracias a la gran cantidad de especies de flora y fauna endémicas que alberga, muchas de las cuales están protegidas. Además, actúa como una barrera protectora del Parque Nacional del Teide. “Si miramos un mapa, es casi un círculo perfecto que bordea el parque”, recuerda Herrero.
El pino y el pinzón azul, las más amenazadas
Un incendio de tal envergadura pone en riesgo a la flora y fauna de la zona, algo que ya ha confirmado Rosa Dávila, presidenta del Cabildo de Tenerife, en una rueda de prensa durante la tarde del jueves. “Ha tenido un impacto grande en el ámbito de los animales”, señaló.
Entre otras especies amenazadas, Herrero señala al pino canario, endémico del archipiélago, como una de las principales especies que se ve afectada por el incendio. No obstante, para el experto, la gran resistencia de estos árboles gracias al espesor de su corteza —que puede alcanzar los 18 centímetros— es un motivo para la no perder la esperanza.
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“Si el fuego es muy potente, podría matarlo, pero en muchas puede estar vivo a pesar del fuego”, señala el experto. Y es que recuerda que en uno de los casos recientes, la erupción del volcán de La Palma, “se pensó que un montón de pinos habían muerto, pero el interior de la corteza estaba vivo”. En tan sólo un año, un brote verde puede salir del tronco.
La otra gran especie amenazada es el símbolo animal de la isla de Tenerife: el pinzón azul, una especie que aparece en el Libro Rojo de las Aves de España como “Casi Amenazada” y como “Vulnerable” en el catálogo español de especies amenazadas. “Es un ave endémica de Tenerife que suele poblar mucho los pinares y se va a ver bastante afectada por el incendio”, afirma Herrera.
Si bien, tal y como señalan desde la oenegé SEO Birdlife, es una especie que se encuentra “bien distribuida y su población se halla en aumento”, además de a los incendios, en los últimos años se ha enfrentado a numerosas otras amenazas como la tala y extracción de madera o la caza furtiva. El incendio, por tanto, podría amenazar aún más su población.
Un ejemplo reciente y preocupante es el del pinzón azul de Gran Canaria (Fringilla polatzeki), que se encuentra en peligro crítico de extinción por la gran amenaza que suponen los incendios para su hábitat. El incendio que se produjo en 2007 en Inagua, que arrasó casi 20.000 hectáreas, dejó a esta especie al borde de la extinción.